19.2.07

Repentino es el encuentro con una frase, idea o planteamiento que tiene tan íntima relación con la infinidad de cosas que traspasan como velo de cera por tu mente, que todo fluye y confluye en una búsqueda final de "sentido"
(whatever the fuck THAT means. . .)
pero el problema aquí es un problema de traducción, esto es,
para poder tener una semblanza más íntima con el modo en que esta frase me afectó, tendría que presentaros con todo un escenario de antecedentes que probablemente harían a este blog igual de divertido que ver las cifras de los movimientos de la bolsa, para alguien que no es letrado en el tema (y quienes son letrados en el tema de la bolsa, dicen que no hay nada más sexy que ver las cifras de dichos movimientos. los escritores podemos decir lo mismo cuando nos enfrentamos a una serie de movimientos prosísticos hechos con finura, delicadeza y ritmo. ¿lo ven? ahí está el meollo del asunto. . .la idea es dejar que el ritmo fluya y encuentre sus propios caminos sexys. no hay nada más sexy que una escritura conectada con su entorno y con las palabras sutiles que conduzcan a la seducción. esta entrada de blog, muy probablemente no sea sexy. pero esto se debe a una enfermedad que ahorita traigo en el cuerpo, nada nuevo, pero me impide cierta cercanía con el proceso de escritura)

OK, pues, esta es la frase:

no tenemos una relación transparente con nosotros mismos. “No eres autoritario en torno a lo que te ocurre, sino sólo en torno a lo que parece que te está sucediendo,”

El caso es que me movió el tapete esta frase. Viene de un texto que habla sobre el síndrome del miembro fantasma, punto inicial que dirige a la tesis de que necesitamos desontologizar al cerebro, dotarlo de una primera persona, un testigo cerebral que discurre en torno a los movimientos del cuerpo que le da alojamiento. Pero eso de que "no tenemos una relación transparente con nosotros mismos". Híjole. Y luego. . ."no eres autoritario en torno a lo que te ocurre, sino [...] a lo que parece que te está sucediendo". Son planteamientos que nos conectan al tiempo que nos desconectan de ese todo que llamamos mundo, ahí donde de pronto las argucias de una telenovela de moda o los ideales que se construyen al calor de una taza de café, la (de)construcción de un sueño de esos que tenemos a mediodía, cuando de pronto la flojera y la siesta, donde de pronto las ideas que caminaban lentas dentro de ti se convierten en las ideas que compartes con ese otro que construyó un texto que ahora traduces, y luego esto te lleva a pensar en armonías y "órdenes" y toda esa farfullada, que luego buscas el respaldo de la palabra farfullada para defenderte y no permitir que piensen los demás que tú piensas en órdenes predeterminados. . .y así sucesivamente.