30.7.12


"Desde que comencé a escribir, siempre tuve solamente una ventana abierta mientras escribo. Esa única ventana siempre ha sido una hoja de papel en una libreta. Sigo escribiendo a mano, de modo que sigo escribiendo con una sola ventana abierta. Ese pedazo de papel es mi ventana, mi única pantalla hacia el mundo. (¿Cuántas ventanas están abiertas en la pantalla de tu computadora mientras lees esto? ¿Más de una? Siempre y cuando el capital te mantenga lo suficientemente distraído como para no darte cuenta que estás distraído, los nefastos siguen ganando y tú vives la vida de ellos, no la tuya.) Tener solamente esta ventana abierta permite a un artista no sólo a enfocarse y concentrarse sino también contemplar lo que están creando y, lo que es más importante, permite al artista ver, atender la escena explorada, prestar atención de una manera física y visceral. (Existe una diferencia importante entre ver algo y ver dentro de ello, entre ver un personaje y ver dentro de un personaje. Recordemos que ver sí quiere decir olvidar el nombre de la cosa vista.) Los artistas necesitan cultivar la soledad, acallar el ruido que los extrae de la posibilidad de ver. Los artistas necesitan dedicarle tiempo de sus vidas a la incertidumbre. Esto requiere de valentía por parte del artista. Pensar y crear arte exige incertidumbre.

Todo mundo se apresura en citar al viejo Sam cuando dijo: “Ever tried. Ever failed. No matter. Try again. Fail again. Fail better.” Piensa en las horas de cada día, los días de cada semana, las semanas de cada mes, los meses de cada año, los años de tu vida a los que debes dedicar esta práctica de fracasos para que tu fracaso te lleve a alguna parte. Y no hay garantía de que todos estos fracasos te llevarán a alguna parte. De modo que necesitas amar el goce del proceso de ver y atravesar con tu pensamiento el mundo. Porque si amas profundamente este proceso siempre hay una recompensa, el goce de ver, en cada fracaso, pero si sólo lo haces para ser reconocido, si tu goce depende del reconocimiento y aceptación de los otros, pues, entonces…creo que es mejor que hagas otra cosa.

Pero incluso el simple acto de citar a Beckett es problemático. Miren la proliferación de citas concisas usadas como tu “estado.” (Y todos los que me conocen en realidad sabe que yo jamás uso la palabra “conciso” en un enunciado a menos que esté enojado por algo. ¡Soy del oeste de Pennsylvania, por Dios!) Apuesto que hay una página de internet con citas jugosas para que la gente no tenga que leer el libro entero para descubrir algo en su interior que los invoque; la gente sólo necesita depender de las citas que otras personas han encontrado para ellos, de manera que puedan vivir sus vidas bajo el cobertor de las citas encontradas por otros. (Otra manera de dar tu vida a otros, en vez de tomar responsabilidad de vivir tu vida, de crear tu vida, explorando el mundo a tu alrededor. Ahora, si la cita te llevó a leer el libro de donde se extrajo, entonces la cita, por más sucinta que sea, no era tan concisa después de todo.)

La cita de Beckett, por ejemplo, está seria y descuidadamente sacada de contexto. Y la mayoría de la gente que citan este trozo “jugoso” de sabiduría de Beckett no han leído el libro donde se encuentra. ¿Cómo es posible citar algo sin haber dedicado el tiempo a leer el libro? ¿Cómo sabes siquiera de qué trata el pasaje? ¿Cómo sabes si en realidad la cita está ahí? ¿O en cualquier parte? ¿Sabes qué tanta escritura tuvo que hacer Beckett para encontrar la manera de pensar esa idea? ¿Has vivido el goce de leer la totalidad de la narrativa que Beckett escribió y que lo llevó a ese momento en el libro? No tienes mi permiso ni tienes el permiso de Sam de citar algo hasta que hayas leído el libro entero. En serio, Beckett nos dijo esto a Federman y a mí en su lecho de muerte. Incluso lo dijo en inglés, de manera que Federman no llegase a hacer una de esas historias extravagantes sobre lo que dijo Beckett. Esto importa. (El fracaso exige una disciplina atenta, no una metida de pata casual.)

Leer la totalidad del libro –en vez de depender de alguien más para descubrir algo importante que citar en vez de ti, o depender (y confiar) en Google para hojear un libro en representación tuya—es importante para un artista en muchos niveles. Regresemos un poco. Pensar y/o crear arte exige incertidumbre. Ser incierto exige tiempo, un compromise con el tiempo, una devoción al pensamiento. Las respuestas o los montones de información (que algunas personas confunden con conocimiento) no exigen tiempo; muchas veces, las respuestas/información solo requieren de google y de una moderada habilidad con el teclado y luego la habilidad “profunda” de cortar y pegar. Piensa en Google como la ventanilla de Drive-Thru de un restaurante de comida rápida. (Y uso las palabras comida y restaurante en el enunciado que precede sólo de una manera baudrillardiana, tan vacía como el vacío puede ser.) Lo que se pierde en esa manera de pensamiento o de estar en el mundo es la experiencia de la mente pensando a través del lenguaje hacia la incertidumbre. Nunca es sólo lo que los filósofos tengan que decir sino cómo los filósofos se desenvuelven en torno a la esperanza de entender y de producir pensamiento. No definen ideas, exploran ideas. El movimiento hacia el momento de ser importa. La incertidumbre exige tiempo, exige paciencia. Como lectores, necesitamos experimentar la complejidad.

Una vez, hace años, me conduje hasta el sótano del departamento de inglés de SUNY-B [State University of New York-Buffalo], la guarida de John, para una conferencia con Gardner. Él se encontraba aporreando una máquina de escribir manual. Le pregunté por qué no estaba usando una eléctrica. Me preguntó que si estaba loco. Dijo que una máquina eléctrica apresuraría su escritura demasiado. Correría el riesgo de hacer que la escritura fuera descuidada, de modo que probablemente podrías escribir sin pensar mucho en el enunciado, en la palabra. Entonces dijo, “Tú no usas una máquina eléctrica, ¿verdad, Doug?” Yo le respondí, “Hell no, John. Hell no.” Aun recuerdo ver esa página de máquina de escribir en la máquina de John. Ahora, imaginen si John tuviera 5 páginas de papel, 5 ventanas, en su máquina manual (como quizá algunos de ustedes tengan 5 ventanas abiertas en sus computadoras.) ¿Cómo podría él ver las 5 ventanas? ¿Cómo podría concentrarse en las 5 ventanas? ¿Cómo podría uno evitar ser distraído por las 5 ventanas? Ahora, yo sé que muchos dirán que, ustedes, a diferencia de tantos de aquellos artistas muertos que tuvieron que y sólo podían concentrarse en una cosa al mismo tiempo, pueden hacer múltiples tareas … hablaré un poco sobre esto después…

Porque yo solamente tuve esta ventana abierta mientras trabajaba en ello y anteriormente en Twilight of God, y perdí la oportunidad de ir a Stuttgart y cenar con Sybille, Asumi, Youki, Marianthi y Pe. Sybille me envió un correo electrónico pero sólo tenía esta ventana abierta, de modo que recibí su correo demasiado tarde como para reunirme con ellos. No tengo celular aquí en Alemania, y dejo el teléfono en el estudio apagado cuando estoy trabajando, de modo que sólo puedo ser contactado por correo electrónico o tocando a mi puerta, y ellos irían para allá desde la biblioteca de modo que me enviaron un correo. Estoy triste. Me hubiera gustado reunirme con ellos y seguir con mi conversación boscosa con Asumi la noche anterior, sobre la simplicidad y el feng shui pero eso tendrá que esperar hasta mañana quizás. Sorprendentemente, el mundo no se acabó porque no leí ese correo. Lo que sí es que pude terminar otro capítulo de la nueva novela y no me distraje mientras lo hacía.

Y entonces, ¿cuántas ventanas sigues teniendo abiertas en tu computadora mientras lees esto?"

Doug Rice