Sacralidad antagónica. La primer imagen es la portada del clásico disco compilatorio de Minor Threat; la segunda, la apropiación de la imagen por parte de una campaña de Nike que apela a la cultura del skateboard. Minor Threat representa la sacralidad de la independencia y los recursos propios --ajenos a las regulaciones del mercado comercial de la música-- y han sido, desde su pasado en Minor Threat hasta la ya legendaria historia de Fugazi y la disquera Dischord, uno de los estandartes o modelos a seguir para encontrar vías de difusión desvinculadas de los medios habituales (pago de derechos a compañías publicadoras de música, convenios con disqueras transnacionales que buscan colocar el producto en el mejor espacio posible de las discotecas, difusión manipulada de las canciones en la radio, apoyo corporativo para las giras de conciertos, etc.).
Nike, como marca, icono, emblema de una cultura alternativa "coopatada", por llamarla de un modo, es otro tipo de sacralidad: aquella que apela al carácter fetishista de la marca y de sus productos.
Como toda imagen sagrada, la compañía Nike invita al ignorante a simular posturas de adoración frente a las virtudes "espirituales" que emanan de la imagen. No es nada nuevo, pero no deja de ser interesante que Nike, en toda su monstruosidad, jamás pidió permiso para "jugar" con la imagen presentada por una colectividad que trabajaba desde la iconoclastía. Lo más interesante será ver cómo reacciona Dischord records, porque es tentador: "¿Nos vamos contra este mega consorcio, prácticamente repitiendo los mismo patrones que el mercado exige, cuando se trata el puntilloso tema de los derechos de propiedad?"