18.9.04

De pronto las cosas comienzan a lograr un tinte de cotidianeidad que incomoda y a la vez reconforta. Como el vaso de limonada hecho por tu abuela que te tomas a los trece años, después de haber tomado bastantes vasos de limonada abuelística en tu vida.

Los detalles cambian, como siempre. Hace un par de días, cuelgan de las astas del balcón en mi departamento, dos enormes banderas chilenas. Ha hecho viento, y eso hace que las banderas se azoten levemente en las ventanas. Casi como si estuvieran recordándome, con cada azote, dónde estoy. Con cada azote, me devuelvo al inicio, al primer día, a los primeros temores, a los pequeños detalles que enervan al neurótico, conmueven al ingenuo, y mantienen alerta a cualquier otro tipo de personalidad. No obstante, aun causan desasosiego en mí. . .

Las perillas de las puertas. Los contactos eléctricos. El terror de las instalaciones de gas al interior de una cocina demasiado pequeña como para cocinar junto con una pareja, o incluso tu gato. Parques. Vino en cajas parmalat. Nadie dice salud ni con permiso. Leche en cajas parmalat. Pan Bimbo que viene sellado. Micros en vez de autobuses. El metro. Nombres de héroes que no te pertenecen en los letreros de las calles. El olor del pisco. Carnes asadas sin tortillas. La empanada como alimento tradicional, así como los hot dogs. Aguacate como condimento esencial para muchas comidas. La extrañeza de los nombres de los platillos. Churrasco. Chorrillana. Chucrut. Humitas. Arrollado. Barros Luco. Barros Jarpa. El mayo como condimento esencial de los platillos. Muchos hombres que sufren calvicie. Muchos. La extrañeza de un mundo donde prácticamente no hay presencia indígena. La misma bandera de este país. La obscenidad de los vodka tonics: tres cuartos vodka, y te pasan la botella de tonic para que le vayas combinando mientras haces cara de niño compungido los primeros tragos. Cachai?

Una voz sudamericana increíblemente dulce. . .un exceso de politeness que lo encuentro adorable. Una manera bien especial que tienen de darte a entender que ya te conocen, con un simple "Hola!" muy difícil de traducir por escrito. Es una especie como de "momento", para ambos el desconocido y el que te reconoce. El grito de los borrachos a las tres de la maána no viene acompañado, por lo menos en este barrio, del sonido de una pistola. Un presidente que es respetado por su pueblo. El hecho de que, en este país, están OBLIGADOS a votar. Las medidas de la ropa, completamente distintas, tienes que irte al tanteo para averiguar si el pantalon es 32, o si la camisa es medium, o si los zapatos son 9 y medio.

El hecho de que todos bailan como incómodos pero a la vez con un placer enorme. El secreto a voces de su vida hedonista. Abundancia donde yo estoy acostumbrado a ver ratas que siempre se quieren llevar el cacho grande del pastel. Pocos toman café de cafetera. Noticias en la tele que se concentran, entre otras cosas, a hablar del misterioso caso de los hilos de papalote que causan accidentes, esto es, que literalmente han degollado a los felices niños que celebran la primavera sacando su papelito a volar. La risa que puede causar esto.

El baile extraño llamado cueca. Mezcla de ropa típica entre Sureño gringo a la Santa Fe y charro mexicano, con un sombrero español bien extraño y que brinca mientras mueve como loquito un pañuelo blanco, y chifla. . .

Placas estilo europeo en los carros. Usan cajeta casi para todos los dulces, pero le llaman "manjar". Cigarrillos cuyo humo no se siente al pasar, pero que te jode enormemente la garganta. Lo más picante que -en Chile- es algo llamado Ají. Cuando saludas a una persona mayor, te responden ". . .Caballero. . ." con una reverencia, lo que les da una pinta de mayordomos bien extraña. En la tele, siempre hay un momento en los programas donde quieren hacer llorar a los invitados, al hacerles preguntas sobre sus pasados. El trato cálido que tienen con los mexicanos. La contradicción de una personalidad con un sentido de superioridad, pero con un autoestima por los suelos. La mirada que me dio una maestra cuando dije que la crítica de arte en Chile era endogámica y muy pero muy pasivo agresiva. Darse cuenta que el internet produce patrones de viaje muy distintos, dependiendo de donde estes. . .en Chile, los viajes apuntan hacia europa, en particular españa, berlín. . .

La palabra chilenidad. El culto a los libros el culto a Borges el culto a la discusión sobre poesía. Mal cine, mala pintura. El 90 % de la población tiene apenas un entendimiento básico del idioma inglés. La campaña del lado globalifílico del presidente Lagos no tuvo muy buena respuesta. Escuchar de un amigo la siguiente declaración: "Lo que pasa es que los chilenos nos dimos cuenta que, después de la época de Unidad Popular, las clases sociales nunca desaparecerían. Entonces estamos como en una tregua y una aceptación a que exista división de clases. Cada clase en su mundo, nadie se mete con nadie, y así son las cosas, poh. . ." Una casta militar, que incluso tiene un lugar de encuentro, que se llama Lyli Marlene, en el cual se juntan a tomar cerveza y a cantar canciones de la época de los nazis. El culto anal al jazz, al ajedrez y a la música barroca. El sentido de orientación de los transeúntes a veces te hace chocar con ellos, cuando estás a punto de chocar con alguien, ambos tú y la persona se mueven al mismo lado. Casi como si estuvieran diciéndote, con ese gesto tan simple, que aun siendo países insertos en ese chocante emblema de "lo latino", caminamos por distintos rumbos.