4.10.05

Beckettiana
Primero, la explicación. El teclado de mi laptop (extensión de mis brazos, responsable de nuevos ritmos prosísticos y no menores desplantes de niño frente a la pantalla) tiene un pequeño "glitch". La tecla de la letra "o" se desprendió de los ganchos que la sostienen. . .digamos que suspendida entre la base del teclado y el botón que acciona la impresión de la imagen de la letra en la pantalla, sistema --imagino-- configurado por algún ingeniero, quien advirtió la búsqueda del usuario por un teclado que fuera noble con los movimientos de los dedos, que mezclara la sensación agradable del golpe del teclado de una máquina de escribir, con la sensación de ligereza que proporciona la producción de texto con la mnemotecnia digital.
Y el problema es que todo el proceso manual de escritura se circunscribe, de ahora en adelante (ay! a mí que tanto me gusta darle vueltas al asunto!, pasión histérica por los enunciados largos, producto de la rapidez que otorgan los teclados de computadora) al modo como tecleo la o. Puedo advertir que, de cada cinco "os" que ven ustedes en este texto, tres de ellas son el resultado de una concienzuda observación de la tecla antes de ser tecleada. Es un poco irritante, porque ahora, estoy hiperconciente de la cantidad de "os" que se escriben en un enunciado, y cada que eso sucede, tiendo a suprimirla. No quiero hacerlo, como podrán notar (de estas últimas cuatro "os", tres de ellas me causaron problemas: el teclado se desprendió, tengo que regresar a la tecla, apretarla delicadamente con el dedo anular de la mano derecha, para que vuelva a engancharse en su sistema amortiguador de golpe), pero por otro lado, estoy conciente de los estragos que puede causar esta pequeña reconformación de la manualidad al momento de escribir. Puede ir desde una breve atrofia del hombro derecho hasta una irrupción al ritmo de prosa que practico desde hace buen rato.
Y aparte, tengo que terminar mi tesis.