5.4.05

Insistiré en esto hasta que me salgan un poquito más de canas: hubo un momento en la era más álgida de la producción cultural postmoderna donde no todo era ni sospecha ni pastiche ni artificio. Hubo un momento donde se llegaron a plantear posibilidades. La única diferencia es que el impulso provino de una meditación menos "programada" que la del modernismo, distinguido por plantearlo todo en términos de agenda.

Es lo que distingue a un Tarrantino de un Lynch, a un Camper Van Beethoven de un Nirvana, a un Don DeLillo de un Foster Wallace. Por ahí va la cosa.

No comments: