7.10.03

Otro día y otro momento más que se reafirma la consigna: El pueblo tiene a los gobernantes que se merece. . .

la próxima vez que cruce a los Estados Unidos, no podré evitar curármela. No mamen. Arnold de gobernador.
These are a few of me favourite streams. . .
Iren: esto se lo robé a uno de mis primeros intentos por "bloggear"

a veces creo que todos moriremos felices
a veces creo que todos moriremos con una sonrisa en la cara
a veces creo que todos sonreiremos como cuervos de caricatura
a veces pienso que la muerte es la entrada a la caricatura del espíritu
a veces muero cuando pienso en la felicidad y en la muerte
a veces pienso que morimos a cada rato
a veces muero feliz, a veces no, depende de la hora del día
a veces rio cuando muero
a veces, me siento como un cuervo que rie ante la felicidad de la muerte
a veces, me siento tan vacio, que me escondo presuroso en las líneas de un texto


Parece carta suicida.
Vicodin for the pain and fun

(subject de un correo basura)

Siempre he pensado que aquello que nos produce dolor y miedo también nos gusta. Todo mundo puede ser un sado en potencia. Ouch!

A mi me paso de niño con las coyotas. La subversión del gusto, cómo se proyecta en nuestras predilecciones aquello que nos puede causar espanto.

El señor de las coyotas, pan dulce hecho con membrillo (?, creo) en Sonora principalmente, caminaba por las calles de la colonia con dos cajas de cartón amarradas con mecate. Ahí traía el suculento manjar acompañable con leche. Mi nana, cada vez que lo veía pasar, me decía: Mira, ahí va el robachicos. Si te sales de la casa sin permiso te va a robar

No obstante, por las tardes se encontraba un plato con coyotas en la mesa de la cocina.

Hasta que descubrí una vez a mi nana comprando coyotas a este supuesto "coyote" de los niños bien. . .(o sea, naive y fresa el nene. . .)

la ecuación era sencilla y complicada a la vez: O sea que, aquél hombre que representa el terror de los niños malcriados, también posee la llave de nuestros paladares. Mhmmmm.

¿Cuánto podemos extrapolar de esta idea. . .?
Estábamos sentados mi alma y yo comiendo un trozo de picsa, sentados en la banqueta fuera del negocio de picsas, un puesto donde puedes ordenar tus picsas personales para no convidarles a nadie, pero eso sí, a tu alma sí le convidas porque es buena onda y te escucha y a veces te da buenos consejos.

Platicábamos mi alma y yo sobre política, sobre políticos, y sobre goles discutidos que le han dado triunfos a los equipos, de esos goles en los que no se marcó fuera de lugar.

Pasa un tipo que caminaba con su propia alma cargada a sus espaldas y nos dice sin decirnos "tengo hambre".

Mi alma y yo nos preguntamos qué hacer ante tal predicamento, ya que las picsas personales no son de lo más llenadoras y, aunque saben más ricas cuando las convidas (unos creen que esta es una reverenda mentira), mi alma y yo teníamos mucha hambre. Ya la saciábamos, sentados en la banqueta, frente al negocio tipo "draiv trú" , justo bajo las narices del muchachillo flaco que huele a queso y harina y que lleva seis horas frente al horno que hace las picsas personales, las mismas cuyos peperonis se encuentran estratégicamente colocados en la pequeña circunferencia cubierta de queso derretido.

Al tipo que carga con su alma a sus espaldas se le dibuja la imagen de la picsa atravesando su cogote mientras piensa: La vida es buena.

El alma del tipo no piensa lo mismo. Imagina la vida como una especie de mierda mal hecha, maltrecha y llena de hoyos negros y hambres injustas.

Mi alma intenta convidar un trozo de su picsa a este tipo. El tipo nos regaña con la mirada y luego nos dice: "Yo lo único que quiero es salir de aquí."