27.8.06

when in doubt. . .write.
Retratos breves de gente exitosa (como tú) 5
Los estudios indican que se ha dicho tu nombre y tu nombre es Anselmo y en algún momento en tu vida lo que más deseabas era ser preparador de hieleras. Nada como dicho oficio para poder dialogar en los intersticios de una fiesta en fin de semana. Se han perdido todos los preparadores de hieleras. ¿Dónde quedó Julián, aquel maestro del picahielo y el comentario punzante, el que siempre tenía el chiste perfecto para el típico gordo en turno? ¿Dónde quedó el Fernas, el que insistía haber conocido a alguno de tu familia en algún momento en su vida, el que nunca sonrió y el que siempre termina platicando sobre cómo desarmar a este país llamado México a las seis de la mañana con tu tío el que viene de Colima? Y sí. Las ánimas nocturnas que visitan silenciosamente tu fiesta, quinceañera, celebración postgraduación, cumpleaños "significativo" (esto es, en orden de importancia, cuando cumples 18, cuando cumples 25 y cuando cumples 30) tienen su nombre. Y nadie mejor que el preparador de hieleras y colocador de Sabritas adobadas en platos de foam, que aquellas dos figuras emblemáticas. Como ellos no hay ninguno, y al mismo tiempo, todo mundo ha querido emular sus nombres. Tú, Anselmo, eres uno de ellos.
Pero tú estás enamorado, Anselmo, y eso no se vale. Sobre todo porque acabas de pasarle el bote de XX Lager y sabes que ella siempre escoge esa última botella de wine cooler con sabor a papaya que se queda escondida en los intersticios de tu comunicación, en los intersticios de ese grupo de hielos que se aglomeran en el rincón superior izquierdo de la caja de nombre igloo. Ella se queda bien escondida en los intersticios de la noche. Tú eres un simple preparador de hieleras. Animador de los primeros cincuenta minutos de una de tantas fiestas cualquiera. Eres el que porta la sonrisa que se acaba en cuanto la persona deja de verte siempre trata de "escenificar" la caída de los hielos de bolsa en los botes acomodados estratégicamente en la hielera. Eres "eso", un preparador. Iniciador de posibles comentarios futuros. Nadie toma en cuenta lo que se dijo al inicio de la fiesta. Todos toman en cuenta la mirada de compromiso que dibujas en tu rostro después de la cuarta hora de la reunión. Nadie, nadie, nadie se da cuenta cuándo el preparador de hieleras se retira de la fiesta.