14.8.07

a veces pienso que puede ser por la mañana, a veces por la noche. me refiero a perder el sentido del am. no. me refiero al sentido que puede tener esto de escribir. independientemente de la vida.
puede ser a cualquier hora del dìa. esto de "escribir". recolectar el momento preciso en el que ocurre el pensamiento transferido a la inscripción que hacemos en una hoja de papel virtual se ha convertido en un oficio digno de locos. aun no llegamos a esa transferencia automática, instantánea, de pensamiento vuelto palabra.
qué bueno.
pero no, nada de "qué buen. no. pienso en la insistencia.
¿por qué insistir?
porque seamos sinceros. es una suerte de insistencia histérica. esto de escribir. que si el personaje que somos nosotros es un héroe amante mártir demonio villano sexy de pantalones no lavados hace diez días. que si la circunstancia apropiada de los suficientes elementos enigmáticos-absurdos-extraños-sublimes como para..."presentarlo". en blanco y negro.
pero no. imposible lo sublime. cómo demonios vamos a transferir en palabras el sentimiento de ahogo, de inconmensurable dimensión que tienen las cosa sublimes. imposible. ya he hablado de esto.
lo hablé conmigo mismo. ya no recuerdo si lo llegué a escribir. la llegada de lo sublime que me hizo sonreir y perderme un poco en el mí mismo que simplemente quiere escapar.
¿a poco no es hermoso, simplemente..."escapar"?
estar en otra parte. probablemente fuera de este sitio. oliendo las calles de una ciudad incierta. caminando en una plaza pública, siguiendo momentáneamente a alguien --hombre, mujer, un anciano, un niño insistiendo a jalones que quiere un poco de atención-- seguirlos y dejar que el tiempo corra como si fuera gratis. viendo la tele en un hotel. comprando un dulce que jamás habías probado, que es la delicia local de ese lugar donde antes no habías estado. comer pan recién horneado por una señora que te sonrió cuando te entregó la bolsa. platicar a puras miradas con un desconocido en un transporte público. atrapar a alguien en medio de su compra de ropa. escuchar música extranjera, dejarse seducir por letras cuyo idioma no conoces. sentir el aroma de una mujer un hombre cuando pasa enseguida de ti. escapar, simplemente escapar.
insisto, ¿por qué insistir? ¿por qué insistimos en escribir?
creo que se aplica la explicación que lawrence olivier dio al impulso que conduce a los actores. lo escuché en boca de dustin hoffman, en una entrevista. de joven, él le preguntó al legendario actor caballero inglés "¿por qué insistimos"?
sir lawrence olivier se acercó a hoffman, puso sus ojos frente a él y dijo:
"mírame mírame mírame mírame mírame mírame mírame mírame . . ."
queremos lo mismo, creo yo. claro, nos escondemos en la escritura, y creo que de ahí aparece una esencia que difícilmente revelamos frente a frente. pero en realidad, pedimos lo mismo: queremos que miren miren miren miren esto que escribimos.
en estos precisos instantes me pregunto cuántas personas han llegado hasta este párrafo. si van a continuar. si están viendo. si me miran a través de estas palabras.
es una necedad, claro. un trabajo de obsesos. en este preciso momento se han de estar escribiendo una cantidad infinita de palabras, de diferentes intensidades, expresiones, confesiones, latitudes y ritmos, de distintas respiraciones silenciosas que teclean-rasgan la hoja. imaginen la escritura respirar. un suspiro constante. un secreto escrito con vaho en la mejilla. las mejores palabras que escribimos son como palabras dichas íntimamente a una mejilla.
las palabras son como deditos que se inscriben en la piel del lector o lectora. no desaparecen. se quedan para siempre. la persona que recibió ese tipo de ligera caricia jamás olvidará las sensaciones que produjo lo leído. olvidará quizás las palabras, el sentido, el conjunto de ideas, descripciones, acciones, pesamientos. pero nunca olvida la sensación. hay que escribir como si siempre tuviéramos al frente una mejilla donde inscribir nuestro vaho, que es nuestro pensamiento. invitación-incitación.
creo que por eso insisto. por el retorno a dicha sensación.
"mírame mírame mírame mírame mírame mírame mírame mírame . . ."
creo que no hay nada más sexy para un escritor que saberse leído. es una invasión incontrolable.