29.11.06

Lo siento.
tengo que decirlo.
Lo diré. . .
México vive el absurdo que se merece:
cualquier relación que los eventos de mi país tengan con la ficción son pura coincidencia.
Retratos Breves sobre gente exitosa (como tú), No. 7
Dicen que por la tarde, la gente señalaba con el dedo su presencia, y la llamaban Jimena. Dicen que Jimena vio un accidente. Caminando alrededor de los sitios de accidentes, ella se encontraba meditando sobre la pérdida de un novio al cual le tenía especial afecto por su bigote de personaje antiguo, y sobre todo, porque su cabello negro era tieso, como un casco sobre su cabeza. Caminaba por la carretera a la salida del pueblo, en compañía de una larga hilera de árboles perfectamente asimétricos, todos relucientes, en una tarde perfectamente asimétrica de primavera, donde la gente señalaba al rostro de Jimena y decían "sí, la rarita esa, ella fue la que vio el accidente." El novio de Jimena era especial. Lo primero que comentaba a los oficiales era que vio los ojos de la mujer que se estrelló de frente con el camión de pasajeros. Jimena caminaba meditando el último regaño de Héctor, su novio, ese regaño que sonó a ultimatum y que le dio a entender que ya no volvería, y justo en medio de ese recuerdo llegaron de pronto a su mirada la mirada de una mujer que estaba a punto de morir. Ella, Jimena, estaba a punto de sentir el primer desfallecimiento de la pérdida de su ser amado, Héctor bigote antiguo. Comentó a los oficiales que pudo ver a los ojos de la mujer que ahora se encuentra por debajo de una sábana. Vio directamente a los ojos. Y pudo leer lo que estaba pensando. Las dos pensaban los mismo, justo en ese momento, cada una en sus circunstancias particulares: "Esto me va a doler."