27.10.14

43, ese número imperfecto.



Todo ser humano es una posibilidad, somos mamíferos con posibilidades ilimitadas. Sueños, los tenemos por doquier, en todo momento, y no los dominamos, y son indistintos, cuando los sueños están destinados a dibujar el trazo de nuestra felicidad.

Somos mamíferos indistintos, creo yo. Tenemos el potencial, siempre el potencial, de ser. De crear artefactos y de edificar la conciencia de los otros. De sacar frutos de la tierra y de imaginar mundos posibles. De escribir el mundo, o de trazar sus rumbos. Somos mamíferos que amamos, en silencio, o con un grito salvaje pero tierno. Somos mamíferos capaces de amar y de matar. Matamos, muchas veces, con una inconsecuencia terrible. El mayor desperdicio que ejercemos como mamíferos es el de matar a los otros por motivos innobles, cada vez más insospechados, todos ellos arbitrarios. Somos poco sistemáticos, por más aparentemente perfecta que sea esa sistematización del miedo. Somos mamíferos temerosos. Algunos no lo son tanto.

Pero hay de miedos a miedos, y hay de mamíferos a mamíferos. Hay mamíferos que son pura maldad, hay otros que son puro sueño. Hay unos que no pueden creer la pesadilla en vida que padecen, junto con otros mamíferos que buscan salir de la pesadilla, para recuperar el reino de los sueños inspiradores.

Hay mamíferos que, por miedo, deciden usurpar los sueños de los otros. Hay mamíferos que quitan rostros, que sepultan, que incineran. Hay mamíferos que hacen llorar a otros mamíferos. Hay mamíferos que no les importa si otro mamífero deja de respirar. Deja de vivir. Hay mamíferos que se dedican a clausurar las puertas de la posibilidad. Ni siquiera cierran los ojos al hacerlo. 

Y es que todos los seres humanos somos una posibilidad andando. Lo bueno y lo malo corre por nuestras venas. Somos mamíferos muertos de miedo. Más miedo se infunde cuando el miedo es impuesto por otros, mamíferos aparentemente irracionales, o que pierden la racionalidad momentáneamente, sin ser esto locura. Nuestro país es un país de locura. ¿Qué es un país en nuestra era?

Yo lo único que sé es que hay 43 mamíferos suspendidos en el aire. Flotan al interior de una nube negra, y todo el país divisa su trayecto en el cielo. 43 mamíferos que viven en un paréntesis abierto sin cierre a la vista. 43 mamíferos que son/fueron todo posibilidad. Pudieron ser cualquier cosa. Pudieron ser buenos o pudieron ser malos. No lo sabemos. Nadie puede ser un mamífero bueno por antonomasia. Nadie lo sabe. Pudieron ser mamíferos nefastos, indiferentes a las necesidades de otros, pudieron ser envidiosos, competitivos y altamente políticos. Pudieron salvar o arruinar el planeta. Repito, no lo sabemos. 

Estos mamíferos, por cierto, eran unos niños. Nuestros niños mamíferos. De modo que no sabemos qué posibilidad hubieran sido. 

Pudieron ser malos pudieron ser buenos, estos 43 mamíferos. Pudieron ser medianamente malos, cometieron esas maldades que se pasan por alto, porque no dañan a terceros (mucho). Pudieron robarle a la señora de la tiendita, pudieron haberle dado una cachetada a un niño. Pudieron pintar una pared sin permiso o pudieron opinar sobre cosas que, se dice, sólo las pueden discutir los mamíferos adultos. O quizás se peleaban feo con sus padres; pero también, es muy probable que estos mamíferos sean de esos que acostumbran abrazar felices a otros mamíferos, y de cuidar y ser misericordioso ante esos otros mamíferos con pocas oportunidades, o con los sueños mallugados por circunstancias ajenas a su naturaleza mamífera. Estos mamíferos pudieron desear y coger con otros mamíferos, de su mismo sexo o de sexo distinto, y beber de manantiales y respirar profundo en la madrugada, felices porque viven impulsados por sus sueños. Estos mamíferos, estos jóvenes, son/fueron personas, individuos, con toda la capacidad para ser lo que a ellos les viniera en gana. Uno de los grandes logros de la humanidad ha sido el de convertirnos todos en posibilidades libres. Sin embargo, no ha sido posible desde que proclamamos que era posible. Los mamíferos humanos somos bastante complicados. Pero todo es posible cuando eres esta clase de mamífero. Puedes llorar ante una puesta de sol, puedes ser misógino o abusivo en tu relación con las mujeres. Puedes tenerle miedo a las arañas o a mamíferos más grandes que tú. Puedes descarrilarte un poco y vivir consumido por las drogas y el alcohol. Puedes ser uno de esos animales tiernos y ariscos que se sientan en sillones de bibliotecas, para leer la vida que otros mamíferos han descrito en infinidad de libros. Puedes ser un mamífero al que le enseñaron a no llorar, al que obligaron sus padres a “ser hombrecito” y aguantar toda clase de vejaciones. Y las aguantas, porque reconoces que eres un mamífero lleno de sueños. Porque sabes que eres siempre posibilidad y sueño, brillo en la mirada de otro(s). Porque sabes que nadie, ningún mamífero, tiene derecho a aplastar tus sueños. Ni mucho menos los sueños de otros mamíferos, quizá más débiles que tú. 

Por regla, por naturaleza, los mamíferos somos una moneda al aire, en cuyo descenso y caída se trazan los destinos más inciertos. Despiadados y malvados, compasivos y nerviosos, débiles e imponentes, somos aquel sueño que solo se va soñando, y solo va construyendo un destino y una historia, a veces larga, a veces corta, a veces un accidente de la infancia en la memoria de aquellos que te conocieron de niño, de joven. ¿Son los 43 desaparecidos, ya, ese accidente, esa tragedia grabada en la memoria de aquellos que los conocieron?


Pudiste, puedes ser todo, mamífero. Pudiste ser bueno pudiste ser malo. Pudiste ser sueño pudiste ser pesadilla. Pudiste ser un mamífero salvador. Por lo pronto, sólo eres parte de un número imperfecto. Sólo sabemos que pudiste ser, y que no te dejaron serlo.