CONSEJOS PRÁCTICOS PARA DESTERRITORIALIZAR LOS SENTIDOS.
1.- Dejar de ver la hora. Ni un reloj, ni un registro digital que marque el tiempo.
2.- Ver las cosas por lo que son: el rostro de angustia de una señora es un rostro de angustia, no un signo de la idiosincrasia melodramática de un pueblo; el cerco que divide a la frontera entre EEUU y México es sólo eso: un cerco. (dimensiones y espectacularidades varían, no obstante).
3.- Caminar como si dibujaras un trazo completamente nuevo.
4.- Desconocer los olores en cualquier transporte público que acostumbres utilizar. O en su defecto, desconocer los olores a tu paso cuando viajas en auto.
5.- Desterritorialización osada: comprar un boleto de avión hacia un destino desconocido. Imposible la mirada de la agente de viajes cuando expliques que no quieres saber a dónde vas a ir. Precios varían. No puedes preparar tu equipaje, ni tus reservaciones de hotel, ni mucho menos un itinerario preciso, con anticipación.
6.- Sentir, por lo menos durante un par de segundos, que vives en una ciudad desconocida. “Desconocer” tu propia ciudad es una práctica inconsciente que se vuelve más extraña cuando lo llevas al plano de la conciencia.
7.- Ver con un solo ojo.
8.- Verificar las sonrisas de la gente que te rodea. Desdibujar esas sonrisas con una sonrisa que no pertenezca a la gestualidad local.
9.- Saborear un cono de nieve de pistache como si se tratara de un cono de nieve de desechos tóxicos. Saborearlo como un manjar suculento que humedece las papilas gustativas.
10. Leer el primer libro que te encuentras en la biblioteca de principio a fin, sin importar si se trata de un estudio sobre tratados de agua en la década de los sesenta, las Confesiones de San Agustín o un manual práctico para macramé.
11. Amar. Amar desenfrenadamente. Despertar al día siguiente y amar de manera completamente distinta a la misma persona.
12. Imaginar a todas las personas que ves haciendo fila en un banco, desnudas y a punto de bailar uno de esos ridículos bailes sesenteros. Imagina a una de las cajeras subiendo en uno de esos pedestales que colocan a la entrada para llenar formatos y moverse como Jacqueline Andere.
13. Luego detente, e imagina la historia de esas plumas que jamás funcionan en los bancos. Trata de rastrear el momento en que dicho artefacto decidió dejar de pintar.
14. Amanece un día diciéndole sí a todo.
15. Amanece otro día diciéndole no a todo.
16. Enciérrate en tu cuarto, simula que estás en un laboratorio que confecciona la fórmula para reimaginarte a ti mismo, y frente al espejo analiza qué sucedió en los dos días anteriores.