25.11.04

Esquizo-crónica de un desmadre anunciado.

Antes de lo que no va a ser el principio.
¡No! ¡Me niego rotundamente a hacerlo! ¡No quiero escribir sobre esto! ¡Voy a escribir sobre esto! Okey, lo haré, ni modo. Es lo que se hace: escribir.

Este no es el principio
Lo escuché hace poco, mientras estaba parado en la calle y pensaba en cuál de las baldosas fijar mi vista, para distraerme de todo lo demás: ya que la vida se nos presenta como un acontecimiento tras otro, con el paso del tiempo, éste pierde su espesor narrativo. Los hechos que ocurren en el mundo se presentan en crónicas periodísticas, donde se recuentan, a veces de manera obsesiva, los minutos que precedieron a, los posteriores a, los que sucedieron en medio, los que ocurrieron por dimes y diretes, así como una que otra brevísima reflexión por parte del que confecciona la crónica (quien piensa en espacios y tiempos periodísticos). Al no sentirse ni aludido ni implicado por el acontecimiento, al no sentir que incide en su persona, el espectador acude a otros formatos que le ayuden a “comprender lo incomprensible”. Para eso tenemos a los analistas, sujetos prestos y dispuestos a ir desmenuzando esos minutos y esas horas desde una perspectiva más “reflexionada”, esto es, desde una cierta autoridad que le otorga su posición. Y al final del día, después de ver el panel de discusión en la TV y enojarse por las insidiosas respuestas del tipo que pertenece al otro partido, ese que me cae de a madre, el bruto espectador se queda más confundido que antes. El problema es que no sabe qué hacer, desde el principio, con lo que ocurrió. Y el acontecimiento es una anécdota iniciadora de polémicas en la oficina o en la segunda ronda de tragos en un bar conocido por las piernas largas de una mujer llamada Lulú. O Marta. O Julián.

Este es el prólogo
El pasado 19 de diciembre, hubo una marcha en la ciudad de Santiago, Chile. Aproximadamente 40,000 personas (ya saben, números, números) fueron convocados por una organización llamada Foro Social Chileno (http://www.forosocialchileno.cl/ ) para protestar la presencia del presidente Bush en esta capital, así como para plantear un proyecto alternativo al que se celebraba en esos mismos días, la cumbre del Asian Pacific Economic Cooperation (APEC) donde 21 líderes de la franja del pacífico, se reunieron para tomar vino, comer salmón, y luego conversar sobre cosas empresariales, de esas que a muchos les da miedo, a otros no les importa, y a otros más les da en la torre. Al final, una fotografía donde todos los líderes aparecen vestidos con el traje típico chileno. Negocios y contactos, tratos y acuerdos, sonrisas debajo de la manga para no molestar al Primer Ministro de Vietnam por el tipo de loción que usa, y todo se acabó. Al final, cientos de detenidos, una docena de policías y uno que otro camarógrafo de televisora golpeados, así como un verdadero cochinero en el parque donde se celebraba la inauguración de la alternativa a la cumbre, el Foro Social Chileno. El parque que está justo enfrente de mi departamento.

Esta es una situación adversa para mí
Porque no quería escribir sobre este tema. Porque no le vi mucho sentido, porque en menos de dos horas la página principal de Yahoo! tenía una de esas notas efímeras que ponen en la sección de noticias al minuto, cuya duración en línea es de veinte minutos a una hora. Fotos y toda la cosa. Haces click al icono de “Refresh” en tu computadora, y la nota desaparece. Quise hacer click en el icono mental de refresh en mi cerebro al día siguiente. Y al siguiente día. Pero no pude. Ahí se quedó la nota. Mejor dicho, ahí se quedó la imagen de un tanque arrojando gas lacrimógeno frente a mi ventana, ahí en el mismo sitio donde estaba tratando de fijar mi vista en una de las baldosas en la calle. Es así como resuelvo hacer un recuento alterno y no lineal de los hechos. Agradezco la paciencia del lector en seguir esta serie de sucesos inconexos.

Y es por eso que comienzo
recordando que todo inició como una marcha pacífica. Y luego continúo con una frase que me dijo mi amigo poeta chileno Felipe Moncada, ya cuando todo el desmadre había pasado: “¿Cuántas fotografías se han tomado en Santiago, y cuántos minutos de video se han tomado?” Surgieron preguntas de burla después de esta, tales como “¿Cuántas cervezas se van a tomar en Santiago después de este disturbio?” y aunque la broma tiene su peso de significado, como que cortó la inspiración de Felipe. Pero tenía sentido su pregunta. Lo primero que me llamó la atención, antes de los disturbios, cuando caminaba por el parque y estaba rodeado de parafernalia anti-bush, así como de un escenario donde se presentarían bandas y todos tendrían oportunidad de decir su trozo de verdad, era la enorme cantidad de gente con cámaras: antes de salir del departamento, fui atacado por el yo paranoico, el que se sentía fuera de lugar tomando fotos con su camarilla barata donde todas las fotos salen de un tono verdoso, tipo álbum de familia de hace veinte años. Pronto me di cuenta que era el más mal preparado. Siempre había alguien enseguida de mí tratando de tomar la misma imagen que yo.

Me despreocupé
Y comencé a tomar fotos. Una escultura de la estatua de la libertad que habla mucho sobre la cantidad de fans que Iron Maiden tiene en Chile. Carteles con fotocopias de la portada de una revista chilena llamada The Clinic, donde salía Bush enseguida de un mono y que decía BUSH MONO CULIAO (lo de culiao es algo así como que el peor insulto en chile). Gente aglomerándose alrededor del escenario. Gente preparándose para la vendimia (libros, muchos libros, y también agua, y comida chilena, o sea, empanadas y unos hot dogs que jamás me he atrevido a comer. No soy alemán). Perros viendo la indumentaria de un mimo que traía una consigna en contra del APEC. La llegada de los marchantes, que venían por miles desde una calle aledaña al parque, y que por lo menos, hasta ese momento, me emocionó, en ese sentido de emocionado-porque-estoy-viendo-algo-propositivo-y-agradable sucediendo aquí. No pude dejar de pensar en sentirme dentro de un anuncio de Coca Cola (hey, ¿qué le voy a hacer? Soy de la border). Me compré una banda para la cabeza que decía NO A BUSH, banda roja, con la insignia del partido comunista. Me la puse. Me la quité. Me la volví a poner. Me fui al desfile. Ahí fue donde se me hizo impresionante la cosa.

¿Estamos o no estamos?
Eso fue lo que pensé. Pienso que, como Bordieu, existen alternativas a la idea de globalización que tienen quienes detentan el poder, que no necesariamente nos lleven de nuevo a una revuelta, que ya no es más que un espectáculo para los medios, oséase que para nosotros. Alternativas que representan a la sociedad (digo, 40,000 gentes no es poco) y que no por pacíficas quiere decir que sean menos inteligentes, y que precisamente ahí es donde reside su posible inteligencia: contrarrestando la táctica del modelo neoliberal con una propuesta que se ponga a la par con ella y le enseñe a jugar de otro modo su jueguito. Dejar de gritar a los cuatro vientos la palabra injusticia y darse cuenta que los que detentan el poder pueden ser igual de estúpidos y enajenados que cualquiera de nosotros. Por lo menos, a grandes rasgos, esa es la propuesta de foros sociales como los que organizaron esto. Y el sentimiento de fiesta se veía a unas cinco cuadras de distancia.

Porque parecía carnaval
Prácticamente toda organización que tiene convocatoria dentro de su plano de acción se unió a la causa. Implicaba a la cumbre del APEC, pero mayoritariamente, se trataba de una muestra de repudio generalizada hacia la presencia de Bush en estas tierras. Chile es un pueblo, podríamos decir, no es muy simpatizante de los gringos. Había de todo: organizaciones que buscan la regularización de sus predios, gente que busca chamba, gente que busca ser identificado como parte de la sociedad. Un grupo de franciscanos, con vesimenta y todo, se agrupaban enseguida de la coalición para derechos de los homosexuales; los comunistas, al fondo, se juntaron con la iniciativa de un grupo de estudiantes que entraron a la marcha con un grupo de danza brasileira. Carros alegóricos, carteles gigantescos que anunciaban desde BUSH FUERA, hasta BUSH ESTÁ MUERTO, hasta BUSH NO EXISTE, hasta el más cómico BUSHA TU MADRE. Agrupaciones cristianas, ecologistas, académicos, estudiantes desnudos con el cuerpo pintado, escenografías donde aparecían mujeres vestidas

Y de pronto pensé: “¡Qué bonito es casi todo!”

9. Me repliego
Voy de vuelta a mi departamento, para tomar un poco de agua y aprovechar la coyuntura para avisarle intempestivamente a Tomás –por e mail- lo que estaba presenciando. Las argucias del internet. Amigos hablan por teléfono, me esperan en el parque. Mi amigo Felipe celebra el hecho de que su revista literaria se vende como pan caliente. Salgo al balcón para seguir apreciando el espectáculo. Sigo viendo, aquí y allá, gente con cámaras, de video, digitales, módulos de televisoras. Luego una tipa se acerca al balcón y me pregunta qué está pasando “allá”. Vivo en la esquina de la calle Rancagua, de donde venían los marchantes. A lo lejos se veía un poco de humo. Salgo a ver qué pasa.

Okey
Lo acepto: nunca había sentido ni el aroma ni la sensación de piel picosa que te da el contacto con el gas lacrimógeno. Y de pronto te sientes como un imbécil, porque eres el único que camina HACIA EL HUMO, mientras todos se apretujan y corren en sentido contrario. A lo lejos, se veía un tanque, rodeado de gente que le tiraba piedras. Si nunca te ha tocado el gas, tarda un poco en que caigas en cuenta. Luego viene el ardor, la recomendación de que no te toques la cara, gritada por un tipo que, curriosamente, tomaba toda la escena con su camarita de video, la carrera de vuelta al departamento. Mi amigo Gabriel tocando el timbre del depa, tapándose la cara.

De pronto
Todos mis amigos y yo nos encontrábamos parados frente a la ventana del departamento, viendo el desmadre. El gas se filtraba por las orillas, buscamos toallas, alguien mencionó si había limones. A veces salíamos al balcón, me señalaban cuál imagen seguir tomando en mi cámara.




11 Pero de aquí en adelante
Todas son impresiones que me niego plasmar como una crónica. Preferiría plasmarlas como una serie de acciones que iban ocurriendo frente a la ventana, así como posteriormente en la calle. . .

Una piedra rodando en la calle. . .sola, alguien no le atinó al tanque que rocía agua con químicos.
Los bancos del parque, arrancados, que sirvieron de barricada en la calle, para que los tanques no pasaran
Un grupo llamado Los Floripondios, que no dejaban de tocar a pesar del desmadre, sirviendo de banda sonora para lo que estábamos viendo. Era como ver un sketch de Benny Hill que se puso medio enfermizo
El valentón encapuchado con una camiseta que se arrojó con todo y palo contra los policías de a pie
Típica imagen: el mimo antes mencionado, muy Tiannamen Square, se puso frente a uno de los tanques
Un semáforo tirado en medio de la calle. Luego botes de basura estacionarios, carteles de la parada de autobuses, los vidrios de un hotel quebrados, los vidrios de un local donde dan clases de flamenco. Todos los locales alrededor del departamento con las cortinas cerradas
Una familia (papá, mamá, dos niños y una niña) apretujados detrás de un carro –justo debajo del balcón- protegiéndose del tanque rociador.
Muchas caras de extranjeros tomando video. Muchas. Otras tantas con máscaras anti gas. Felipe se preguntaba cómo es que ya venían preparados.
El comentario de Felipe llevó al comentario de Gabriel, quien reconoció a un amigo suyo en el desmadre. Dijo “él siempre está metido en estas cosas”
El escaneo que hago a estos amigos; el descubrimiento de que parecen acostumbrados a este tipo de escenarios. El camarógrafo corriendo tras un tanque, con medio limón en la boca.
La increíble imagen de los tanques ADENTRO DEL PARQUE, persiguiendo revoltosos como si fuera video juego.
Descubrir en los rostros de los policías antimotines, que pasaban en los tanques frente al departamento, una cara de estarse divirtiendo. Luego darse cuenta que los revoltosos estaban haciendo lo mismo. De que, a pesar de la convocatoria de marcha pacífica, no se podía evitar el desmadre. Fríamente, sin tapujos, hay un rapport entre los policías y los revoltosos. Hasta parece que se reconocen las caras. Los motines en Santiago han pasado al plano de la cotidianeidad. Hay algo en esto que no me gusta.

12 Desenlace
Botes de basura tirados por doquier; bancos en medio de la calle, el mimo haciendo piruetas, una aglomeración de reporteros en el hotel dañado, unos cuantos manifestantes más. Otras piedras en la calle, un perro en medio del parque. Felipe lamentándose no haber podido vender más revistas. Carteles tirados en el césped, trozos de carros alegóricos, rostros de gente cansada y un poco abrumada por el gas. Luego la inquietud de mis amigos por ver la cobertura por televisión de lo que vieron con sus propios ojos.

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