3.2.05

Ecuentras los sonidos más extraños manifestados en la voz de un niño que pide un poco de calor paternal. O a veces, en las guitarras chonchas y adulcoradas de Pixies. No muchas veces, en el sonido del escusado cuando bajas la cadena para que haga "flush" (y luego recuerdas lo intraducible que son sonidos como "flush", pero no te importa. Sigues en el juego de los espejos que se convierten en palabras que se convierten en sonidos tecleados que se convierten en inscripciones representadas en un monitor)

Hay un sonido particularmente extraño, que se produce en los conciertos de Sonic Youth. El feedback de una guitarra se mezcla con el feedback de la otra guitarra y, como ambos sonidos son producto de una incidencia que ninguno de los dos ejecutantes controla, surge un sonido que NADIE CREA. Imaginen hacer eso con la literatura. Pero en fin, la literatura, desde hace buen tiempo, no ha tenido nada que ver con los sonidos. Puede decirse que ha tenido más que ver con la obsesión y los pecaminosos deseos de imbéciles circunspectos que formulan posturas frente a un cuaderno o un monitor.

Si nosotros fuéramos sonido y furia, el significado de nuestra nada podría llevarnos a un cierto tipo de liberación.