7.8.06

Este es
el espacio perefecto para el dibujo de la tristeza...para trazar el mapa de los días y las lluvias. Un tren descansa a mitad del camino, y tú observas desde la ventana de tu choza...
hacia los vidrios empañados en los vagones
observas la mirada de una mujer...mujer que arroja su mirada hacia la hierba... asciende poco a poco. . .su mirada se asoma a tu choza
divisa tu ventana
divisa tu mirada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .y el tren reemprende su camino
las gotas en el vidrio del vagón se escurren, ella escribe un mensaje en la ventana empañada. Lees el mensaje, lo contemplas en silencio. Y te sonríes para ti mismo.
Este es
el sitio perfecto para las ofrendas y las imágenes. . .el encantamiento y desencantamiento de las palabras que no se dicen, aquello que él prefiere que descanse en su mirada. Ahí se encuentra ella.
Pero no es ella sino la avenida donde por primera vez la encontraste. O mejor dicho, donde por primera vez quisiste encontrarla. Sólo sabes que se llama C.
Ella hablaba en tu imaginación, hablaba en esa caseta telefónica, la que está en esa avenida de tráfico veloz, de hombres con periódicos en brazos y mujeres que platican animadas detrás de lentes oscuros. Nubes sigilosas de humo de cigarrillos, una estela justo por encima de los transeúntes. El ambiente es de verano brillante en europa. muy probablemente Londres. Ella hablaba en esa caseta y el humo de sus palabras se pierde con el sonido de los autos
. . . . . . . . . . . . . . . . .se escucha a lo lejos una sirena de la Interpol, el rechinido de columpios en el parque detrás de ti
. . . . . . . . . . . . . . . ladridos de un pequinés
. . . . . . . . .el timbre de un edificio de departamentos. . . . . . . . . . . . . . . .neumáticos splash pasan por un charco. . . . . . . . . . . . . . . . .mirada perdida del señor vendedor de revistas. . . . . . .ella dentro de la caseta telefónica, hablando sin hablar, hablando en tu imaginación. . . . . . . . . un hombre en bicicleta, tan recto en su modo de conducir que no pocos sonríen. . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . unas monjas dirigiendo un grupo de niños hacia el museo del otro lado de la calle.
Ella habla ininterrumpidamente, con un rostro de preocupación. Dibuja en ese espacio una felicidad que se pinta en sus ojos como tristeza. Le dice a la persona del otro lado de la línea, todo lo contrario a lo que dice su rostro.
Cuando dices lo que no quieres decir, tu boca tiene que imitar el contenido de lo que dices. . .de manera que si es algo alegre, tus ojos pueden derramar sus lágrimas pero la boca debe mantenerse sonriendo.
. . . . . . . . . . . . . . . . .de todas formas
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .es muy probable que esa persona con la que C. habla imaginariamente haya descubierto cómo ella esconde tu tristeza.
así que por eso te diriges a la caseta telefónica,
donde ella está, en tu imaginación.
la tomas del brazo, alteras su estado un poco. En su rostro se desdibuja lo que había estado fingiéndose.
C- me acabo de llevar un susto contigo
Tú- ven. salgamos de este cuento.