30.9.03

No olvido la noche en que un escitor de talla conocida pretendió desarrollar un tallercito de escritura. Su cátedra:

1.- Comenzó con una lista de lo que él decidió que eran las obras fundamentales de la literatura, divididas en dos columnas: obras universales y obras contemporáneas. Al término de la lista, esperó a que todos la copiaran y puntualizó: para poder ser buen escritor hay que comenzar por leer todos estos libros.

Les juro que eso nos dijo.

Posteriormente, sacó su acordeoncito de ejercicios tomados de la cátedra de David Mamet, planteó dos escenarios distintos para desarrollar una trama narrativa y dijo: escriban.

Escuchó "con atención" las lecturas que los aspirantes a publicar en Tusquets tenían que decir y en ese momento decidí buscar mejores maneras de perder el tiempo.

Afortunadamente, Bibiana y yo tenemos sentido del humor, así que jugamos al juego de a ver quién encontraba la mejor manera de salir de ese salón. Fuimos embarazosamente obvios, y hasta la fecha no recuerdo si, al salir del salón, nos enfrentamos a un viento agresivo o simplemente a la lluvia.


Todo, la vida, y una novela, pueden comenzar así:

3.- Nací. Vivo. Después moriré.

90.- Fueron los mejores tiempos, los peores de la vida. Abundancias y escasez, amor y odio replegado en los ojos de un niño que pide un poco de paz.

29.- Dicen que Don Augusto Morales nunca había visto el mar.

1.- Y pensar que todo comenzó al interior de esta oficina.

512.- Las sombras del mundo me persiguen.

12909.- Recuerdo la última vez que vi a Edward Gains.

73.- Su nombre era Nubia y tenía en sus muslos el poder del deseo.

0.- Anoche llovió.

18.- Fue un doce de septiembre cuando las manos de Alberto por fin vieron la luz del mundo.

46.- Desparramada en el asiento trasero de un eco taxi, la madre respiraba los humos de la ciudad mientras buscaba la mirada de su recién nacido.

100.- Todos nacimos para matar, de vez en cuando.

87.- El huracán perdió lentamente su vida mientras el Galeón de los Damasco filtraba su presencia magnánime por entre la niebla de un mar inhóspito.

234.- Comencemos por recapitular los hechos acontecidos aquella tarde, en que Don Julio Escárraga, secretario obsoleto de cuerpo breve y voz de hamster adormecido, descubrió dos ranuras en su mente, que le permitían viajar a través del tiempo.


Quien valora estos comienzos como un camino hacia la estructura de una novela, es un imbécil que pretende establecer parámetros de acción y fórmulas arbitrarias para explicar el mundo.

Quienes pretenden visiones totales para la explicación del mundo, recurriendo a cánones, leyes o principios basados en una concepción estética de la forma de la novela, son aún más estúpidos. Porque creen que sus "obras" lograrán la misma trascendencia que las obras del pasado, mismas que no se permitieron regir por cánones preestablecidos de formación.

Beware of the canon. Cuida que tu palabra no se convierta en institución. Las instituciones corrompen la médula que le da espíritu al orden creador.

Puedo comenzar una novela diciendo: Voy a meterla por el "crack" de tu culo, a ver si así dejas de ser tan anal.

No hay nada peor que un escritor provenga de antecedentes "nerds", que haya sido el oscuro sujeto sin nombre sentado en el rincón del salón, callado y pasivo agresivamente complotando la idea de que es mejor que los demás.

Primero se comienza con un buen trato social. Después aprende a completar tu visión del mundo. Si no has vivido con vividores, si te la has pasado platicando con personas de "tu mismo nivel intelectual", si esperas que el mundo comprenda tus loas y odiseas verbales, si no te has sentado a comerte unos tacos con el vecino o con el que ves pasar en bicicleta rumbo a su trabajo todos los días, si nunca le mentaste la madre a un policía sin ser "clever", si nunca has sido abrazado por aquel amigo que daría sus manos pa' que sigas escribiendo tus cosas, si eres de los que se queja porque no entiende el graffitti, si todos y cada uno de tus sentimientos los reduces a fórmulas y raciocinios que reflejan tu propio mecanismo de defensa, si eres todo eso, puedes muy bien tirarte por el "crack" de tu propia invención, y esperar a que las llamas del tiempo incineren tu obra, porque NO VALES LA PENA! Eres más anacrónico que una videocassetera beta, y con mucho menos valor kitsch.
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