6.7.09

No suelo clavarme mucho en política, o mejor dicho, no soy de los que comunico reflexiones de último minuto sobre la situación política del país; más bien, suelo hacer una especie de análisis de perspectiva, más allá de las pasiones inmediatas. 


Pero esto no deja de sorprenderme: aproximadamente unas 200,000 personas en todo el estado serán las responsables de que el Partido Acción Nacional mantenga su representatividad social y política en la entidad. *


No sé, no estoy afiliado a ningún partido ni a ninguna ideología específica de cualquiera de los partidos. Creo que sus visiones de mundo distan mucho de ser las mías. Creo que sus visiones, por así decirlo, no me representan, como persona, como ciudadano, como ser pensante y viviente de este país a principios del siglo XXI. Esta es una situación que ha pasado desde hace ya mucho tiempo. 


No considero que las contiendas electorales sean espacios de competencia, similares a un partido de fútbol. El común del electorado, en serio, toma todo esto como si fuera una luchita entre los que le van al América y los que le van al Chivas. Considero que las contiendas electorales están hechas para que nosotros como ciudadanos propongamos, a través de estos representantes, cuál es nuestra manera de pensar, en términos de política económica, de seguridad social, de desarrollo ambiental, cultural, urbano, y demás. Las opiniones que decimos a las once y media de la noche en una carne asada son las que deberíamos reforzar a través de nuestras elecciones de partido. 



Cierto es que se buscó la nulidad, ya que puede decirse que, finalmente, las ideas de estos partidos no nos representan. Pero quienes anularon su voto en estas elecciones no fueron más de 25,000 en todo el estado. La nulidad, por lo tanto, no tiene representatividad. 



¿Qué es lo que tiene representatividad? Ciertamente, por lo menos en lo que a mí me concierne, no es la ideología imperante de Acción Nacional. Gran parte de las personas que conozco no están afiliados a las ideologías de este partido. Yo puedo decir que no: considero sus resoluciones maniqueas, disfrazadas de buenas intenciones, y con una clara visión de cómo simular que están haciendo las cosas "bien." Esta ideología, por ejemplo, es la que construye campañas como la de Por un Mexicali Limpio, la cual se propone darle una embarradita de pintura blanca para subsanar aquellas paredes de la ciudad que "se ven mal." Soluciones que sólo cubren la superficie, sin llegar a resolver (ni siquiera entender) la problemática desde un nivel profundo, creativo y propositivo. Sobre todo, desde un nivel que de perdida se pregunte "¿Por qué existe el graffitti y qué es lo que me está diciendo la comunidad con este medio de expresión?" 


Y piensan desde la misma óptica la resolución de cuestiones de profunda raigambre, como el fomento a la lectura, la solución al problema de la inseguridad, el crimen organizado, el desarrollo urbano. "Siempre y cuando se vea bonito, no importa qué tipo de desfachateces estamos ocultando en el proceso." 



Ok, el caso es que esta manera de resolver las cosas no me representa, como ciudadano en la ciudad de Mexicali del estado de Baja California. Y al mismo tiempo, creo que tampoco representan al porcentaje mayor de la población en el estado. 



Sin embargo, aproximadamente 200,000 personas fueron quienes decidieron que sí, que estas son las ideas, los planteamientos, la visión de país y de sociedad que queremos para el futuro próximo. Estoy casi seguro que muchas de estas personas incluso no estarán de acuerdo con lo que resuelvan estos nuevos diputados. Pero ahí está: 200,000 personas en Baja California le están diciendo al resto del país que nuestro modo de ver las cosas, que la visión de mundo de los bajacalifornianos es maniquea, simuladora y conservadora, temerosa de la inseguridad buscando penas más fuertes 

(sin considerar la resolución integral de los problemas), 


apoyando las legislaciones destinadas a que el Estado qué decida qué hacer con nuestros cuerpos 

(ya que, como buenos miembros de la visión chata y mocha del mundo, apoyamos alternativamente que se mantenga ilegal el aborto --apelando por la vida-- y que se legalice la pena de muerte --apelando, pues, por la muerte-- y diciendo en el inter que sí, queremos que nazcan, pero también queremos que se mueran si llegan a cometer un crimen mayor), 


apegada a "los valores" 

(sin reflexionarlos de raíz, sin pensar que no hay nada más absurdo que decir que "lo que pasa es que ya no hay valores." Los valores ahí están, gente estúpida, el problema es que nuestras tomas de decisión ya están mediadas por lo que el estado nos dicta), 



y a un sentido de la familia como núcleo de toda nuestra fortaleza como comunidad 

(sin considerar que todas las familias son disfuncionales, que también son el origen de nuestras principales neurosis, que quienes refuerzan estas visiones sobre la familia son los mismos hombres y mujeres que abandonan a los hijos, que abandonan a las esposas para irse con las aquellitas (o aquellitos, no se hagan pendejos), que las esposas hacen caso omiso a las amantes del esposo --que por cierto, seguramente es funcionario del gobierno panista-- porque están demasiado entretenidas con el instructor del gimnasio que les está eliminando la celulitis y la dignidad personal) 


200,000 personas en el estado decidieron que así es como los bajacalifornianos entendemos el mundo, que estamos "a gusto" con esto.    



A estas 200,000 personas, les digo: 

Gracias, muchas gracias. 

* Y esto, claro está, es la realidad que vivimos en Baja California; las cosas más interesantes están sucediendo a nivel nacional, donde el PRI acaba de recuperar el poder. Y nuevamente, seremos ese estado "complicado" y lejano de las posibles transformaciones radicales que ocurrirán una vez que estos otros demonios (los priistas, quienes representan los sueños y aspiraciones más oscuras de los mexicanos) comiencen a demostrar del tipo de desvergüenzas de las que son capaces. Se va a poner bonito el sho.