31.12.03

Enero se vive en completo silencio. A veces se siente un espasmo, quizá el sonido de un camión que se siente como mancha que atraviesa las paredes de la recámara, sin luz, sólo un grito descomunal con llantas que viene de lejos, que viene de cerca. Enero se vive en completo silencio, mientras dejamos que la piel recorra el frío seco de un invierno que no se va, dejamos que el frío comience a sentirse menos mientras los dos arropados con amor, astucia y cansancio nos dejamos caer en el suelo y cada uno presenta a la noche sus sueños, a veces en forma de música, a veces con calles repletas de edificios y rostros de pasados inmediatos que brindan a la vida una cierta unidad, y luego nos abrimos paso a la mañana y nos decimos con un beso que jamás despediremos el aliento original, el que nos tiene juntos, reunidos boca a boca, ese aliento que esculpe el aroma del hogar y la historia.

La sangre se reúne en las venas para decidirse correr con mayor lentitud durante los meses en que el frío habita la ciudad. La expansión de tierra que nos rodea es el mapa que precede al espíritu aventurero de la comunidad. Las cosechas detienen aun más su progresivo reptar y la telaraña que une las vidas de las gentes que conocemos y amamos es densa como el aroma de las velas y el incienso, como el sabor del licor de menta, las arrugas en la piel de una anciana que vive sola el terminar de su tiempo, imaginándose desnuda y dirigiéndose al mar, imagen que se siente como descalza, que se siente más sola que la soledad, se siente a invierno, a esos inviernos donde el sonido de los aviones no anuncian llegadas sino despedidas, las posibles despedidas de la experiencia.

Enero y el invierno son uno y lo mismo, son una especie de derretida conciencia de la unidad que se separa, aquello en la vida que une se fragmenta en trozos cada vez más íntimos. El movimiento no tiene la urgencia del calor, es el premeditado y poético movimiento de las piernas que se mueven por las habitaciones, los pasillos, las entradas de casas; las sonrisas del amigo el amante la enemiga el vecino perdido en el saludo de la última vez, son guardados en pequeños cofres, para no abrirse jamás, para atesorarse como una pequeña intimidad, similar a cuando compartimos una broma con la mirada, dilucidamos las acciones de los demás y nos tomamos de las manos aunque sea a través de la línea telefónica y le decimos adiós al mundo que guardamos en el cofrecito, porque es un tesoro del invierno que se arroja con cuidado, como todas las cosas que suceden en invierno.

30.12.03

¿Alguna vez se han atrapado a ustedes mismos diciendo una sarta de estupideces, pero no lo descubren lo suficientemente rápido como para retroceder y ovlidar toda la "línea de pensamiento" que vas manejando?

A mí sí. Se los recomiendo.

29.12.03

Abusamos de la categoría de nostalgia que le damos a las cosas. Nos prohibimos la posibilidad de simplemente recurrir a la memoria sin el peso que la nostalgia le inscribe al recuerdo, como si fuera una plasta de grasa resbalosa del pasado. Reprobamos la nostalgia, no deseamos ser partícipe de ella, quizá porque la consideramos un placer falso, una ilusión. Porque nos hace sentir que simulamos nuestra vida, viviendo de lo que una vez tuvo un significado fugaz.

La música es, en sí misma, la búsqueda de significaciones fugaces.

Ahora me encuentro sentado frente a un tocadiscos, queriendo escuchar el pasado de un LP prestado indefinidamente.

Es el disco de otro melómano, como yo. Me gusta la palabra, melómano. Es una designación igualmente romántica que "argonauta" o "necrofílico". Son parecidas porque ambas se relacionan con la melomanía: el viaje al interior de los tiempos muertos.

Le atribuimos a la nostalgia categorías por demás injustas. La peor de ellas es la de sensiblería para ser sujetos de mercado. Qué triste que hayamos llegado a esto.

La música grabada es la condensación de tiempos muertos. John Fursciante, guitarrista de los Chili Peppers, alguna vez habló de esta sensación: la de estar frente a un trozo de espacio y tiempo contenidos en las ranuras de un LP. Tiene mucho que ver con la intimidad, esto de esuchar música en acetato. El disco es "Get Happy" de Elvis Costello.

Me pregunto si Gabriel, dueño original de este documento, dejó impresas en la memoria de este objeto vinílico y semi flexible, sus propias memorias. Así como el polvo, los ácaros, el aceite y la mugre que nos rodea se queda lentamente pegada en las ranuras del disco, pienso que las memorias, los sucesivos gritos de admiración, los posibles alegatos con otros fans, que sostienes frente al tocadiscos, se quedan impresos con el tiempo.

Otra cuestión que tiene que ver con la nostalgia es el romanticismo. Mismo que asociamos con la ingenuidad. Mismo que a su vez tiene que ver con la admiración pasmosa. Misma que nos hace imaginar. Nos hace inventar nuevos mundos. Nos otorga ideas. Las ideas son el motor de la historia, al menos así lo pienso. Son producto de asociaciones que hacemos de experiencias sensoriales a veces disímiles, a veces apartadas en tiempo y espacio. Estos procesos son necesarios para vivir. Por lo menos, para poder ver en la minucia de los días, aquél poema enterrado en el lenguaje diario, en las imágenes que se van postrando con temor frente a nuestros ojos.

O sea que no veo nada malo en la nostalgia. Díganme romántico. Me vale madre.

No es que el lenguaje binario no pueda traducir el organicismo con el que se produjo la música que puedes escuchar en un LP. Esto es cierto, pero irrelevante. Lo que sucede es que el LP es un objeto de mucho mayor peso social que cualquier compact disc. Hablamos de "sonido genuino" cuando tenemos frente a nuestros oídos la digitalización de una pieza de Miles Davis. Hablamos de revolución cuando tenemos el LP de Bitches' Brew en las manos.

En pocos se produce la envidia de una colección de CD's. Pero nadie, por lo menos nadie que tenga el privilegio de ser coleccionista de música, nadie está exento de sentir una envidia enorme cuando se está frente a una colección de acetatos.

Hay gente que tiene la colección completa de los discos de Yes. Nunca les digas que has bajado de internet las canciones del "Yessalbum". Mejor, toma el álbum "Close to the Edge" y ábrelo. Huele la parte de enmedio. De seguro encontrarás aquel olor a mariguana que tanto despertó tu interés cuando tenías dieciséis años. Deja que ese olor sea similar al de las magdalenas de Proust. Ahora, ¿crees poder encontrar lo mismo al abrir el CD de Jane's Addiction que compraste en la Wal Mart a 30 % de descuento?

Fetichismo o cinismo. Witch is your prozac of choice? Los amantes del vinilo son acusados de fetichistas empedernidos, solitarios misántropos similares al bibliómano de principios del siglo XX. Son los que no pueden dejar de señalarte que los discos deben acomodarse parados, de lo contrario, la joya en su interior puede deteriorarse. Son los que contemplan en silencio el universo sonoro. Son la razón por la cual el incienso se usa en las casas. Los que comparten historias de cacerías, los que nunca dejan un disco correr de principio a final cuando están en compañía de otros misántropos como él (lo siento: creo que este mundo es casi casi 100% masculino. Algo tiene que ver con nuestra naturaleza animaloide de cazadores/recolectores). A ellos se deben los mix tapes, ellos son quienes impulsaron indirectamente toda una industria de tiendas de discos de segunda. Preguntémonos porqué los LPs no han bajado de precio desde que salieron a la venta. En una tienda de segunda, te encuentras el disco de Vitalogy de Pearl Jam en dos, tres dólares. La versión en LP vale más de veinte.

Es a razón de las frecuencias de bajos. El compact disc jamás ha podido capturar las frecuencias de bajos que el acetato logra. Esto se debe a que la música es reproducida por una aguja hipersensible. El lente láser lee; la aguja de un tocadiscos siente las ranuras grabadas en el vinil.

El dueño del disco que escucho en estos momentos debió estar sentado en un sillón. Pensaba en muchas cosas, sobre todo en el hecho de que nadie escucha este tipo de música donde vives. No hay nadie, o son pocos los que pueden compartir su gusto musical. El es especial. Porque tiene acceso a algo que tú no tienes. Porque puede escuchar cosas con oídos totalmente ajenos a los tuyos. El tiene gusto musical. Sabe lo que vale la pena, y sabe cuánto vale. Reconoce el valor histórico. Puede verse en la manera como ha cuidado este disco. Lo compró en 1979, 1980. Está intacto. Los acetatos dejan impresiones mucho más duraderas que cualquier otro formato. Es el rollo del objeto que tienes en tus manos. Estoy seguro que una lupa puede detectar las huellas digitlaes del dueño de este disco.

Una lupa de la memoria puede detectar muchas cosas más. Pero a veces los silencios entre canciones no son lo suficientemente largos como para identificarlas. El posible sorbo a un vaso con Coca Cola. La mano derecha tamborileando en la orilla de la cama. El alegato del amigo que dice que está mucho mejor el disco anterior, cuando era más punkillo y "genuino". Quizá uno de esos embarazosos episodios en los que agarras una raqueta y te pones a bailar en tu recámara como retrasado mental.

Quizá puedes ver plasmado el asentimiento de cabeza de un "snob" que escucha la música y dice: "Mhmmmm. . .¡bien!" O tal vez se quedó plasmada la noche en la cual gritaste como loco en tu recámara, el nombre de la morrita que te tiene las noches en vela (con la mano entre las piernas, restregándote y preguntándote What does it all mean?? mientras observas en la pantalla de tu cerebro los labiospiernasrodillasmusloslaorilladelbrassiereoquizáinclusohastalavozdelaquetetieneperdidamenteenamorado e imaginas cómo sería el mundo si tan siquiera a ella le gustara la misma música que tú. . .

Hace menos de diez años que conseguí la versión en CD del White Album de Beatles. Debo admitir que "Dear Prudence" en CD se presenta en una dimensión que jamás había experimentado antes en el LP de mi hermano. Pero es sumamente extraño escuchar ese disco sin estar pensando en los momentos exactos en los que se raya, o en los que se siente un poquito más "sucio" que en otras partes, otras canciones. Este es otro detalle: el LP nos da la posibilidad de hablar de espacios: recorremos con el brazo del tocadiscos la impresión en el vinil, podemos identificar dónde se encuentran las rayaduras, aquel momento en la tercera canción del Houses of the Holy de Led Zeppelin, en donde la rolita de pronto como que se distorsiona un poco por la mugre que le cayِó cuando tu primito de San Ysidro le dio en la madre tirándolo al suelo y embarrándolo de mermelada.

La historia genética, en algún momento, nos hará recordar que esuchar música en un tocadiscos es un ritual social que duró varias décadas. Era uno el tocadiscos que había en la casa, y el gusto por la música de aquellos revolucionarios compositores de los sesenta comenzó con la música que escucharon sus papás, veteranos de guerra, admiradores de crooners o de cantantes de blues y jazz, quizá coleccionistas de Paganini o de las únicas grabaciones de Caruso.

Los músicos de jazz no hubieran podido expandir el curso narrativo del jazz si no hubieran tenido oportunidad de esuchar a Ravel o a Debussy en acetato. Satie.

Frank Zappa jamás hubiera sabido de Edgar Varese si no lo hubiera escuchado en una tienda de aparatos electrónicos, donde usaban uno de los discos de Varese para probar los en aquel entonces modernas consolas.

Me rehuso a bajar las canciones del "Get Happy" de Elvis Costello del KaZaA. Ya lo hice. Fue en Audiogalaxy, otro servicio similar a Napster, ya desaparecido, pero el que me dio la primer oportunidad de conseguir "música gratis".

Quemé mi "versión bajada" del Get Happy. Lo escuché una vez. Dejé de sentir nostalgia. De hecho, no sentí nada. Y estamos hablando de uno de los discos que más he escuchado toda mi vida. Un disco que jamás me enfadaría, un disco que prefiero escuchar solo. Porque las experiencias internas que he tenido con esa música son mías.

La música que escuchas en disco, invariablemente, y aunque no quiera decir que no sucede con los CDs, nos regresa a identificar el valor de nuestra propia libertad. De nuestra individualidad. De que estamos solos en el mundo, y que ningún pendejo con poder puede ni debe llegar a atentar contra nuestra privacidad. Porque la dimensión de experiencias que uno obtiene (¿obtenía?) al escuchar el After the Gold Rush, el Blue de Joni Mitchell, el Horses de Patti Smith, el segundo disco en vivo de Kiss, sólo se obtiene al interior.

Y luego está la colectividad. Es tanta la intimidad que sugiere un disco de vinil, que a veces pienso que esta versión del Get Happy no me pertenece. Le pertenece a su dueño. Son sus impresiones, no las mías. No dejo de disfrutar el disco, pero no es lo mismo. Difícil explicar, y a la vez tan fácil de entender para aquellos que saben de lo que estoy hablando.

Cuando alguien te presta un disco, y dura en tu colección más de un año, y es un disco que esuchaste constantemente, ese disco, y la experiencia que se halla contenida en éste, ya no son del dueño original. Fíjense en la cara de quien llega a tu casa a pedirte un disco que te prestó hace mucho. Observen cómo revisa con cierta tristeza el acetato que acabas de devolver, fíjense cómo la persona notó que ese disco ya no le pertenece.

Por eso los coleccionistas de LPs somos (tristemente fuimos, en mi caso) tan anales, cuando se trata de préstamos. Recuerdo a alguien que jamás, en toda su vida, prestó un solo disco. Esa persona era vista con una mezcla entre odio, envidia y a veces hasta cierto respeto. Recelo. Sabíamos que esta persona no buscaba ser gregaria, no pretendía establecer lazos de comunicación entre un fan y otro. Pretendía ser el más grande conocedor y poseedor de música de la comunidad. Y es aquí donde iniciaba la competencia.

Tristemente, hay ciertas facciones del coleccionista de LPs que lindan en los senderos del patetismo. A esos yo les llamo los proggies: aquellos que se quedaron flotando en una sola época musical, y que dejaron de indagar, de aventurarse por lo nuevo, la nueva y novedosa saliva musical que aparece cada martes en tu tienda de discos más cercana. Como quizá diría un comunicólogo, con el afán de reducir el significado de este tipo de personas: Su campo semántico es obsoleto.

Y es que lo siento, pero nadie puede vivir en el mundo contemporáneo si nunca ha escuchado a Sonic Youth.

Banda que pertenece a otro campo de experiencias, distinto al de los LPs: al campo del autoestéreo, cuando la música que descubres la escuchas en movimiento.

Es el punto intermedio, pero muy necesario no obstante, entre el pasado vinílico y el cinismo de la ciditera. Es el mundo de los cassettes.

Los cassettes redujeron un poco el valor nominal de la música, el sentido de posesión que se lograba al adquirir un álbum, porque eso eran: álbumes, registros de un momento en la vida.

Pero los cassettes convirtieron a la experiencia en algo más comunitario. Era el momento de los cambios.

Yo toqué en un grupo. Los Bluseros del Norte. Al principio era otra banda llamada Conjuro. Cuando fui invitado a tocar con ellos, invitación que hizo mi hermana, sugerí primero enviar a través de ella una serie de cassettes de la música que escuchaba por aquel entonces. La idea era que pudiéramos primero entablar una conversación musical, a ver si estábamos en la misma frecuencia, antes de de iniciar la charla instrumental, intelectual y poética en la que anduvimos por varios años.

La primer conversación que tuve con ellos fue precisamente sobre los cassettes que les presté. Fue nuestra carta de presentación.

Esto jamás podría lograrse con los LPs. Jamás prestaría mis discos a un grupo de desconocidos.

Conforme pasan los años, la adquisición de música se vuelve mucho más utilitaria. Ante una oferta enorme -muchas veces buena, otras veces increíble, la mayoría de las veces una porquería de mercadeo para pubertos- los que escuchamos música obsesivamente recurrimos a servicios para bajar la música, haciendo a un lado la posibilidad de "adueñarse" de ella. Bajamos música porque queremos utilizarla en nuestros respectivos estilos de vida. Descubrimos nuevas bandas que forman parte de nuestra experiencia, y en ocasiones compramos los compact discs porque sabemos que se tratan de "documentos importantes", una categoría que, precisamente, nace del concepto de Long Player nacido a finales de los sesenta con el LP de Sgt. Pepper. Pero la gran mayoría de las veces buscamos lo que queremos escuchar en un momento determinado. Es una nueva era, donde el concepto de "mood music" adquiere otras dimensiones.

Coldplay jamás sacará un disco que llamemos brillante. Es música que viene acompañada de imágenes, de posturas, de declaraciones de amor impostadas.

Radiohead seguirá sacando música brillante, porque se apegan al concepto de LP de antaño.

¿De cual de las dos bandas creen ustedes que tengo toda su colección?

17.12.03

* las calles son angostas
* las banquetas son cortas. estas casi al ras del pavimento
* mismas lozas
* misma plaza publica, repleta de pueblo y gritos y comida chatarra para los domingos de fiesta, cuando acudes a la tienda departamental a dar el siguiente abono de la television o el vestido o la chamarra de piel que quieres o quiere tu hijo/esposa/padre/hermano para navidad
* ruido blanco. mucho ruido blanco
* misma indigencia. diferentes las sonrisas de quienes te piden una moneda
* mismo olor a diesel. diferente el olor de la piel. diferente aliento. igual de desagradable
* mismas grietas en las calles. mismas calles ondulantes. mismos senalamientos diminutos. mismas arquitectura colonial.
* diferentes cortes de pelo.
* una moda que trasluce su condicion de economia mediana
* un silencio enorme en torno a su pasado
* una manera muy quieta, sigilosa, de construir su historia inmediata
* comida que no estoy muy seguro si es muy buena o muy insipida. despues les comento
* un acento de lo mas irritante que puedas encontrarte
* un complejo de inferioridad
* una manera terrible de no escucharte mientras te estan escuchando
* el viento es muy pero muy agradable
* una raza que parece producto de incesto extremo

por lo pronto, esto es Santiago de Chile para mi.
hace unos diyas estuve pensando sobre todo este rollo de la democratización de las artes, en general, pero de la escritura literaria en particular.

Me llamo la atencion un comentario que citaron en el periodico Reforma, en un reportaje sobre la editorial Crunch! de Carlos Gutierrez V.

Alberto Chimal menciona (parece ser que sacaron de contexto la cita. pero en fin) que uno de los problemas de esta libertad que sugiere la escritura por medios electronicos no permite garantizar la calidad de la obra. Esto me parece absurdo.

En ningun momento puede garantizarse la calidad de una obra literaria, ya sea por medios impresos o a traves de una publicacion virtual. He tenido una infinidad de novelas adquiridas en los ultimos años que pueden atestiguar que el medio impreso no garantiza en lo mas minimo la calidad literaria.

pero veamos.

Publicar responde a una especie de "certificacion" de la labor literaria, la ultima y mas certera palmada en la espalda que el orden social le confiere a un autor. No tener obra publicada es arrastrar las sabanas de la infancia creativa, ya que la gente consideraria que por una razon no has publicado. la mas importante razon, siguiendo una logica que en estos momentos me parece ingenua, seria que no has publicado porque la obra no es buena. o que por lo menos no has "logrado formar una obra de peso", digna de certificacion.

digamos, entonces, que toda obra publicada paso por el escrutinio riguroso de quienes se dedican a este negocio, el cual consistio en valorar el trabajo que uno propone. esto puede darse por medio de concursos literarios, o incluso la posibilidad de ser descubierto por una editorial que busca nuevas propuestas, o propuestas que continuen con un modelo o tradicion o moda establecida.

sabemos muy bien que eso no es lo que ocurre.

recuerdo el prologo de una antologia de todos los cuentos que, hasta 1985, habian ganado el premio san luis potosi. la tesis principal era la siguiente: LOS SEGUNDOS LUGARES SON MAS INTERESANTES. El autor del prologo, no lo recuerdo, pero sostenia que muchos de los autores que habian ganado este premio ni siquiera continuaron con el oficio, y que muy posiblemente las obras que quedaron seleccionadas en las ultimas rondas de deliberacion tenian un mayor grado de calidad.

como fue que se otorgaron esos primeros lugares?

a veces es suerte. la suerte tiene mucho que ver en la posibilidad de publicar.

y si nos vamos a "golpes de suerte", existen escritores en el medio que no desean tomar tales riesgos. es entonces como se crea un "campo" (planteamiento de Pierre Bordieu) del cual surgen las propuestas literarias. estas fuera del campo, dificilmente seras "descubierto"

si no eres descubierto, pueden suceder cosas interesantes: primero, puedes convertirte en el diseñador de nuevas propuestas a partir de medios alternativos de difusion de tu trabajo. esta es la larga historia de quienes rompen esquemas; segundo, puedes convertirte en un amargoso que culpa las circunstancias y los circulos cerrados del campo como responsables de no poder sacar tu obra a la luz de los lectores; tercero, puede ser una buena leccion: no entras al campo porque, ahora si, tu obra se encuentra en ciernes. todas estas posibilidades son intercambiables. Hay quienes toman varios de estos caminos al mismo tiempo.

hay otros que deciden hacer del discurso "quejumbristico" un modelo para presentar su obra. el campo se siente mal, porque desde su diseño, pienso yo, no necesariamente se acuerda a cerrar filas, sino a establecer lazos de comunicacion. se otorgan premios de consolacion, se observa al autor desde su trinchera como si fuera un animal enjaulado que ofrece visiones o percepciones novedosas de la realidad.

si se fijan, NADA DE ESTO TIENE QUE VER CON LA CALIDAD DE LA OBRA.
si juegas baraja con cartas hechas de fuego
cuida de tomar sólo las esquinas
deja que tus ojos caminen despacio por la mirada del contrincante
blofea sólo cuando creas que puedes inmolar al prójimo

9.12.03

este es un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que habla sobre un blog que se perdió en la vacuidad del tiempo
No hay nada que soporte menos que escuchar mi propia voz hablando. es un estado hiperconsciente que me desagrada. porque denota una personalidad que no nos pertenece, es la que arrojamos a los demás. la que está llena de locuciones que de lejos criticas de absurdas, pretenciosas, pedantes. son aquellas veces en las cuales escuchas tu propia voz decir "pues definitivamente es algo que debe verse con mayor profundidad", y de pronto te dices a ti mismo en silencio: "Bueno, pues, de qué mierdas estás hablando? Qué te crees u qué? Acaso crees en la seriedad con la que te pones a plantear ese tipo de discusiones? No seas mamón?"

ese pinche changuito que tenemos todos plantado en la cabeza puede ser nuestra mejor arma ante la seriedad con la que contemplamos al mundo.

Nunca te la creas. es el mejor consejo que he seguido hasta la fecha. me lo dijo una de las pocas personas a las que le tengo respeto.
Toms un rsto de mmoria y la clocas en n recpiente llno de mmorias locs prdidas pr otrs
Le ds un nmbre a tdo aqullo que no tnga nmbre
Slicitas entrda al funral de un spuesto tio prdido
Llras desconslado mntras por dntro te avientas una rsita tpo la mchachita de El Exrcista.
Te dvuelves a la mmoria
Entrs al rcipiente lleno de mmorias de otrs
Dscutes con los mnos sbre las psibilidades de ls más
tmas con ts mnos ls ddos de ls nños que depsitron mmorias frscas
ls prguntas sbre la mrte
si contstan lgo
lo que sea
pden qudarse comprtindo spacio cn t mmoria
prndes una vladora pra pder rspirar a gsto

3.12.03

I'm just a slow-emotion replay of somebody I used to be.

12.11.03

mientras "blogueba" como obseso, buscando en el morbo de lo ajeno algún tipo de revelación, me topé con esta frase digna de una canción ranchera:

Estoy enamorada de un perfecto idiota.
El hecho de que sea idiota no me molesta.
Lo que me molesta es que es perfecto.

11.11.03

Frase de la semana: comentario que me hace un amigo que acaba de mudarse a Savannah, Georgia:

acá las personas se empiezan a transformar en gente y hay gente que empiezo a ver como personas

4.11.03

Coming down from the coca cola dream.
(sirol, en ínglish, y de hecho, es parte de un trabajote que llevo como dos años pegándole. enyoy)

Speed is God. Speed rules the night, the dreamscapes that make up my everyday existence. The thousand sounds and images that flow like an attention deficit disorder reality. Speed ruled over reality, making it become a surge of electricity. Now I try to approach those landscapes, and they’re mostly gone.

My longest poem was written at three in the morning. Listening to Bitches’ Brew, I became the music inside the body of the text that was being written by the sound of Miles Davis’ squeals. I was drinking 100% pure Colombian coffee; I cried that night, just for life. I cried for life in general, and in that moment I stopped caring about freedom: the world became a nightmare of people viewed as constant anonymous figures pulsing in front of me. I cried, because there is no escape.

An even longer poem was written in my head that night. I finished it at six a.m., surrounded by silence, until the alarm went off.

“Too much coffee”, I told myself. “Better cut down.”

Jazz is speed, electric cocaine, so it is no surprise that the first time I got hooked on the speed of reality was with John Coltrane’s A Love Supreme. Acknowledgement. Resolution. Pursuance. Approximately a liter of coffee and thirty minutes of constant exercise. Almost nude, covered in sweat, the flaccid body giving way to the supernatural body gestating inside. I closed my eyes and kept the constant rhythm of the music captivate the rhythms of my heart, the rhythms of my silent speech. The room smelled of sweat and coffee beans, the mouth stench of too many cups of Java flowing in my veins. Speed became my captain; life became a free jazz exercise. This experience lasted ten years.

There are times when I find myself smiling at the recognition of my own madness, when I look inside my past and I see the habit of forming alliances with everything that allowed me to be experiencing life at its most intense.

I’ve always been afraid of cocaine, so that’s why.

It keeps me talking, you know, caffeine. It makes me laugh uncontrollably at something very funny. It keeps me away from inertia, makes me want to understand everything, every single piece of the information pie had to be taken into consideration, and everything was allowed to explode in my mind. Sometimes I ended up enclosed in my quarters for an entire day; just looking at blanks screens, white pages or paper to grade. I liked it, kept me away from trying to understand everything.

Remember seeing my long lost mother in the horizons, seeing her while I took my fourth foam cup of coffee made me feel like I was unto something. I was in the middle of a therapy, and all around me, grown ups were resting on the floor, trying to overcome the fear of knowing themselves. The therapist wanted us to picture ourselves in the quietest, safest of places. I ended up telling him I saw myself on the corridors of the school we both work at. “Don’t be a hypocrite” he told me, “wash your memories from school, go back to the place where you belong.” I ended up in front of the image of my mother. Became disgusted with the idea that all this time, I’ve been looking for my dead mother. Such a simplistic notion didn’t relate with the way I saw myself: on top of buildings, flying high on speed, watching the velocity of time as it passed me by, feeling the wind tremble out the hair in my skin, making me suffer by constantly reminding me that life doesn’t exist.

I’m a product of the times, a charming, polite, inscecure man with a ridiculous amount of caffeine in his body, and a ridiculous need to please. Veins pop out every time I imagine them. Veins are the expressways to my deepest fears, almost all of them involving the rest of the people in this world.

“You don’t look stressed” they always tell me (who are they? the people, the ones outside of myself, strangers and familiar faces, all looking at me like I’m some kind of human. Don’t feel like a human, I’m just another creature wanting to get out) I don’t look stressed because my eyes are constantly feeling things, the details of reality scratching the surface of this barrier called skin.

This was all due to the caffeine, you know.

The nervous tics the constant pinching of my left middle finger the pinching of my right earlobe (you see, so as to establish a sort of equilibrium, left finger, right earlobe) the burn in my stomach the sensational surge of caffeine coming down the esophagus like some torrent of fulfilled desire the eyes popping out of their sockets the voices of the people and ideas ideas and more ideas just flowing never ending just coming over to some mind romper room never stopping even when I was trying to sleep the ideas conclusions delusions the connections that intuition foresees like some incoming river some incoming wave never stopped never came to an end.

A lucid addiction for a society gone insane.

In my mind, there have been about three different social revolutions, and in each one, I participated as the main hero, the warrior that liberates with the impulse of his own courage.

That’s when I acquired a strange fear of dying in a lynch mob. I also became sarcastic, manic depressive and seriously ill. I started drinking more Coca Cola, besides the already substantial amount of coffee.

Life became a dreamscape reality, a sonic visual force that allowed me to fly through space and time at 120 360 kbps.

I got used to laughing at myself when driving in the car.

On weekends, alcohol became the only island that let me rest for awhile. I fell in love with life during the weekends, only to come back afraid it could all just shut down. I thought reality was a TV show, struggling dearly not to be turned off by the strange old woman sitting on a sofa in some mid forgotten place the world came to design. I thought of building an army built around the idea of getting rid of this old woman. We would trace the world in search of that elusive look on her face, the look that says “no more”.

Life became the burning sensation of speed touching upon the silver linings of a fragmented world. The only way to survive was to enjoy the velocity of time; no need for patience, just sit back and relax while the world and its nuisances are born, develop, mature and softly die in the blink of an eye.

Wishes became an unusual assortment of artificial paradises: they arrived just at the exact moment you wished for them, and disappeared just as quickly as you thought them.

Sometimes I couldn’t go to work, afraid my charade would suddenly be revealed. Never in my life have I been able to figure out what this supposed charade is.

I had a system:

You make a pitcher of coffee. You pour yourself a mug, and then you let it get cold for a while. Just at the exact moment the coffee is just hot enough so it still tastes good, you just pour it all down your throat.

You can drink coca cola with a lot of ice, in the summer, so it helps you with everyday chores like painting the house, sweeping the floor, washing the car. You turn up the volume, you listen to some old hardcore band playing their insistent pounding on your brain, you abandon yourself to the simplest of pure experiences. The earth shatters, moves, bounces up and down, the world is suddenly more bearable, because you feel it on the tips of your toes. You smile every time you see the face of the woman you love, you send a message to the skies, telling them how much you love the color of that woman’s skin.

When Coke is not enough, you can always go back to coffee. That’s why you made enough for about three more mugs.

If the coffee burns, just pour more water. But you have to promise yourself to drink the entire pitcher, otherwise the game of electrifying your brain is suddenly lost to the sounds of the evening cars passing by. And you don’t want to hear that noise, you prefer to keep it in the background, like a still image of a busy street, the colors the lights marking their territory on the road. The sounds disappear, and all you do is just sit and wait until life turns its chaos upside down. That’s when you start to understand things.

Don’t let your body be imprisoned by the long lines that take you to the other side of the world.

I have a tendency to crack, every time I cross the border. It has become an unbearable experience; it may have some underlying political reasons, but those reasons are buried in my conscience. I can no longer state that I feel a sort of contempt for the realities I encounter when I go to the U.S. I mean, I can no longer enunciate them. They are felt, inside of me, a thunderous clap in my belly, the idea of crossing boundaries, an ancient subversion that survives in the genetic history of my blood.
Billboards scare me. The insides of stores, single ideas produced and then presented like some version of happiness on the window display. The face of a young woman, her life a series of tragedies covered by the logo on her shirt, simply greets the oncoming stranger. Suddenly everything falls apart and the mere thought of spending seconds minutes instants browsing through stores becomes an adventure, a voyage, an encounter with a dragon dressed with the hippest clothes in town.

It doesn't help when you're experiencing all of this while 16 oz. of pure black coffee beans picked up in some country forgotten by modern-day processes of recollection, then sent to the U.S., tons and tons of pure black coffee beans then grounded and packaged in bags designed by marketing experts with stress levels rising up to the same altitude as the people who pick those beans on the cold cold mountains, distributed all over the country by people who will soon die of skin cancer or heart attack (as we all) from eating too many 7/11 burritos, then opened in the coffee store by an undergraduate student up to his knees in shool loans who doesn't realize that all the time he's greeting every single costumer with a smile, he's conjuring up a mean ulcer made up of his passive aggressiveness towards picky strangers who never agree on the type of service they receive, then put on the coffee machine until the steam sucks up all the juice from the grounded coffee beans and then served on a too hot cup with a cardboard holder invented by some lawyer from the corporation so as to not deal with stupid people who complain that the cups are too hot. . .so it doesn't hellp that those 16 oz. of pure, black coffee are surging through your veins like a second life support, pumping your heart rate until you can't hear nothing but let's go to that store, I hear they have some cool things there.

I think I need to lay off the coffee. I think I need to lay off the idea that someday my vision of the world I live in will soon fade. Will soon turn into another form of darkness, another form of light.


29.10.03

chequen esto.

mi cuñado/hermano Tomás y yo solemos tener unas conversaciones por e mail de lo más primorosas. a un e mail suyo, siento la necesidad moral de responderle con la misma tensión, tónica y espíritu. es uno de mis primeros maestros y por eso seguiré sus pasos, por más distintos caminos que vayamos tomando con el paso de los años.

El horror del desempleo, la frialdad de las instituciones y la vergüenza del

sin-trabajo.

Tomás Di Bella




“Porque cada uno aún se cree el amo de su destino, cuando en realidad es una cifra introducida por el azar en una estadística”. Estas son algunas de las palabras de la filósofa francesa Viviane Forrester y que yo tomo como mera excusa para platicar sobre un nuevo fantasma que recorre la región de Baja California –que en realidad asusta por todo el mundo– y que se llama eufemísticamente desempleo.

Si los economistas modernos suelen analizar, y ellos entenderán sus métodos, este “fenómeno” –para ellos es un problema estadístico que se resuelve empleando desempleados y desempleando empleados– como algo pasajero, como una cuestión de ajustes a la máquina productiva, como un detalle imprevisto a modificar con otro detalle; o los sociólogos de la administración y analistas del poder lo asumen como el fatalismo del progreso de la modernidad, como el renqueo cucho de nuestras centenarias entidades tratando de insertarse en el engranaje imparable de la ganancia y la productividad, como algo inevitable que a la larga y con reciedumbre y tenacidad redundará en beneficios para la mayoría; o los amanuenses asalariados (ciertos abaladores de las políticas de la mentira) pregonan como parte de la derrama y sangría necesaria para ser competitivos, exportables y figurar en la nómina de las regiones preferidamente explotables de las megaempresas; para el desempleado común, no el de la estadística sino el de hueso, alma y carne y que tiene domicilio y familia, nombre y dignidad, su situación no es sujeta de sesudos estudios sino de verdadero horror: el o la empleada universitaria, el o la empleada gubernamental, el o la empleada de la empresa privada que vive en calles reales y verdaderas, que tiene hijos y deudas, que contrae compromisos y se aventura a planear su vida; que tiene gustos y preferencias; que le gusta divertirse y que asiste a espectáculos y consume en mercados y paga impuestos y tiene opiniones políticas aunque no sean escuchadas ni tomadas en cuenta; que sufre, se enamora, se ilusiona y que batalla para sobrevivir y para pagar sus recibos de consumo, ya sean tan desorbitados como los de la energía eléctrica o del predial (disculpe el lector la lista, pero es necesario recordar que son seres vivos, no números); este empleado, pues, un mal día –y todos podemos ser ese en cualquier momento, créalo– se le informa que sus servicios ya no son necesariamente productivos, que las nuevas políticas económicas y administrativas tomaron rumbos más “modernos” (la institución nunca aclara esto, porque se tropieza contra su propia palabrería, porque no existe justificación creíble), más a la altura de las exigencias de los nuevos” modelos y las más recientes transacciones comerciales; que los planes que los flamantes funcionarios establecieron en las cúpulas no contemplan el número de sus cálculos y diagramas y que igual se puede prescindir de cientos de maestros, empleados administrativos, conserjes, enfermeras, médicos, derechohabientes, trabajadoras de la maquila de un solo golpe: duro, seco, contundente y fulminante.Y al igual que el caos que produce un embotellamiento vehicular, las nuevas tendencias atropellan a cualquier obstáculo que se les atraviese; la maquinaria se ha echado a andar y ciega como toda máquina arrasa con los beneficios y las conquistas sociales: prestaciones, jubilaciones, medicamentos, atmósfera de tranquilidad en el trabajo, amenazas y rumores, discriminación académica, ninguneo de las necesidadaes salariales, despidos disfrazados de ajustes administrativos, cancelación de oportunidades educativas y de superación.

Pero esto no tiene la menor importancia para los planes de la Institución (dejémonos de eufemismos: UABC, Cetys, Universidad Iberoamericana, SEP, Ayuntamiento de Mexicali, IMSS, etc) porque a partir de ahora escucharemos los discursos tranquilizadores y pontificantes, una lista de repeticiones sobre los mismos temas raspados de la economía, de las optimizaciones de recursos, de las tendencias sociales, las supercherías de la modernización académica y el trabajo intenso de una imagen institucional superlustrada y teatral, pero que esconde otras intenciones.

Pero no nos olvidemos de la vergüenza del desempleado, que avasallado y sin una organización que lo defienda, obnubilado por el golpe no sólo a su autoestima sino a su estado financiero, orillado a la bancarrota y al sentimiento de inutilidad, siente que su vida (se lo hacen creer todos los funcionarios) es una derrota y es inservible: su destino es destruido por las sumas y restas, los números rojos, las reparticiones apresuradas del presupuesto, la nueva careta del viejo mal reparto, y él es el chivito al pastor: y sin embargo sólo él se siente culpable.

Pero algo es bastante claro: el trabajo de cada ciudadano es su derecho y patrimonio; es su entorno cultural y su hábitat; es la circulación de su sangre y de su vida y tiene el supremo derecho a defenderlo. Su trabajo y el producto de este, es el que le imprime esa especial característica de su idiosincrasia; él le da el color y sabor a su región; ese trabajo es la explicación de su oriundez y la suma de su vida y de los demás: No es la institución la que le da vida cultural a nuestro estado, sino el ciudadano con su reciedumbre diaria, con su producto laboral; aquella es un apéndice de este; la primera desaparecerá sin el esfuerzo del último: No es el bosque sino la semilla lo que importa.

Queda flotando en el aire una pregunta que duele y endurece: ¿Se trabaja realmente por la filosofía de la plenitud del ser?


a lo que yo respondo:

(continúo en la tónica visceral de tu texto) . . . y es que la plenitud del ser está en su oficio, entre otras cosas: en la posibilidad de imprimir su vida y su voz y su enjambre de deseos y sueños y frustraciones en un espacio que pueda llamar suyo, el que define y da rumbo (de perdida una dirección, chingado, tras una ola plateada que llamamos realidad y que cada vez se vuelve más compleja y engañosa) a su vida; es la posibilidad de ver impreso en sus manos el fruto de una labor, la posibilidad de engendrar algo, lo que sea, el producto de la creatividad y el ingenio, la premura con la que puede una persona sacar adelante todo el engranaje en el que nos hallamos envueltos y llamamos progreso.

por eso los obreros comenzaron a usar chalecos con el logo de la maquila.

por eso también los obreros en algún momento tuvieron la oportunidad de organizarse y luchar por sus derechos, no necesariamente se trataba de mejorar las condiciones salariales y/o de vida (claro que fue parte importante, y lo sigue siendo) sino que se trataba de asegurarse de que aquella empresa, aquel oficio, aquellos años de esfuerzo y dedicación no fueran pateados y corridos por la puerta trasera, sólo porque la empresa necesita "reestructurarse".

por eso también los obreros, hoy en día, buscan comprar en las mismas tiendas que sus dueños, supervisores ingenieros con licenciaturas maestrias doctorados en escuelas extranjeras. buscan encontrar por lo menos un sólo producto en común que puedan comprar con sus raquíticos salarios. por eso también el obrero se siente orgulloso cuando, en aquellas raras ocasiones en las que se reúne toda la planta a celebrar el fin de año, pueda ver sentado a su supervisor güero y con barriga de rico bien comido, tomando de la misma botella. lo quieren así, quieren que así suceda, porque así debe ser. ¿ o no ?

por eso también el trabajador a nivel mundial puede sentir la carencia, independientemente del país de que se trate. de los únicos rostros universales que podemos encontrar en esta tierra es el del obrero: su condición no discrimina raza, credo o nivel de explotación. pones a un obrero coreano, a un filipino, a un mexicano y a un estadounidense, y cuando menos nos demos cuenta, la conversación girará en torno a sus vidas. al final puede que haya peleas, dimes y diretes, escupitajos de borrachera. pero por unos segundos, nadie podrá evitar sonreir. por el simple hecho de que se reconocen en el otro.

estos otros pierden el empleo y le llaman mala suerte a su destino momentáneo. llegarán otras empresas, otros oficios, el trabajo nunca será fijo de aquí en adelante. los jefes cambian, los insultos y los manuales de operación se vuelven más sofisticados; las secretarias cada vez hablarán más idiomas y los jefes cada vez serán más jóvenes. la mala suerte momentánea la llamamos racha y de pronto pues no hay ni pa'l pan porque el pan pues quiso tirarle toda la carne al asador de la industria. una temporada en el infierno -o sea, en los campos ahorita dorados de california- y pues un poquito de pan gringo los fines de semana cuando vuelven de la jornada pagada en dólares y dolores.

desde cierta óptica, una óptica por demás optimista y quizá hipócrita a la vez, el obrero, el trabajador de a diario, -el que no se encierra en un cubículo o en un título o en un puesto por demás pretencioso, ocioso y oneroso- la tiene más fácil. porque en toda su posible "falta" de capacidades, nunca ha olvidado aquella de la que prescindimos todos los que nos decimos ostentadores de un oficio más calificado: nunca han olvidado la fuerza de las manos.

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por otro laredo: un par de ogservaciones: sin tenerle el más mínimo respeto o consideración a los economistas (pinches herejes postmodernos), a menos y que vengan de la Veracruzana, me pregunto: si identificas la posición o análisis del economista, el análisis ¿de qué posición viene? ¿de un intelectual, un poeta, una persona ilustrada, una voz en las calles?

y por aun otro laredo, también me pregunto: ¿vale la pena? ¿se hacen estos señlamientos en pos de quienes son afectados, o se hace en pos de perpetuar el discurso en contra del poder?

a veces me cuesta trabajo seguir la línea de lo primero, de utilizar nuestro discurso en apoyo a quienes se afectan (o somos afectados) por estas condiciones. a veces pienso que es inútil. porque los seres humanos somo unos hijos de puta, y cuando menos nos damos cuenta, aquél de quien hablamos a su favor sería el primero en dar la cara para llevarnos a la hoguera. . .

26.10.03

Separated twins see each other for first time

24.10.03

Por cierto.
Platicando con mi amigo Neto, de la ciudad de Cambridge, Mass., me enteré que Elliot Smith comenzó su carrera como músico callejero. En Boston. Vías públicas, estación del tren, el estuche de la guitarra en el suelo, el tipo del saco polvoso y la voz impregnada de aguardiente, las solapas levantadas, un gorro de nieve, la mirada distante, perdida en la rola improvisada en medio de la muñidiza culta y serena de la ciudad que vio nacer a Edgar Allan Poe.

23.10.03

Hace un par de días encontraron el cuerpo de Elliot Smith en su departamento, un cuchillo enterrado en su pecho.

Elliot Smith fue -y este fue suena tan prematuro, tan inmediato, y tan vago- uno de los compositores más brillantes de los últimos diez años.

No quiero recordar la primera vez que escuché una de sus canciones. No quiero recrear un momento que sonará falso y solemne como todo la falsedad de sentimientos que produce la muerte de otros, propios y extraños, estrellas e ídolos. Quiero hablar un poco sobre su música.

Siempre he sido un sucker por la música que deriva de los Beatles. Probablemente estemos hablando del ochenta por ciento de lo que ha producido la música en los últimos treinta cuarenta años. En algún momento llegué a pensar que simplemente el White Album produjo un estilo musical, una aproximación al arte de fabricar una rolita chingona, por cada una de las canciones que vienen en el disco. Helter Skelter no sólo produjo a un asesino chic; también vaticinó el DIY, el chingue a su madre todo y toquemos como nos venga en gana.

Elliot Smith, si quieren seguir leyendo y no los espantó esta referencia bitlera, podemos ubicarlo no como un fiel seguidor de la estética de los beatles. Sus rolas se aproximaban a esa estética, pero sólo como esencias, las ideas que permean alrededor de una rola de los beatles. Podemos incluso especificar el periodo que Elliot Smith cubría: más o menos, tomaba un poco del Revolver, del Rubber Soul, del Abbey Road. Pero hasta ahí.

Otro compositor que aproximó la música de los beatles similar a Smith fue Silvio Rodríguez. No se trataba de robar un riff, una melodía, esos instantes de música, al interior de una rola de los beatles, que se vuelve como un ente separado de su totalidad. Elliot Smith era un fanático de esos medios tonos que de pronto surgen al término de el cuarto compás, una invención por demás bitlera.

Pero hay otro detalle de la música de Smith y su relación con los bídls. Sus referencias no son las obligadas. No hay trompetas piccolo repitiendo la línea melódica, no toma las armonías majestuosas que Mcartney solía componer con una gracia casi Mozartesca (qué horripilante palabra me acabo de aventar. . .) Sus referencias vienen casi exclusivamente de ese "unsung hero" de los bídls: George Harrison.

Si hay un músico que logró capturar la vibra de las canciones que Harrison contribuyó a los bídls, es Elliot Smith.

Pero aquí no termina. No era este compositor un descarado rata que escoge retazos del catálogo clásico de rolas para crear sus piezas. Su urdimbre era mucho más sutil.

Su voz era el instrumento más dulce que jamás he escuchado. Podemos pensar en Tim y Jim Buckley, en Nick Drake, cuando pensamos en esas voces melosas que impregnan las piezas de melancolía y de un pathos verdaderamente adictivo (por eso los que son fanáticos de los "cantautores" suelen ser obsesivos con sus ídolos, convirtiéndolos en esa sociedad secreta de "escogidos" que tuvieron la oportunidad de vivir la presencia de sus melodías). La voz de Smith vivía en esa línea tan delgada entre la vulnerabilidad y la fortaleza, propia de oximorons como "urgencia letárgica" (un término aplicado alguna vez a la música de Dinosaur Jr., por cierto)

Era de esos músicos que convertía a sus canciones en confidencias personales al escucha. No lo oyes cantar; sientes que las canciones te las susurra al oído.

Técnicamente prodigioso en el manejo de la guitarra, tenía una paleta, un "bag of tricks" tremendo. Recuerdo que alguna vez pensé que se trataba de un Lou Barlow (de Sebadoh) mucho más pulido, pero igual de débil, de desnudo.

Sus composiciones son el resultado no de un proceso catártico, sino del efecto posterior. Posterior al tormento, al ahogo de la experiencia de vida, una reflexión por demás humana de su condición sensible. Sin ser la voz de la sapiencia, sus canciones son como aquella brisa lejana que queda flotando después de la tormenta.

No tienen idea lo que sentí cuando me enteré de su muerte. Ellliot Smith fue encontrado en su departamento, con un cuchillo enterrado en el pecho. Las autoridades concluyeron definitivamente que se trató de un suicidio.

21.10.03

¿Qué es más importante, ritmo o lucidez?

¿Qué sucede cuando no puedes desarrollar la técnica del "product placement" en tu narrativa, cuando los referentes de cultura popular se te escapan de la mano, cuando la marca de cereal, de los pantalones, la línea de diálogo de la película, la letra de The Smiths o de REM, cuando aquel referente kitsch/chic no cabe en el bultito narrado que construyes mientras te picas la nariz y te muerdes las uñas?

¿Qué sucede cuando nunca pudiste agarrarle al espánglish, porque tu mente lo obstruye, porque no hablas así, porque las cláusulas las ves verdes y llenas de brotes floridos de español más o menos bien urdido, qué pasa cuando tu cerebro nunca tuvo esa separación del lenguaje que se da cuando piensas en dos idiomas al mismo tiempo, cuando el pensamiento en inglés y el pensamiento en español son dos entes separados en tu propia neurosis?

¿Qué sucede cuando la efedrina comienza a oler, cuando tus poros exhalan el aroma a botiquín de abuelita, cuando son las cuatro de la mañana y los sueños y los proyectos son tan vívidos que jamás podrán realizarse?

¿Qué sucede cuando no permites que en ningún momento crezca la uña de la discordia, cuando lo que escribes no produce ni asco ni coraje ni tentación, ni olvido ni indiferencia, cuando sólo piensas en la muerte del texto y luego finges que duermes mientras te arrancas lasuñaslaspestañaslacascaritadepielqueseformaentrelosdedos, cuando de pronto, son las cinco de la mañana y tú aun no decides cómo vas a titular tu último berrinche?
Quisiera tener el último aforismo en mis manos
aquél que cargue con el resto
y los lleve al río
al estanque
al fondo del mar

Quisiera golpear a las puertas del testimonio lúcido e ingenioso
la urdimbre de palabbras que se oyen bonito
por asociación y por malicia
por desencanto y falta de imaginación
quisiera reducir la escritura a meros slogans
que sirvan de escaparate
o de cobija para un pobre diablo que alguna vez se creyó inteligente
y ahora descansa a los pies de su propio vacío

Quisiera tener la película donde todos los famosos se congregan
a observar los minutos de existencia
que tuvieron sus rostros, sus dichos, sus frases, sus acciones,
en aquella televisión que todos tenemos
incrustada en la cabeza

Quisiera olvidar un poco, sí
despegarme de la tierra
escalar las alturas de un espectacular iluminado
con la luz de neón de la farmacia familiar
y rasgar con mis uñas aquella frase
que mantuvo a un pobre diablo despierto
toda la noche
o lo mantuvo atento
frente al espejo
preguntándose "Qué pedo con tu vida, güey"
"¿Cuándo se detiene todo este show?"

18.10.03

Hola.

Esto es de Bibiana.

On an email tonight, a friend said that for the first film SDSU showed on
their film fest, they had only a homeless woman in attendance, followed by a
'...thank goodness, it picked up after that. But, hey, poverty deserves
culture, too", like if we were all rich, imagine that!!! I thought about the
time when the Medici' family had a great fortune and started to suport
artists as their protegés: all the 'ninja turtles' clan: Michael Angelo,
Donatello, Rafaello, Da Vinci and some others florentinian artists. I would
like to afirm that that was the time, but then again, renaissance and my
artwork are like what my mom told me once: "...your outfit is not proper for
this conversation". So just leave it that size.

"Mexicali is the world's host" is how the ads end now that Pavarotti will be
performing this saturday in Mexicali. My repressed-punk-spirit thought the
city will be for us. Everyone will be there, they are going to the "opera"
eventhough they don't now that it won't be an opera, only arias. They don't
know the meaning of 'soprano' or 'tenor' and they don't really care since
it's only art advertised as the "century's event" and theyhavetobethere.
World figures, drug dealers with their pushers, local high society with
their kids and their nannies, midle and upper middle class whose kids are in
the choirs, poor people who deserves culture and paid 10 bucks, all together
to be part of this 'magno evento'. My godfather will be too busy cleaning
his kitchen since Luci's comming to cook (yes, he cooks his own food; not
for nothing he's heavy). Thieves would be breaking houses to empty them,
some others would just find something that they can rapidly sell to get
heroin to survive. Me and my spirit? we will just take the city -don't ask
me how.

17.10.03

Okey.

Mañana se presenta Luciano Pavarotti en La Laguna Salada, desierto de donde se da paso la ciudad de Mexicali, rumbo a la Rumorosa.

Ha sido un espectáculo digno de los mejores episodios de The Simpsons, pan y circo para un pueblo que todavía se saca los mocos en público, le gustan los platillos de los restaurantes con redilas, y entran con cachucha a la iglesia.

No pude dejar de pensar en esta imagen: Luciano Pavarotti, desnudo salvo unos calzones, comiéndose una pasta rebozando de carne molida, pensando en la última vez que tuvo una erección. ¿Por qué pienso en esto? Porque los seres humanos somos patéticos, y alguien debe presentar una imagen banal y estúpida que baje del trono a los más airados.

La ciudad estará vacía. Si alguien desea saquear las casas de aquellos mexicalenses y mexicalensas de bien, yo puedo apuntarlos en la dirección correcta.

16.10.03

¿podemos afirmar que el aroma de los hombres se deteriora con el tiempo?
¿que conforme envejecemos, el olor natural que despide nuestro cuerpo, nuestra transpiración, aliento, gases y flujos intestinales se vuelve un poco más intolerable?
Frase del día:

Bush, Schwarzenegger meet, talk economy

14.10.03

Receive your Viagra order in 24 to 48 hours

Adoro las promesas que el correo nos ofrece al alcance del mouse.
Combinemos un poco de Viagra con un poco de Vicodin, unas cuantas películas porno, un montón de programas para protegerte del spam, y listo: un individuo completamente preparado para enfrentar la vida. Drogado, caliente y con dos que tres fotos de una pobre chamaca de Wyoming y el negociazo de su novio con su página XXX en internet.

Por esto y mucho más, Kurt Vonnegut Jr. dejará de existir en nuestro mundo.

9.10.03

frase más chistosa con la que me he enfrentado este día:

Siegfried says tiger was trying to help

7.10.03

Otro día y otro momento más que se reafirma la consigna: El pueblo tiene a los gobernantes que se merece. . .

la próxima vez que cruce a los Estados Unidos, no podré evitar curármela. No mamen. Arnold de gobernador.
These are a few of me favourite streams. . .
Iren: esto se lo robé a uno de mis primeros intentos por "bloggear"

a veces creo que todos moriremos felices
a veces creo que todos moriremos con una sonrisa en la cara
a veces creo que todos sonreiremos como cuervos de caricatura
a veces pienso que la muerte es la entrada a la caricatura del espíritu
a veces muero cuando pienso en la felicidad y en la muerte
a veces pienso que morimos a cada rato
a veces muero feliz, a veces no, depende de la hora del día
a veces rio cuando muero
a veces, me siento como un cuervo que rie ante la felicidad de la muerte
a veces, me siento tan vacio, que me escondo presuroso en las líneas de un texto


Parece carta suicida.
Vicodin for the pain and fun

(subject de un correo basura)

Siempre he pensado que aquello que nos produce dolor y miedo también nos gusta. Todo mundo puede ser un sado en potencia. Ouch!

A mi me paso de niño con las coyotas. La subversión del gusto, cómo se proyecta en nuestras predilecciones aquello que nos puede causar espanto.

El señor de las coyotas, pan dulce hecho con membrillo (?, creo) en Sonora principalmente, caminaba por las calles de la colonia con dos cajas de cartón amarradas con mecate. Ahí traía el suculento manjar acompañable con leche. Mi nana, cada vez que lo veía pasar, me decía: Mira, ahí va el robachicos. Si te sales de la casa sin permiso te va a robar

No obstante, por las tardes se encontraba un plato con coyotas en la mesa de la cocina.

Hasta que descubrí una vez a mi nana comprando coyotas a este supuesto "coyote" de los niños bien. . .(o sea, naive y fresa el nene. . .)

la ecuación era sencilla y complicada a la vez: O sea que, aquél hombre que representa el terror de los niños malcriados, también posee la llave de nuestros paladares. Mhmmmm.

¿Cuánto podemos extrapolar de esta idea. . .?
Estábamos sentados mi alma y yo comiendo un trozo de picsa, sentados en la banqueta fuera del negocio de picsas, un puesto donde puedes ordenar tus picsas personales para no convidarles a nadie, pero eso sí, a tu alma sí le convidas porque es buena onda y te escucha y a veces te da buenos consejos.

Platicábamos mi alma y yo sobre política, sobre políticos, y sobre goles discutidos que le han dado triunfos a los equipos, de esos goles en los que no se marcó fuera de lugar.

Pasa un tipo que caminaba con su propia alma cargada a sus espaldas y nos dice sin decirnos "tengo hambre".

Mi alma y yo nos preguntamos qué hacer ante tal predicamento, ya que las picsas personales no son de lo más llenadoras y, aunque saben más ricas cuando las convidas (unos creen que esta es una reverenda mentira), mi alma y yo teníamos mucha hambre. Ya la saciábamos, sentados en la banqueta, frente al negocio tipo "draiv trú" , justo bajo las narices del muchachillo flaco que huele a queso y harina y que lleva seis horas frente al horno que hace las picsas personales, las mismas cuyos peperonis se encuentran estratégicamente colocados en la pequeña circunferencia cubierta de queso derretido.

Al tipo que carga con su alma a sus espaldas se le dibuja la imagen de la picsa atravesando su cogote mientras piensa: La vida es buena.

El alma del tipo no piensa lo mismo. Imagina la vida como una especie de mierda mal hecha, maltrecha y llena de hoyos negros y hambres injustas.

Mi alma intenta convidar un trozo de su picsa a este tipo. El tipo nos regaña con la mirada y luego nos dice: "Yo lo único que quiero es salir de aquí."

2.10.03

Migrant Deaths Rise on U.S.-Mexico Border in 2003
Wed Oct 1, 8:06 PM ET Add U.S. National - Reuters to My Yahoo!


By Deborah Tedford

BROWNSVILLE, Texas (Reuters) - The number of migrants who died crossing the U.S.-Mexico border rose to the highest level in three years during 2003, according to the latest statistics released on Wednesday by U.S. officials.

At least 346 migrants from Mexico and Latin America died trying to cross the border during the government's 2003 fiscal year, which ended on Tuesday, the U.S. Bureau of Customs and Border Protection said.


The figure exceeded last year's death toll by 26 and 2001 figures by 10.


This year's total was the highest recorded since 2000, when 383 perished, bureau spokeswoman Gloria Chavez told Reuters.


Border officials in the United States and Mexico joined efforts to curb the deaths this year, airing community service announcements, setting up emergency beacons and sending out rescue patrols.


The United States recently piloted a program to repatriate Mexican migrants arrested in the deadliest part of the Arizona desert to six cities nearly 1,000 miles away.


The Lateral Repatriation Program aims to cut deaths by making it difficult for migrants to cross again in the desert. Most are repatriated into neighboring Sonora state.


The main cause of death, with at least 139 cases, was dehydration or exposure in the Sonoran Desert in southern Arizona. It has become the main migration route since a border crackdown known as Operation Gatekeeper began eight years ago.


Others drowned in the Rio Grande River (called Rio Bravo in Mexico) that divides Texas and Mexico, or perished in car crashes in unsuccessful attempts at "border running," or trying to outrun border patrol agents on rural highways and freeways.


The death statistics do not include dozens who suffocate in boxcars or die in high-speed car chases in counties that are not located along the border -- like 19 who died in May in an airless tractor-trailer near Victoria, Texas.


Chavez said border agents succeeded in saving many lives. During 2003, they rescued more than 1,200 migrants, giving emergency medical treatment to many and transporting others to area hospitals, she said.


Hector Aguilar with Mexico's Foreign Relations office here, said Mexico's Grupo Beta, an agency that counsels and supports migrants, mounted regular rescue missions south of the border.




1.10.03

entonces. si tienes chance de presentarte con otra persona desde una óptica más "sincera", digamos, así yo dijera:

Hola.
De mi familia viene la neurosis y la tendencia a la catársis banal
De la sangre española viene el exceso de vello en los brazos y pecho, así como la calvicie prematura.
De la sangre sefardí viene mi perpetua desconfianza a todo lo que se mueva, incluyendo mi propia sombra
De mi trabajo viene la úlcera y la neurosis que consumo de los demás.
Mis lágrimas a veces vienen de una buena película.
Mis risas vienen tanto de la muerte, del absurdo y sus combinaciones.
Mi amor viene de Tijuana.
Mi fuero interno viene de Mexicali.
Mi espíritu de servicio viene de mi educación cívica.
Mi culpabilidad viene de las palabras de una monja convencida de cuarto de primaria.
Mis manos vienen de mi madre, así como el espejismod de mi mirada.
Mis obsesiones vienen de la primera vez que observé mi ombligo y comencé a rasccarlo hasta dejar herida.
Mi coraje nunca llega y siempre está, viene de la historia y de la poca armonía que observo en el mundo sensible.
Mi sentido del humor viene de Swift, Rabelais, Voltaire y Vonnegut Jr.
Mi infancia se quedó alojada en el patio trasero de la casa de mi padre.

¿Aun me quiero conocer? Ya no sé.

30.9.03

No olvido la noche en que un escitor de talla conocida pretendió desarrollar un tallercito de escritura. Su cátedra:

1.- Comenzó con una lista de lo que él decidió que eran las obras fundamentales de la literatura, divididas en dos columnas: obras universales y obras contemporáneas. Al término de la lista, esperó a que todos la copiaran y puntualizó: para poder ser buen escritor hay que comenzar por leer todos estos libros.

Les juro que eso nos dijo.

Posteriormente, sacó su acordeoncito de ejercicios tomados de la cátedra de David Mamet, planteó dos escenarios distintos para desarrollar una trama narrativa y dijo: escriban.

Escuchó "con atención" las lecturas que los aspirantes a publicar en Tusquets tenían que decir y en ese momento decidí buscar mejores maneras de perder el tiempo.

Afortunadamente, Bibiana y yo tenemos sentido del humor, así que jugamos al juego de a ver quién encontraba la mejor manera de salir de ese salón. Fuimos embarazosamente obvios, y hasta la fecha no recuerdo si, al salir del salón, nos enfrentamos a un viento agresivo o simplemente a la lluvia.


Todo, la vida, y una novela, pueden comenzar así:

3.- Nací. Vivo. Después moriré.

90.- Fueron los mejores tiempos, los peores de la vida. Abundancias y escasez, amor y odio replegado en los ojos de un niño que pide un poco de paz.

29.- Dicen que Don Augusto Morales nunca había visto el mar.

1.- Y pensar que todo comenzó al interior de esta oficina.

512.- Las sombras del mundo me persiguen.

12909.- Recuerdo la última vez que vi a Edward Gains.

73.- Su nombre era Nubia y tenía en sus muslos el poder del deseo.

0.- Anoche llovió.

18.- Fue un doce de septiembre cuando las manos de Alberto por fin vieron la luz del mundo.

46.- Desparramada en el asiento trasero de un eco taxi, la madre respiraba los humos de la ciudad mientras buscaba la mirada de su recién nacido.

100.- Todos nacimos para matar, de vez en cuando.

87.- El huracán perdió lentamente su vida mientras el Galeón de los Damasco filtraba su presencia magnánime por entre la niebla de un mar inhóspito.

234.- Comencemos por recapitular los hechos acontecidos aquella tarde, en que Don Julio Escárraga, secretario obsoleto de cuerpo breve y voz de hamster adormecido, descubrió dos ranuras en su mente, que le permitían viajar a través del tiempo.


Quien valora estos comienzos como un camino hacia la estructura de una novela, es un imbécil que pretende establecer parámetros de acción y fórmulas arbitrarias para explicar el mundo.

Quienes pretenden visiones totales para la explicación del mundo, recurriendo a cánones, leyes o principios basados en una concepción estética de la forma de la novela, son aún más estúpidos. Porque creen que sus "obras" lograrán la misma trascendencia que las obras del pasado, mismas que no se permitieron regir por cánones preestablecidos de formación.

Beware of the canon. Cuida que tu palabra no se convierta en institución. Las instituciones corrompen la médula que le da espíritu al orden creador.

Puedo comenzar una novela diciendo: Voy a meterla por el "crack" de tu culo, a ver si así dejas de ser tan anal.

No hay nada peor que un escritor provenga de antecedentes "nerds", que haya sido el oscuro sujeto sin nombre sentado en el rincón del salón, callado y pasivo agresivamente complotando la idea de que es mejor que los demás.

Primero se comienza con un buen trato social. Después aprende a completar tu visión del mundo. Si no has vivido con vividores, si te la has pasado platicando con personas de "tu mismo nivel intelectual", si esperas que el mundo comprenda tus loas y odiseas verbales, si no te has sentado a comerte unos tacos con el vecino o con el que ves pasar en bicicleta rumbo a su trabajo todos los días, si nunca le mentaste la madre a un policía sin ser "clever", si nunca has sido abrazado por aquel amigo que daría sus manos pa' que sigas escribiendo tus cosas, si eres de los que se queja porque no entiende el graffitti, si todos y cada uno de tus sentimientos los reduces a fórmulas y raciocinios que reflejan tu propio mecanismo de defensa, si eres todo eso, puedes muy bien tirarte por el "crack" de tu propia invención, y esperar a que las llamas del tiempo incineren tu obra, porque NO VALES LA PENA! Eres más anacrónico que una videocassetera beta, y con mucho menos valor kitsch.
What's in a template?

26.9.03

este texto es de un mi muy amiguito Bill Marsh. Léanlo de corrido, no se detengan a "pensar" en lo que "te está diciendo". Deja que corran las palabras como si escucharas dentro de tu caja toráxica un radio de transistores advirtiendo mensajes y propaganda política en una plaza pública en París, Londres, Tokio, o el pequeño cubículo al que llamamos "mi ciudad". Enjoy

TOOLS BUILT BY ANONYMOUS ANCESTORS


Technology’s exponential progressestranges the fact in recovered artifacts.We return to typologies, types of media weapons provoke: on the head of this dragon how remarkable: the efforts of dead bodies. A systems connection enhances tapping, death tools, land jobs of nomadic hunters.Our ancestor’s warhead can appear anytime through anonymous priests, ancient infantryarmed with modern war. Buttressed in this monument holding a large flowerwatch: a chimpanzee breaks a walnut. * Credit checking and market automation have the opposite effect of war. It is necessary that the fighter feel encased or beneath the heart of a defeated company. We invented the final weapon without metal tools. Same war, but the details: clothing, to oppose the cavalry of a Christian era. Meantime, dawning interfaces tailored to salespeople, a lot left alive who seem worthier: tools for the changes: a portal designed to help best known users.The evolution of man, lascivious painting on paper and plaster. Temple-pyramids, palaces, Mayan merchants trading in arrows, slingshots, boomerangs. Scientists and looters ignore the ruinof their own troops: defenders of the cityrecord an increase of boundary-stones: figurineseated behind curtains, on pillows, guarantees that the concerns of mortality decorate ceremonial architecture. Connecting all systemsserves the same evolutionary concept:The bomb can kill, by handthe period between metal tools and equality:formulations of ‘throwing.’ * Dense foliage, site of a seated captive. Scientists in constant war, with handssuitable upon the stones. An altar is architecture: aboriginal message. Temples built over existing templesand tools tall as houses. US$395per user, complexities of flow.Embroidery withstands interaction with surrounding people. This dragonto retrieve the nuclear era developed for mid-market culture.Application is the hieroglyphichead of business: ours walked in blood. Instruments of self-sacrifice, fire in a ring of stones under jungle curtainsand dense summer bloodletting. Cold wonder in a Po Lowland, a single management repository: missiles attempt complete revisionscattered by scores and vendors.In a stagnant and dying civilizationstatues extend their breathtaking structures:his genitals, these environments, ever known.Following theology, the era of dominionbloodier than Augustine. "Celestial Fire" as excavation project, aboriginal imagery. * Mayan kings, reading lines recorded on stone or wood, face death by ritual cannibalism. American scientists working deep in dead bodiesguarantee an army constituted in surrounding number: the history of meaning has been chosen. Alive to the northeast, a sea otterkills the enemy: You gods, hominids buried in woven hip cloth, enormous shellfish vases: nuclear warheadsappear diluted over 11 spacious stone-tiled patios. Fires prepare the slow sunset of information [...] underneath the foremost authority deciphers Guatemalan earrings, complexities missing interfaces: central stairway to electronic download, obligatory conscription. A tool should help developers consolidate a marketplace, the spiritof chosen governments tailored to communities, to increase salesto front technical solutions: 1,200 years of slow clay sunset. * Using the ultimate weaponto halt the advance of howler monkeys. So marks the end of supremacy: a lost fly, a hybrid future, mid-market businesses sprawling. Oracle, what else? Primitive tribes receiving visitors remain anchored to the cannon.In their enemy’s expertise, a partner’s staple diet. Crude user groups createstore and publish their crude sketches: 10 years to face death fully, those otherlevels of functionality. The city thought to have an atomic empire: that famous fear. Throughout the Yucatanthey had no idea: the mortar needed a fulcrumbuttressed by a given crossbow. Link to man: finding an effective histoire anonymethe infighting of liberty, brotherhood and a relatively easy nature. Art was composed to be distorted and so the Serpent became customer relation: mechanisms of operation understood.Scientists and looters, youth prove characteristicone fierce gorilla chasing inhabitants into trees in the savannas. Nearby, the wasting of human life in mountain caves. * New airplanes fly with the same facilityreturned home for fear of the swordor supernatural tree bomb. Correspondence sent on any given topic lost: passion in what awkward way the good-naturedboy walks on two legs, working the new impulse of reason. Society and its events suspendeduntil fall of 2002, the moment his own omnivorous thought appears as exaggeration: feathers behind ideals, spiritual justification of war. The new thought finds its abdomen: 100, 000 hunted animals provokedto retrieve information. No different.
uno

Su sue�o es arrullado por las sirenas de la noche
las que advierten
notas rojas y muertes furtivas
revelaciones de la ma�ana siguiente,
que aparecen desnudas
in�tiles
y que le sirven de almohada, cobija o trapo limpiavidrios
armas que utiliza para sostener su cuerpo
en esta realidad

ciudad campo de batalla
arenero de kinder salvaje
donde justo en medio del juego
ocurre un lamento en las entra�as
del anonimato
unos tacos que solicita
con la displicencia de un viento
que interrumpe nuestro paso
siempre desencantado
sobre todo cuando vemos su miseria
Dar o no dar:
esa es la nueva y miserable cuesti�n

los autos cruzan sus voces rugientes
con la voz hambrienta de su est�mago
ambos hablan de intimidades
que se evaporan con el cambio de luz
de rojo a verde
la histeria, el deseo, la neurosis
y el silencio de esos ojos
que bailotean en el espejo retrovisor
derramados en el pavimento

Vida caminada con pies descalzos
su mirada el eco vac�o de los callejones
sus palabras en reposo
su piel la historia de los d�as
la marca del polvo,
el mapa de la tierra adherida al cuerpo
como una huella
un grabado de la conciencia

manos que tocan el sol
para cubrirse la vista
dibujan garigoleos en los parabrisas
imprimen su imagen del otro lado
una imagen que, como el ruido citadino
desaparece
cuando subimos el vidrio del conductor
Nunca decimos adi�s
siempre dicen que Dios te bendiga
con el pan de tu falsa virtud

el poeta
descubre en s� mismo una llama breve de humildad
y mejor se calla.

uno

Su sueño es arrullado por las sirenas de la noche
las que advierten
notas rojas y muertes furtivas
revelaciones de la mañana siguiente,
que aparecen desnudas
inútiles
y que le sirven de almohada, cobija o trapo limpiavidrios
armas que utiliza para sostener su cuerpo
en esta realidad

ciudad campo de batalla
arenero de kinder salvaje
donde justo en medio del juego
ocurre un lamento en las entrañas
del anonimato
unos tacos que solicita
con la displicencia de un viento
que interrumpe nuestro paso
siempre desencantado
sobre todo cuando vemos su miseria
Dar o no dar:
esa es la nueva y miserable cuestión

los autos cruzan sus voces rugientes
con la voz hambrienta de su estómago
ambos hablan de intimidades
que se evaporan con el cambio de luz
de rojo a verde
la histeria, el deseo, la neurosis
y el silencio de esos ojos
que bailotean en el espejo retrovisor
derramados en el pavimento

Vida caminada con pies descalzos
su mirada el eco vacío de los callejones
sus palabras en reposo
su piel la historia de los días
la marca del polvo,
el mapa de la tierra adherida al cuerpo
como una huella
un grabado de la conciencia

manos que tocan el sol
para cubrirse la vista
dibujan garigoleos en los parabrisas
imprimen su imagen del otro lado
una imagen que, como el ruido citadino
desaparece
cuando subimos el vidrio del conductor
Nunca decimos adiós
siempre dicen que Dios te bendiga
con el pan de tu falsa virtud

el poeta
descubre en sí mismo una llama breve de humildad
y mejor se calla.

Me encanta observar los resquicios de cemento que forman el piso de la cochera de mi casa. Está conformado por seis bloques de cemento divididos por maderitas que dejan un espacio entre bloque y bloque. Ahí se concentra el polvo de mi pequeño mundito. Pue'que ahí se quede toda la mugre, neurosis, puede que ahí se derrame toda la bilis que me saca la vida.

Jalo la manguera y comienzo a "limpiar la loza". Dejo correr el chorro de agua por las ranuras, observo cómo la mugre, esa combinación de hojas de bugambilia, trozos de envolturas de dulce o papas fritas, colillas de cigarro, pequeñas excreciones del entorno que el viento empuja y deposita en esas regiones olvidadas por el ojo humano, atraviesan la ranura hasta despedirse del suelo que sostiene el peso de mi existencia. El que da paso a mi morada. A mi hogar.

Cuando tienes treinta y tres años el ojo se convierte en una ventana que despide la luz del cinismo, aquél que usamos como mecanismo de defensa para protegernos de la candidez o discordia intelectual de quienes forman parte de nuestras conversaciones, los que contribuyen a forjar nuestro cuerpo de conocimientos y experiencias. Abres la ventana y respiras. Descubres que, como esas ranuras que abultan las sobras y la tierra que la realidad va colocando aquí y allá, tienes que despedirte de ciertos lastres. Tienes que echar la mugre pa'fuera.

Dejarte de pendejadas.

Vivir en el mundo real. Suena menos conservador de lo que imaginan.

Escuchen. El juego no consiste en dejar que la gravedad construya a una persona más seria, menos honesta con sus propios impulsos, menos identificada con sus deseos. No se trata de esperar a que crezca la barriga, la barbilla, que aparezcan los primeros signos de luz blanquecina en las sienes, los primeros vellos gruesos de la nariz y las orejas, hablar con franqueza de los impuestos y codearte sólo con los que piensas verán tu envejecimiento. El juego consiste en vivir en paz con ello. Con el juego. Aceptar que la vida es un absurdo abrupto que no se detiene ni se tienta el corazón al momento de diseñar sus espectáculos. Aceptarlo, y dejar de estar inseguro al respecto. Aceptarlo todo. Cerrar los ojos y despertar por dentro. Observar la mugre que vienes cargando en los resquicios del poco o mucho pasado que vienes cargando en la memoria. Descargarla. Soltar el chorro de agua fría y contemplar el lento correr de la mugre. Decirte a tí mismo: "ya, acéptalo, de eso se trata. ya puedes tener plena seguridad que lo que has pensado todo este tiempo sí es, acertadamente, como lo pensabas."

Ahora: ¿What next?

Let's begin the beginning.

16.9.03

del otro lado
Notas sobre la independencia, Cuba y los nuevos animales de zoológico.


La independencia es un juego eminentemente humano. Una actividad con la que saciamos nuestro propio sentido de ubicación. Reafirmamos lo que somos a partir de que podemos independizarnos de eso otro que "no nos deja ser". La independencia hoy en día, puede ser un lujo o una falacia, dependiendo, vaya, de con quién estés hablando.

La independencia es un acto violento por naturaleza, y nada tiene que ver con la insurgencia, o la lucha armada: es un acto violento porque ambas partes implicadas entienden que habrá un desprendimiento. Quien quiere independizarse busca soltar las amarras y caminar solito, con la plena conciencia de que siempre existirán esas amarras imaginarias, lo acompañarán hasta el fin de sus días. Lo mismo sucede con quien sujeta estas amarras. No quiere soltar y, cuando lo hace, sabe que el otro se lleva un poco de su propia independencia, la que le dio fuerzas para poder someter a alguien o a algo.

Por eso digo que la independencia es una ilusión, falacia, autoengaño. Los cubanos que vi tocar anoche en un antro me recordaron esto.

Ahí estaba yo. Baliaba al son de una Cuba Libre. En los intervalos musicales podía escuchar afuera de aquél lugar, vestigios de música de mariachi. Celebrábamos, aquéllos cientos de ilusos y yo, la independencia de Mécsico. Cuando Adrián y yo salimos de aquél lugar, una pandilla de policías agarraba a patadas a un tipo.

Pero mientras bailaba un son cubano observaba a los músicos. Cubanos todos, exiliados recientemente de su país, independizado por completo del Imperio, vilipendiado por todos los que creen que lo que experimenta Fidel es una suerte de locura, lo que experimentan los cubanos que se quedan en la isla como una especie de testarudez incomprensible. Bonita manera de llamarle al orgullo, por cierto.

Esos músicos cubanos tienen que sujetarse a las exigencias de su público, y si este público tiene sólo como referencia las canciones de Buena Vista Social Club, pues a exigirle a estos cubanos que toquen solamente eso. Los cubanos no sonríen mucho, por lo menos estos cubanos. Puedo ver cansancio en sus rostros. Hartazgo. Son las tres de la mañana y tienen que dormir, probablemente están cansados del mexicalense, de cómo podemos saciarnos con tan poco. Vivimos nuestra dependencia fronteriza tan a flor de piel, que hasta un mismo cubano exiliado siente un poco de asquito.

Veo dos que tres intentos de mujeres-pavorreales y sus parejas arrítmicas por seguir la letra de las canciones, levantan la cara y hacen mímica de lo que está cantando el cubano, cuya vestimenta puede insertarlo o en un guetto de LA o en una disco de Miami. Sigo bailando y sigo pensando que la independencia es una falacia.

¿Qué se supone que celebramos este 16 de septiembre, el momento histórico o la verdad reafirmada, año con año, de que nosotros no necesitamos a nadie para sobrevivir?

Los cubanos, por lo menos, no tienen que rendirle cuentas a nadie, me digo. El requinto de la orquesta se parece a una versión más chaparra y menos sofisticada de Sean Connery. No sonríe, creo, porque está trabajando, no obstante el trabajo gozoso de tocar música para subsistir. Me pregunto si aun depende de las visiones que tiene de su país, la que lo levantan por las mañanas, como un bonito sueño o una pesadilla. Cubanos como él se salieron de su país porque querían independizarse de un sueño guajiro, o por lo menos, de un sueño que ya no puede cumplirse. Las amarras fueron apretadas desde fuera. La independencia es eminentemente humana y si alguien no lo permite, pues, que haya embargo económico, tráfico de talentos, exilios de científicos, investigadores, maestros, todos ellos deambulando por los "países libres" en busca de sustento, todos ellos iniciando conversaciones con gente que sólo quiere saber si conoce a Castro, si lo ha visto en persona y si realmente está loco. Mexicali es el tipo de ciudad dependiente de lo que sucede a su alrededor, y todo lo que pueda entender sobre todo aquello que siente ajeno, lo entiende como un reflejo condicionado. Entiende a Cuba desde la locura de Fidel, que viene siendo la versión oficial de los medios, así como entiende a México desde la violencia de sus calles, las resoluciones de López Obrador, y el estado del tiempo del Distrito Federal. Nunca nos quejamos cuando nos preguntan si Mexicali est

14.9.03

Esta es mi apropiación de un texto:

George Orwell
Los escritores y el Leviatán

La Revolución, de acuerdo con Dickens, es simplemente un monstruo engendrado por la tiranía que siempre termina por devorar sus propios instrumentos.
George Orwell,
“Charles Dickens”

No he escrito una sola novela en siete años, pero espero escribir una pronto. Seguro será un fracaso, cada libro es un fracaso, pero sé con cierta claridad qué tipo de libro es el que quiero escribir.
George Orwell,
“Why I Write”
(dos años antes de escribir 1984)

La posición del escritor en una época de control estatal ha sido ya bastante discutida, a pesar de que todavía no se pueda tener acceso a la mayoría de las evidencias pertinentes. No es mi deseo expresar aquí ninguna opinión ni a favor ni en contra del mecenazgo del Estado a las artes, sino simplemente hacer notar que la clase de Estado que nos rige debe depender, parcialmente, del ambiente intelectual predominante: me refiero, en este contexto, a la actitud de los escritores y artistas, y a su disposición para mantener vivo el espíritu del liberalismo. Si en diez años nos descubrimos adulando a alguien como Zhdanov, posiblemente será porque eso es lo que nos merecemos. Obviamente, al interior de la intelligenza literaria inglesa ya están operando fuertes tendencias hacia el totalitarismo. Pero no me voy a ocupar ahora de ningún movimiento organizado y consciente, como el comunismo, sino solamente del efecto que el pensamiento político tiene sobre la gente de buena voluntad y de la necesidad de asumir una postura política.

Esta es una época política. Todos los días pensamos en la guerra, en el fascismo, en los campos de concentración, los garrotes, las bombas atómicas, etcétera, y, en consecuencia, es también en gran medida sobre lo que escribimos, aunque no lo mencionemos explícitamente. No podemos evitarlo. Cuando estamos en un naufragio, pensamos en naufragios. Pero no sólo nuestro tema se limita, sino que toda nuestra actitud hacia la literatura se ve matizada por lealtades que, por lo menos intermitentemente, reconocemos que no son literarias. Con frecuencia tengo la sospecha de que, aún en sus mejores momentos, la crítica literaria es fraudulenta, pues en ausencia de alguna regla aceptada –cualquier referencia externa que pueda dar significado a la afirmación de que tal o cual libro es "bueno" o "malo"– todo juicio literario consiste en inventar una serie de normas para justificar una preferencia instintiva. Cuando un libro nos provoca una reacción, si es que nos la provoca, generalmente decimos "este libro me gusta" o "no me gusta", y después le sigue la interpretación racional. Pero "este libro me gusta" sí es, a mi juicio, una reacción literaria ; la no literaria sería "este libro está de mi lado, y por lo tanto, le debo encontrar méritos". Por supuesto, cuando un libro se elogia por motivos políticos, se puede ser sincero emocionalmente, en el sentido de que uno en verdad lo aprueba profundamente, pero también ocurre con frecuencia que la solidaridad de partido exige que se mienta. Cualquiera que haga crítica literaria para publicaciones políticas lo sabe bien. Generalmente, si uno escribe para un periódico con el que se está de acuerdo, peca por comisión, y si se escribe para la oposición, por omisión. En todo caso, una enorme cantidad de libros polémicos –a favor o en contra de la Rusia Soviética, a favor o en contra del sionismo, a favor o en contra de la Iglesia católica, etcétera– son juzgados antes de haberlos leído y, de hecho, incluso antes de haber sido escritos. Uno sabe de antemano qué recepción tendrán, y en qué periódicos. Y sin embargo, con una deshonestidad casi inconsciente, se mantiene la pretensión de que se aplicaron normas realmente literarias.

Es evidente que la invasión de la política en la literatura de todos modos tenía que darse. Hubiera sucedido aun si el problema del totalitarismo nunca hubiera surgido, porque nosotros hemos desarrollado una especie de remordimiento que nuestros abuelos no tenían, una conciencia de la gran injusticia y miseria que existen en el mundo, y estamos heridos de un sentimiento de culpa porque deberíamos hacer algo al respecto, lo cual vuelve imposible una actitud puramente estética ante la vida. Hoy, nadie podría dedicarse exclusivamente a la literatura, como lo hicieron Joyce o Henry James. Pero desgraciadamente, aceptar una responsabilidad política en la actualidad significa ceder ante las ortodoxias y la "línea del partido", con toda la tibieza y la deshonestidad que eso implica. A diferencia de los escritores victorianos, nosotros tenemos la desventaja de vivir en medio de ideologías políticas bien definidas y de poder reconocer, de un solo vistazo, los pensamientos heréticos. Un literato moderno vive y escribe en medio de un miedo constante –y ciertamente no a la opinión pública en su sentido más amplio, sino a la opinión pública al interior de su propio grupo. Generalmente, por suerte, hay más de un grupo, pero también, en un momento dado, existe una ortodoxia dominante, la cual, si tienes el coraje de ofender, te puede dejar con la mitad de tu salario por un buen rato. Obviamente, durante los últimos quince años la ortodoxia dominante, especialmente entre los jóvenes, ha sido la "izquierda". Las palabras clave son "progresista", "democrático" y "revolucionario", mientras que las etiquetas que debes evitar a toda costa son "burgués", "reaccionario" y "fascista". En estos tiempos, todos son "progresistas", incluso la mayoría de los católicos y de los conservadores, o por lo menos eso es lo que desean parecer. Hasta donde yo sé, nadie se describe a sí mismo como un "burgués", así como tampoco nadie con la suficiente educación como para haber escuchado el término, admitiría jamás ser culpable de antisemitismo. Todos somos buenos demócratas, antifascistas, antiimperialistas, todos estamos en contra de las diferencias de clase y ninguno tenemos prejuicios de color, etcétera, etcétera. No hay duda de que la izquierda ortodoxa actual es mejor que la esnob e hipócrita ortodoxia conservadora que prevalecía hace veinte años, cuando el Criterio y (en menor medida) el London Mercury eran las revistas literarias dominantes. Pues, por lo menos, su objetivo implícito es una sociedad viable que mucha gente realmente desea. Pero también contiene sus propias mentiras que, al no poder ser admitidas, hacen imposible una discusión seria de ciertas cuestiones.

Toda la ideología de izquierda, científica y utópica, fue desarrollada por gente que no aspiraba al poder inmediato. Por eso fue radical y profundamente desdeñosa de reyes, gobiernos, leyes, prisiones, fuerzas policíacas, ejércitos, banderas, fronteras, patriotismos, religión, moral convencional y, de hecho, de todo el sistema existente. Hasta donde nos alcanza la memoria, en todos los países las fuerzas de la izquierda luchaban en contra de una tiranía en apariencia invencible, y era fácil asumir que si tan sólo esa tiranía en particular –el capitalismo– pudiera ser derrocada, llegaría el socialismo. Además, la izquierda heredó del liberalismo ciertas creencias claramente cuestionables, como que la verdad triunfará y que la persecución se derrota a sí misma, o que el hombre es bueno por naturaleza y sólo es corrompido por su entorno. Esta ideología perfeccionista continúa en la mayoría de casi todos nosotros, y es en su nombre que protestamos cuando (por ejemplo) un gobierno laborista vota a favor de pagar grandes sumas de dinero a las hijas del rey, o titubea frente a la nacionalización del acero. Pero nosotros también hemos acumulado en la memoria toda una serie de contradicciones no admitidas que son el resultado de sucesivos golpes contra la realidad.

El primer golpe importante fue la revolución rusa. Por razones un tanto complejas, la izquierda inglesa, en su mayoría, acepta el régimen ruso como "socialista", cuando en silencio reconoce que su espíritu y su práctica son completamente ajenos a lo que en este país se entiende por "socialismo". De ahí que haya una especie de pensamiento esquizofrénico, en el que palabras como "democracia" pueden tener dos significados irreconciliables, y cosas como los campos de concentración o los exilios masivos puedan ser correctos o injustos simultáneamente. El siguiente golpe a la ideología de izquierda fue el surgimiento del fascismo, que sacudió al pacifismo y al internacionalismo de la izquierda sin provocar una redefinición teórica. La ocupación alemana le enseñó a los europeos lo que los colonos ya sabían, a saber, que el antagonismo de clases no es lo único que importa y que hay algo que se llama interés nacional. Después de Hitler ha sido difícil mantener con seriedad que "el enemigo está dentro de tu propio país" y que la independencia nacional carece de valor. Pero aunque todos lo sabemos y actuamos en consecuencia cuando es necesario, de todos modos sentimos que decirlo en voz alta sería una especie de traición. Y por último, la mayor dificultad, la izquierda ya está en el poder y está obligada a asumir la responsabilidad y a tomar decisiones auténticas.

Casi invariablemente, los gobiernos de izquierda desilusionan a sus seguidores porque, aun cuando la prosperidad prometida es factible, siempre existe la necesidad de un período incómodo de transición del cual no se habló previamente. Ahora estamos viendo a nuestro gobierno, en sus desesperados apuros económicos, combatir los efectos de su propia propaganda anterior. La crisis en la que nos encontramos actualmente no es una calamidad repentina e inesperada, como un terremoto, y no fue provocada por la guerra, sino simplemente precipitada por ella. Hace décadas que algo así se veía venir. Ya desde el siglo xix nuestro ingreso nacional, dependiente en parte de los intereses de las inversiones extranjeras, y en parte de nuestros mercados asegurados y de las materias primas baratas de los países colonizados, era extremadamente precario. Era un hecho que, tarde o temprano, algo iría mal y que entonces nos veríamos forzados a equilibrar nuestras importaciones con nuestras exportaciones, y que cuando esto sucediera el nivel de vida británico, incluido el de la clase obrera, tendría que caer, al menos temporalmente. Sin embargo, los partidos de izquierda, aun cuando se ostentaban como antiimperialistas, nunca aclararon esta realidad. En su momento, estuvieron dispuestos a admitir que los trabajadores británicos se beneficiaron, hasta cierto punto, con el saqueo de Asia y África, pero siempre permitieron que pareciera que podíamos renunciar a nuestro botín y, no obstante, de alguna manera ingeniárnoslas para permanecer prósperos. Realmente, en gran medida, el socialismo atrajo a los trabajadores haciéndolos conscientes de su explotación, cuando la verdad brutal era que, a nivel mundial, ellos eran los explotadores. Ahora hemos llegado al punto en el que, a todas luces, el nivel de vida de la clase obrera ya no puede ser sostenido, y mucho menos elevado. Aun si exprimiésemos la riqueza hasta agotarla, la masa tendría que consumir menos o producir más. ¿O acaso exagero el caos en el que estamos? Puede ser, y me alegraría estar equivocado. Pero al punto al que quiero llegar es que entre los seguidores leales a la izquierda, este problema no se puede discutir con sinceridad. La baja en los salarios y el aumento en las horas de trabajo son medidas inherentemente antisocialistas y, por lo tanto, deben descartarse de antemano, cualquiera que sea la situación económica. Proponer que son inevitables es, sencillamente, arriesgarse a ser señalado con esas etiquetas a las que todos les tenemos terror. Es mucho más seguro evadir el asunto y pretender que podemos arreglar todo redistribuyendo el ingreso existente.

Al aceptar una ortodoxia siempre se heredan contradicciones. Tomemos, por ejemplo, el hecho de que toda la gente sensible siente repulsión por el industrialismo y sus productos, y aún así, está consciente de que la conquista de la pobreza y la emancipación de la clase trabajadora demanda no menos industrialización, sino más y más. O el hecho de que ciertos trabajos son absolutamente necesarios, pero nunca se harían si no fuera bajo cierta clase de presión. O el hecho de que es imposible tener una política extranjera positiva sin una fuerza armada poderosa. Los ejemplos pueden multiplicarse. Para cada uno de estos casos existe una conclusión perfectamente sencilla, pero a la que sólo se puede llegar si, en privado, somos desleales a la ideología oficial. La reacción normal es guardar la pregunta, sin respuesta, en un rincón de la mente, y continuar repitiendo reclamos contradictorios. No es necesario investigar mucho en reseñas y revistas para descubrir los efectos de este pensamiento.

Por supuesto, no estoy sugiriendo que la deshonestidad intelectual sea privativa de los socialistas o de los izquierdistas en general, o que sea más común entre ellos. Es simplemente que la aceptación de cualquier disciplina política parece ser incompatible con la integridad literaria. Esto es igualmente aplicable a movimientos como el pacifismo y el personalismo que pretenden estar fuera de la lucha política ordinaria. Verdaderamente, la sola terminación -ismo parece traer consigo el olor a propaganda. Las lealtades grupales son necesarias y, sin embargo, venenosas para la literatura, en tanto producto individual. En el instante en el que se admite cualquier influencia en la escritura creativa, aunque sea negativa, el resultado no sólo será la falsificación, sino a menudo, también, la aridez en la creatividad.

Muy bien, ¿y después, qué? ¿Tendríamos que concluir que el deber de todos los escritores es "mantenerse al margen de la política"? ¡Por supuesto que no! En todo caso, como ya dije, ningún ser pensante, en una época como ésta debe, ni puede, mantenerse ajeno a la política. Unicamente sugiero que deberíamos trazar una línea más definida entre nuestras lealtades políticas y literarias, y reconocer que la disposición a hacer ciertas cosas desagradables pero necesarias no implica la obligación de tragarse la opinión que conllevan. Cuando un escritor se compromete políticamente, debería hacerlo como un ciudadano, como un ser humano, pero no como escritor. No creo que tenga derecho, con base únicamente en su sensibilidad, a evadir el trabajo sucio de la política. Debería estar preparado, como cualquier otro, para dar conferencias en lugares desvencijados, hacer pintas, solicitar votos, repartir folletos e incluso pelear en una guerra civil si fuera necesario. Pero jamás debería escribir de lo que hace en favor del partido. Debería dejar asentado que su literatura es cosa aparte. Debería ser capaz de cooperar, pero al mismo tiempo, si así lo decidiera, de rechazar totalmente la ideología oficial. Jamás debería frenar el curso de su pensamiento por el hecho de que pudiera conducir a una herejía, y no debería preocuparse mucho de si su heterodoxia se intuye, que es lo más probable. Tal vez hasta sería una mala señal que en estos tiempos no se sospechara de las tendencias reaccionarias de un escritor, así como hace veinte años era mala señal si no se sospechaba de su simpatía por el comunismo.

¿Pero acaso todo esto significa que un escritor no solamente debiera rechazar la línea de los jefes políticos, sino también abstenerse de escribir sobre política? Una vez más, ¡por supuesto que no! No hay razón por la que no deba escribir de política crudamente, si así lo desea. Pero debe hacerlo como individuo, como alguien al margen, a lo sumo, como una guerrilla indeseada en el flanco de un ejército regular. Esta actitud es perfectamente compatible con la utilidad política ordinaria. Resulta muy razonable, por ejemplo, estar dispuesto a pelear en una guerra porque uno piensa que la guerra debe ser ganada, y al mismo tiempo, negarse a escribir propaganda sobre la misma. A veces, cuando un escritor es honesto, puede ser que su obra y sus actividades políticas se contradigan. En ocasiones, eso puede ser francamente desventajoso: pero entonces el remedio no está en falsear nuestro impulso, sino en guardar silencio.

Sugerir que un escritor creativo, en épocas de conflicto, debe dividir su vida en dos puede parecer derrotista o frívolo: pero no veo qué otra cosa pueda hacerse en la práctica. Encerrarse en una torre de marfil es imposible e indeseable. Rendirse subjetivamente, no sólo a la maquinaria de un partido, sino aun a la ideología de un grupo, es destruirse como escritor. Este dilema es doloroso, porque vemos la necesidad de comprometernos políticamente y, al mismo tiempo, sabemos que es un juego sucio y degradante. Y en la mayoría de nosotros persiste el convencimiento de que cada elección, incluso cada elección política, se halla entre el bien y el mal, y que si una cosa es necesaria entonces también es correcta. Creo que debemos deshacernos de esta creencia infantil. En política, lo más que uno puede lograr es decidir cuál de los dos males es el menor, y existen ciertas situaciones de las que uno sólo puede escapar actuando como un demonio o como un lunático. La guerra, por ejemplo, puede ser necesaria, pero no es ni justa ni cuerda. Inclusive una elección general no es, exactamente, un espectáculo agradable o edificante. Si se tiene que participar en estas cosas –y pienso que sí se debe, a menos que uno se escude tras la coraza de la vejez, la estupidez o la hipocresía– entonces también se debe conservar íntegra una parte de sí mismo. Para la mayoría de la gente el problema no surge de la misma manera, porque sus vidas ya están divididas. Sólo están realmente vivos en sus horas libres, y no existe ningún lazo emocional entre su trabajo y su actividad política. Y por lo general, tampoco se les pide, en nombre de la lealtad política, que se traicionen como trabajadores. Al artista, y especialmente al escritor, eso es exactamente lo que se le pide –de hecho, es lo único que le piden los políticos. Si se rehusa, eso no significa que esté condenado a la inactividad. Una mitad de él, que en cierto sentido es la totalidad de sí mismo, puede actuar con tanta firmeza, incluso con violencia si fuera necesario, como cualquier otro. Pero su obra, si ha de tener algún valor, siempre será el producto de la parte más sana de su ser, ésa que se mantiene al margen, la que toma nota de lo que se hace y reconoce su necesidad, pero se niega a ser engañada en cuanto a su verdadera naturaleza.