12.2.07

Puede ser muy simple: una historia de amor amarrada con las ataduras incómodas de la tragedia cotidiana, aunada a imágenes que remiten a un sentimiento de congoja, por lo que yo considero desde el principio la libertad que quisieron tener dos personas para decidir su destino, y que por cuestiones que nada tienen que ver con la vida, no pudieron ser así.


Y estamos acostumbrados a las historias de amor que terminan en tragedia. Esta historia puede pasar desapercibida. De hecho, quiero imaginar que ha rondado por las veredas sutiles de internet, y que el efecto que produce depende del modo como es presentada, y que hay infinidad de historias, donde "el amor triunfa", donde "el amor prevalece", donde "el amor fue imposible en tiempos de tragedias cotidianas".
Hasta parece que presento estructuralmente la historia para despegarme un poco de los sentimientos que me produce:
Una mujer y un hombre se aman en un mundo que quiere separarlos. Y finalmente los separa. Veamos qué nos dice:


Admira y Bosko nacieron a finales de la década de los sesenta. Su hogar era la sublime y agraciada ciudad de Sarajevo, cuyo espíritu de armonía multiétnica había impresionado tanto al mundo, que cuando el mundo la visitó durante las Olimpiadas de Invierno en 1984, fue nombrada “el espíritu de Sarajevo”. Admira y Bosko veían películas de Spielberg; escuchaban a Iggy Pop; iban a una disco todos los sábados por la noche y fantaseaban con viajes a París o Londres. Admira y Bosko estaban enamorados. Y de pronto, en su hermosa ciudad, en la cual los croatas, los musulmanes y los serbios habían vivido en paz durante décadas, fue asediada de un ejército brutal que no creía posible este tipo de paz.

Los invasores serbios ya habían sitiado otros pueblos y aldeas bosnias. Todos habían escuchado del terror que ellos habían generado ahí. Una vez que tomaban un pueblo, llegaban a las casas de serbios, sacaban a fuerza a los hombres, y los obligaban a asesinar a sus vecinos o amigos musulmanes. Si se negaban, eran asesinados. En poco tiempo, los serbios de Bosnia dejaron de rehusarse. La paz entre las líneas étnicas se desmoronó, conforme las amistades que venían desde generaciones atrás eran envenenadas con el asesinato, y el odio comenzó a enraizarse con las víctimas así como con los victimarios. En cierto modo, sabías bien que el demonio estaba riéndose en alguna parte.

Bosko, que era serbio, no huyó a Serbia por su seguridad, quedándose con Admira, que era musulmana, en una ciudad que ahora ya no tenía electricidad, ni comida, ni agua, y donde decenas de miles fueron asesinados por ser de una nacionalidad o de una creencia “incorrecta”. Finalmente, cuando las personas de Sarajevo pudo ver que el mundo los había abandonado, y de que no llegaría ningún tipo de ayuda, Bosko y Admira planearon su escapatoria. ¿Qué podía decirle Admira a su familia? Después de todo, ellos sabían en lo que se estaba convirtiendo la vida. “Por favor, cuiden de mi gato. Me está viendo y maullándome mientras escribo esto. Duerman con él por lo menos una vez al mes y hablen con él todo el tiempo.”

Su paso había sido arreglado de antemano, ambos lados acordando dejar pasar a los amantes. Tomándose de las manos, caminaron rápidamente hacia el puente Vrbana. El bolso de Admira parecía demasiado pesado como para que ella corriese. Y de pronto, justo antes que llegaran al puente, cayeron al suelo mientras se escucharon los disparos. Fueron atrapados por unas balas disparadas en nombre del nacionalismo. La muerte tomó el aliento de Bosko inmediatamente. Admira vivió lo suficiente como para arrastrarse hasta el cuerpo de Bosko y abrazar a su amante hasta la eternidad.

***
Fácilmente, puedo continuar con la historia, con una reflexión sobre lo que los nacionalismos hacen para reprimir la autodeterminación de los pueblos, y presentarles la imagen trágica que les presento a continuación:

Y ¿Por qué demonios traigo eso de "autodeterminación de los pueblos" a colación, cuando se trata de la muy desagradablemente corta historia de una pareja como cualquier pareja del mundo, llena de sueños y aspiraciones, llena de anécdotas que sólo ellos entienden, llena de miradas amieladas y de peleas que no van a ningún lado más que a reencontrarse nuevamente abrazando, de ideas de viajes y futuros de vida juntos? Porque en la raiz de sus aspiraciones se encuentra la posibilidad de realizarlas. Y lo que da coraje es que, en la inocencia de estos sueños conformados, se encuentra la devastación de una realidad que castiga fulminante cualquier búsqueda de felicidad. Es bien fácil ser feliz, de hecho, y lo que sucede es que a veces nos encontramos con este tipo de idioteces, donde dos parejas como cualquier pareja en el mundo simplemente quería pasarla bien y continuar con su vida, pero en medio del camino, algo tan sencillo como el amor entre dos personas fue interrumpido antes de llegar a un puente.
Me pregunto qué era lo que platicaban. Me pregunto qué canciones los hacían bailar con unas sonrisotas en sus caras en esa disco que menciona el relato. Me pregunto cuál era la parte favorita que Admira tenía del cuerpo de Bosko, cuál era la parte favorita que Bosko tenía del cuerpo de Admira. Me pregunto qué era lo que decían sus padres, si ambas familias aprobaban de su noviazgo. Me pregunto de qué color era el gato de Admira, si efectivamente estaba maullando mientras escribía su despedida. O si tuvieron relaciones sexuales, si a los dos les gustaba el aliento alcohólico del otro cuando se emborrachaban (de seguro tomaban vodka, o alguna bebida balcánica, misma que siempre imagino fuerte y formadora de gritos a los cielos). O cuál de los dos es el que tenía el poster de Iggy Pop en su cuarto. Me pregunto si era necesario poner las dos fotos que encontré en google. Me pregunto si causó el mismo sentimiento de coraje e impotencia cuando vi la foto de los dos cuerpos tirados en medio de un campo. Olvidados, como casi todas las historias sencillas de amor.
(gracias Gabriela B.K. por el link)