31.7.07

Por esto no puedo hacer una crítica política directa, o más específicamente, a nuestras próximas elecciones. Porque puede llegar un columnista nacional (Carlos Ramírez) a escribir esto, como conclusión a todo un artículo sobre las pocas cualidades que este personaje tiene para ser gobernador:
Hank carece de una sola acción política y social respetable. Todo se reduce al dinero, el circo y la arrogancia de la riqueza.
. . .y aun así, los bajacalifornianos votarán por él. Y lo hacen con la fiel convicción de que se trata de una buena opción.
Quizá sea la opción que nos aleje de ese otro partido o de esos otros políticos que a muchos tiene harto. Yo agradeceré no obstante que no veré esa práctica mussoliniana de poner tu póster en cada esquina, rodeado de familia, con el dedo pulgar al aire, diciéndonos lo bien que ha hecho su trabajo. La megalomanía es el síntoma más burdo de los que se enferman con el poder.
No obstante, se trata el partido que votamos al poder porque según nosotros "votamos por el cambio", y su estancia en el gobierno ha logrado hacer que nuestra cultura, la cultura de baja california, sea cada vez más complaciente, acomodaticia y clase mediera. Porque a partir de esa visión de mundo, la visión del PAN, nuestras aspiraciones son chatas y superficiales, convirtiéndonos en simples consumidores de bienes para soportar nuestra propia arrogancia, porque no tenemos profundidad. Y trabajando mucho. Porque el trabajo dignifica. Porque el trabajo lo es todo. Porque no hay más que hacer en este pinche mundo que trabajar.
¿Qué nadie vio Antz? ¿Estamos tan ensimismados o somos tan cínicos que el mensaje tan preclaro de una caricatura no tiene la más mínima incidencia en nuestras vidas?
Chale.
OK. Digamos que simulamos profundidad; sí, claro, la simulamos dos que tres personas, en el café, cuando leemos revistas internacionales y pretendemos ser profundos, cuando en realidad lo único que hacemos es hablar de las últimas películas que hemos visto.
Luego tenemos que ir a Wal Mart a comprar. . ."algo". Lo que sea, con tal de que sea una compra.
En fin. Todo este embrollo fue para concluir que, no obstante nosotros votamos supuestamente por el cambio, el cambio vino a la manera de un gobierno que nos convirtió a todos en clasemedieros (hay un punto en que las clases no necesariamente tienen que ver con ingreso, sino con aspiraciones, mentalidades, visiones; la clase trabajadora de nuestra ciudad también ha sido infectada por las aspiraciones chatas de nuestra clase media: es como si todo el mundo tuviera en "mindset" de los que viven en la colonia nueva). . .y que ahora resulta que no nos gusta.
Y votaremos por un candidato que a todas luces represena la maldad.
O sea que el problema somos nosotros.
Bienvenidos a la era del franco cinismo.