5.9.08

Paul Auster




Entrevista por Gregg LaGambina
15 de septiembre de 2008



En la novela más reciente de Paul Auster, A Man in the Dark, el crítico de libros retirado August Brill se recupera de una lesión en la pierna, mientras su hija Miriam y su nieta Katya cargan con sus propias agonías por los chirriantes corredores de su casa en Vermont. Mientras él escucha los silencios y mira hacia la oscuridad, Brill se cuenta a sí mismo una historia para eludir su miseria individual, observando el caos mayor que aflige a la humanidad: la guerra, la violencia, la muerte. Crea una realidad alterna, en la que los Estados Unidos se encuentra en medio de una guerra civil, George Bush es presidente de los Federales, las Torres Gemelas siguen en pie, y su protagonista, Owen Brick, lucha por encontrar el camino de vuelta al mundo del aquí y el ahora, donde Brill, su creador, reposa en cama, un hombre en la oscuridad.


Auster ha usado espejos como éstos anteriormente, en obras como El libro de las ilusiones y su célebre Trilogía de Nueva York. Para él, las historias son tanto acerca de la vida tanto como de la vida misma. Como cineasta, novelista, ensayista, traductor, editor y poeta, Auster ha mantenido una carrera levantando los métodos del relato establecidos, para ver qué se encuentra por debajo. Con A Man in the Dark, parece estar diciéndonos que, mientras la tragedia puede ser un género, la desesperanza es singular. En la ocasión del lanzamiento del libro, Auster se sentó con The A.V. Club para discutir la literatura post 9 de septiembre, el uso de la ficción para contar la verdad, las elecciones presidenciales de 2000, cómo el cine le queda corto a las novelas y el fantasma de George W. Bush.

The A.V. Club: La historia de A Man in the Dark comienza literalmente con un hombre en la oscuridad, contándose a sí mismo una historia para lidiar con su insomnia. ¿Cómo te llegó esta historia? ¿Historias distintas llegan a ti de maneras distintas?

Paul Auster: Siempre es un misterio para mí, debo confesarlo. Nunca he sido capaz de ser testigo del nacimiento de una idea. Parece como si, en un segundo, no hay nada sucediendo en particular, y en el siguiente segundo, algo está ahí. Surge de mi inconsciente, de lugares que ni siquiera yo sé dónde están. Si es convincente, si me arroja contra la pared, entonces me intereso en ello y comienzo a explorarlo. Si parece que se sostiene, profundizo en ello y comienzo a escribirlo.


AVC:
Este libro ya está siendo etiquetado como una novela “post-9/11”. ¿Cobró forma esta historia debido al once de septiembre?

PA: No, pienso que uno de los temas candentes que me ayudaron a pensar en este libro –o que me hicieron pensar en ello, debo decir—fueron las elecciones de 2000, que fueron una fuente de enorme frustración e indignación. Ver a Al Gore elegido como presidente, y luego que los Republicanos, que con manipulaciones políticas y legales se la robaran. Entonces, tuve este sentimiento inquietante en los últimos ocho años, de que hemos estado viviendo en un mundo paralelo, una sombra de mundo. Y la realidad es que Al Gore termina su segundo periodo como presidente, no hay guerra en Irak, y quizás nunca hubo un once de septiembre. Cuando uno considera qué tan profundamente rastreaba a estas personas la administración de Clinton, es posible que hubiesen sido bloqueados. Pienso que ese sentido de irrealidad me inspiró a escribir la historia dentro del libro, la que [August] Brill se cuenta a sí mismo, una de las historias que se cuenta.

AVC: Nos contamos historias para eludir la realidad, como Brill lo hace cuando dice, “dame mi historia…para mantener alejados a los fantasmas.” Por otro lado, algunos dicen que Bush nos contó una historia para poder involucrarnos en la realidad de la guerra en Irak [qué loco. ver: http://akurtz.blogspot.com/2004/09/el-mejor-narrador-de-todos-los-tiempos.html].

PA: Sí, ese es un buen ejemplo. Tienes razón: una ficción que crea la realidad.

AVC: ¿Es eso algo que ocurre en la novela?

PA: No, porque esa ficción es propaganda. Esa ficción son sólo mentiras. El tipo de ficción que yo trato de escribir es acerca de decir la verdad.

AVC: ¿Es Man in the Dark una historia que construiste para ayudarte a lidiar con la catástrofe del once de septiembre, o con otro tipo de violencia alrededor del mundo?

PA: Es posible. También existe otro factor importante. No sé si notaste a quién está dedicado el libro. David Grossman, es un novelista y ensayista israelí. De hecho, un gran escritor. Y un amigo cercano, alguien a quien admiro más que cualquiera que conozca. Es una gran persona. Su hijo, Uri, tenía 20 años hace dos años, cuando fue asesinado en la guerra entre Israel y el Líbano. Conocí al muchacho, y fue una experiencia aplastante. No sólo para David y su familia, claro, quienes siguen sufriendo horriblemente, sino para mí también. Me caí de la silla cuando leí eso. Fue la misma semana que David y [el escritor israelí] Amos Oz fueron con [el Primer Ministro israelí Ehud] Olmert y le rogaron que declarara un cese al fuego. Dos días después, Uri es asesinado, y dos días después de eso, el cese al fuego se hizo efectivo. Fue trágico en todos sentidos.

AVC: ¿Hacer arte a partir de estos eventos nos ayuda a sanar? ¿Admiras alguna novela post-9/11 en particular?

PA: Bueno, no sé si ayude, es sólo que los escritores y cineastas sienten una necesidad por hacerlo. Es tan urgente, nos presiona de maneras que no podemos escapar. Creo que de todas las novelas, Falling Man de Don DeLillo es la que más me gusta. Pienso que tenía cosas bellas, particularmente la relación entre el hombre que se encuentra el portafolios y la mujer cuyo esposo era dueño del portafolios. En realidad es un pasaje hermoso.

AVC: En la novela, Brill está mucho tiempo con su nieta Katya, viendo y discutiendo películas. En un punto, Brill dice, “Escaparse en una película no es como escaparse en un libro.” Has escrito y dirigido películas tú mismo. ¿Puedes hablar un poco acerca de esto?

PA: Los libros exigen más. Tienes que ser un participante más activo. [Brill] dice, “Puedes efectivamente ver una película en estado de pasividad e incluso disfrutar de la película.” Muchas veces es verdad que las películas simplemente nos atraviesan. Ves la cinta, puede que te entretengas, y si no es muy buena, pierde su poder rápidamente. Yo pienso que los libros que incluso sólo son aceptables se quedan más tiempo con nosotros.”

AVC: Cuando Brill habla acerca de la película Tokyo Story con Katya, menciona que “algunas películas son igual de buenas que los libros,” pero compara la película con una novela corta de Tolstoy. ¿Acaso las mejores películas pueden ser igual de buenas que las mejores novelas cortas, quedándose cortas sólo en el alcance que puede tener una novela más completa?

PA: Bueno, habiendo hecho cine, sé muy bien que el alcance de una película promedio de 90 a 120 minutos es más o menos el mismo tipo de peso narrativo que un cuento largo o una novela corta. Las películas no son novelas, y es por eso que, cuando los cineastas tratan de adaptar las novelas, particularmente largas o complejas, el resultado es casi siempre un fracaso. No puede hacerse. Necesitas seis horas, 20 horas, para tratar de hacerlo. Los mejores cineastas, pienso, siempre han tenido marcos muy estrechos para sus historias, y luego profundizan, más que recortar la superficie. Cuando pienso en Tokyo Story, sí, es como una novela corta. No quiere decir que no sea muy buena. Algunas de mis obras favoritas de Tolstoy son sus novelas cortas.

AVC: En el acto de discutir libros y películas con otros que han leído o visto las mismas cosas, ¿llegamos realmente a una cierta verdad sobre la obra, o sólo llegamos tan lejos como un punto en común?

PA: Bueno, todos leemos un libro diferente. Eso es lo interesante. Todo mundo ve una película distinta, igualmente. Llevamos nuestras vidas pasadas a cualquier obra de arte que estemos experimentando en ese momento, y eso es lo que las hacen interesantes. No son matemáticas. Existen respuestas distintas para personas distintas. Pienso que el acto de hablar acerca de algo –con un amigo, con alguien en tu familia, o con alguien a quien quieres, y discutes algo que ambos admiran –muchas veces puede agudizar tus pensamientos sobre lo que leíste o viste, y te ayuda a pensar más claramente al respecto.
AVC: ¿Te sucede a ti cuando hablas de tu propia obra?

PA: No, es completamente distinto. A decir verdad, no me gusta mucho hablar de mi obra. Para nada. Lo encuentro muy difícil. Nunca sé lo que debo decir. Está demasiado cercano a mí, y hay tantas cosas que ocurren inconscientemente mientras trabajo, de las que no me doy cuenta, y la gente me señalará estas cosas, y yo digo, “Eso es interesante.” Pero no sé qué hacer con ello.

AVC: ¿Has aprendido algo sobre tu obra de lo que otras personas han dicho sobre ella?

PA: No, pienso que no, a decir verdad. [risas]

AVC: En Man in the Dark, cuando Katya y su abuelo discuten sobre las películas La Gran Ilusión, Ladrón de bicicletas y El Mundo de Apu, ella menciona una teoría sobre el objeto—

PA: Sí, sobre los objetos inanimados como medio para expresar emociones humanas. Pienso que es importante que escuches esta conversación sobre las primeras tres películas –está la cuarta película de la que Brill habla posteriormente [Tokyo Story], pero las primeras tres son discutidas muy al principio del libro. Ahora, si lo piensas, cada una de estas películas y los temas que se discuten en ellas son muy íntimos. Temas entre hombres y mujeres, esposos y esposas. Y debido a que la historia que Brill está pensando es tan enorme y apocalíptica, el contrapeso de ello está en la intimidad de estas historias en las películas. Entonces, conforme el libro avanza, como a dos tercios de distancia, dos cuartas partes de distancia, toma un giro muy inesperado. Entonces, de repente, Brill y su nieta están juntos en la oscuridad, hablando acerca de la familia y su matrimonio con la abuela de ella. Se convierte en una historia muy, pero muy íntima en ese punto.

AVC: Sí, es como si esperaras que la historia que él está confeccionando para sí mismo en cama presente el momento climático de la novela en su totalidad, pero hay un giro.

PA: Es sólo un paso en el progreso de la noche para él. Y esa historia es tanto acerca del estado mental de Brill como cualquier otra cosa. Es un retrato casi patológico de él, a través del medio de una historia.

AVC: También está el personaje de la madre de Katya, hija de Brill, Miriam. Está trabajando en un libro sobre la hija de Nathaniel Hawthorne, Rose, lo cual lleva a Brill a abandonar la escritura de sus memorias. Llega con la excusa de que “un escritor en la casa es suficiente.” Sabiendo que estás casado con una novelista [Siri Hustveldt], es difícil no interpretarlo como una broma interna.



PA: De hecho, no estaba pensando en eso, para nada. Me proyecto tan profundamente en los personajes en las novelas que no estoy pensando en mi propia vida. En realidad no es una referencia. Digo, si quieres verlo como una broma, está bien. [risas]. Pero esa no fue la intención, porque en realidad somos dos escritores en esta casa y todo está perfectamente bien. No tenemos problemas.

AVC: En la realidad alterna de Brill, él menciona cómo los nuevos Estados Independientes de America tienen una política exterior de “no intervenir en ninguna parte” y una política doméstica de “seguro de salud universal, no más petróleo, no más carros o aviones,” etc. Pero también menciona que estas cosas son “un sueño del futuro, pues la guerra continúa.” ¿Acaso estas cosas e ideas perfectas siempre estarán muy alejadas, en una distancia inasequible, mientras nuestra guerra continúa?

PA: Fíjate, yo no las pienso como cosas perfectas. El cuidado médico para el país entero me parece un derecho básico. Si cualquier otro país en Occidente puede hacerlo, ¿por qué nosotros no? No es una especie de visión fantasiosa de un futuro utópico, es algo que fácilmente podríamos hacer ahora mismo. Pienso que, en el libro, los Estados Independientes de America intentan hacerlo, pero están entre la espada y la pared, y no han sabido resolverlo aun.

AVC: Hay una línea en el libro sobre cómo es que todos andamos por nuestras vidas hasta “que un evento inesperado se estrella ante nosotros para sacudirnos de nuestro letargo.” El once de septiembre nos sacudió, pero fue eventualmente explotado para lograr mayormente cosas negativas. ¿Podemos ser sacudidos hacia algo positivo?

PA: Todo depende. Recuerdo esos días vívidamente. Han pasado tan sólo siete años. Puedo recordar una buena cantidad de entrevistas que di en aquel entonces, entrevistas con la prensa extranjera. Aquí mismo, en Brooklin, el humo entraba a nuestra casa, y no me encontraba bien como para escribir en aquel entonces. De hecho, acababa de terminar El Libro de las Ilusiones, de modo que no estaba haciendo nada, y la gente se la pasaba llamándome de distintas estaciones de radio y televisión en Europa y Japón, para escuchar mis comentarios. Y por única vez, lo hice. Salí y hablé. Recuerdo decir una y otra y otra vez, “Una cosa terrible ha sucedido, pero esto debería ser un llamado para nuestro país, y tenemos una gran oportunidad para reinventarnos. Para repensar nuestra posición en torno al petróleo y la energía, para repensar nuestra relación con otras culturas y otros países, y porqué otras personas nos quieren atacar.” Tú sabes, estaba arrojando toda una serie de sugerencias. Sigo creyendo que gastamos una oportunidad de oro para hacer cambios significativos en nuestro país. Pienso que la gente en Estados Unidos hubiera estado dispuesta a hacerlo, pero la administración de Bush tomó una suerte de aproximación simplista, casi estúpida, para resolverlo, y todo porque la gente estaba asustada. Y porque Bush y su cohorte los asustaron tanto, por encima de sus miedos legítimos, los hicieron seguirlos. Es sólo ahora que parece que el público a despertado y está listo para sacarlo a patadas de su puesto, aun cuando se va de todos modos. Ya terminó. Lo veo ahora en la TV, cuando está dando un discurso, lo vi en las noticias ayer, y es como si viera un fantasma. Ya no existe. Está acabado. Tan difunto como presencia en la vida estadounidense.

AVC: Brill mira el manuscrito de Miriam y se concentra en una verso de la poesía de Rose Hawthorne: “As the weird world rolls on…” A través del libro, se encuentra este sentido de la vida como si tan sólo nos ocurriera, con o sin nuestra opinión. ¿Estamos todos simplemente dirigiéndonos a tumbos hacia un destino lúgubre?

PA: ¡No! Es justo lo contrario. “The weird world rolls on…” significa que, en todas las subidas y bajadas, todas las tribulaciones por las que pasamos, todos los horrores, todas las guerras, todas las muertes, todas las crueldades, sigue habiendo algo que nos mantiene deseando despertar la mañana siguiente y proseguir con nuestras vidas –tener hijos, enamorarnos, continuar con la humanidad. La vida es profundamente trágica y también muy cómica al mismo tiempo. Es todo al mismo tiempo.