24.7.12


7 Eventos
para combatir el absurdo
(con absurdo).

Un mini manual de performance
 Alejandro Espinoza


¿Qué es el absurdo? Es el acontecimiento como banalidad, la contraposición del sentido como búsqueda primordial, la capacidad para ver canas en un niño de once años y la incapacidad para dotar la vida de gravitas. El absurdo es el sujeto que detiene las operaciones cotidianas de la vida y nos dice, agitando fuertemente sus brazos: “No nos hagamos tontos.”

Sin embargo, independientemente de la banalidad que sostiene el ejercicio de actuar absurdamente, detrás del gesto, la acción u omisión se encuentra un fuerte detonante crítico. Sobre todo cuando un absurdo es la respuesta de otro absurdo: el peligroso absurdo como se conduce el poder.

En algunas latitudes de pensamiento, se sostiene que las acciones de arte deben mantener un sesgo apolítico. Ya que uno de sus objetivos es celebrar la poética de lo cotidiano, es más propensa a buscar entrometerse en la vida sin interrumpirla –o mejor dicho, sin faltarle al respeto. Sin embargo, no sólo estoy a favor de la desobediencia en estos tiempos, sino que soy de la opinión de que todo acto es político, toda proclama, todo gesto, toda enunciación, devela las pasiones éticas, políticas y estéticas que nos constituyen. De la misma manera como el vecino conjunta todos sus intereses y pasiones al momento de poner música de Chalino Sánchez a todo volumen a las cuatro de la mañana, el otro vecino decidirá contrarrestar aquello que considera berridos de cabra con un poco de Bach. Nunca se verán frente a frente, pero sus acciones ya lo dijeron todo.

Es por ello que, en el contexto en el que actualmente vivimos, en este país, me pregunto, ¿cómo atacar una banalidad mediática –que no reconoce que ya llegó al punto final de su evolución, y constituida para fabricar un consenso ilusorio de imposiciones y realidades inamovibles—con una banalidad multitudinaria? ¿Cómo se puede jugar el juego sin jugar el juego? ¿Cómo desmenuzar la intríngulis de ficciones y deconstrucciones de un proceso democrático con acciones que nos permitan destituirlo, proclamarlo como falso? ¿Cómo podemos usar el absurdo –a mi juicio, el elemento seductor de las acciones de arte—para revelar ese otro absurdo? Considero necesaria esa respuesta, ya que en un momento dado, podríamos llegar a la conclusión de que ellos son los verdaderos artistas del absurdo. ¿Quiénes son ellos? Niños feos, con cicatrices profundas, dominadas por el cinismo de un orden mundial que ya ni siquiera se da cuenta que nos está llevando al atolladero, pero que les permitió orquestar una de las acciones más asquerosas de la historia reciente en México: imponerse, apelando a las pasiones más bajas de la psique mexicana: la gratificación instantánea.

Los siguientes eventos, happenings o acciones de arte (decida usted cómo llamarlos) se distinguen por su prisa y por su imperfección. Pero vivimos en tiempos urgentes, imprecisos, imperfectos, y considero que cualquier manifestación que descuadre un poco la cuadratura con la que afrontamos la realidad (misma que se asume como inevitable, y al mismo tiempo, fascinante), puede propiciar, si no un cambio, por lo menos un respiro de liberación. Se trata de acciones ociosas, desocupadas del ámbito de la protesta franca, que devienen malestar e incomodidad, que apelan a la universalidad pero reconocen el localismo de los acontecimientos. Desde este momento, todos son libres de ejecutarlos o no ejecutarlos, de interpretarlos o reinterpretarlos, de usarlos como semilla para otras acciones, otros absurdos más que compitan con el absurdo de la ignominia.

Un saludo a todos 
desde uno de tantos 
rincones incómodos 
en el mundo
A. E.





EVENTO 1
La urna móvil
Constrúyase una urna que pueda ajustarse a un cuerpo humano. Puede ser usted. Una vez vestido de urna, deberá recorrer las calles, sin rumbo fijo, de una zona residencial. Deberá entonces tocar a las puertas de las residencias, y pedir cordialmente a la persona que abrió la puerta que ejerza su voto para la Presidencia de la República del Absurdo. Se le pedirá responder a tres preguntas: ¿Por quién desea votar? ¿Por qué desea votar por esta persona? ¿Por qué desea votar? Jamás se mencionarán los nombres ni los partidos de los candidatos.

EVENTO 2
El lamento del ciudadano sucio
Una o doce personas, vestidas con una camiseta que diga ciudadano, toman una de las plazas públicas de la ciudad. Cada uno traerá consigo una tina de latón, más o menos de la misma proporción de sus cuerpos. Uno de ellos traerá un reproductor de CDs. Cuando lleguen a la plaza, llenarán los tinacos de agua y se sumergirán en estos. Luego, encenderán el reproductor de CDs, donde escucharemos un loop interminable e ininiterrumpido, formado por las primeras cuatro barras de la canción de El Chavo del Ocho. Una vez empapados, deberán dirigirse a las áreas verdes de la plaza y revolcarse en la tierra. Deberán cubrirse muy bien de mugre, barro, basura, hierbas y demás. Una vez sucios, procederán a bañarse, con jabón Zote, mientras tararean absurdamente el loop del Chavo del Ocho.

EVENTO 3
Música peligrosa No. 9: homenaje
Reunir a la mayor cantidad de gente posible frente a un palacio de gobierno (federal, estatal, municipal). Deberán ser, por lo menos, más de mil. Una vez reunidos, un conductor, vestido de frac, con bigote falso, monóculo y actitud seria, deberá dirigirse a la multitud. Una vez convocada y atenta a las direcciones del conductor, esta multitud deberá recrear, al unísono, la pieza de Dick Higgins, “Música peligrosa, No. 17,” la cual indica, únicamente, ¡GRITAR! Hacerlo con la mayor intensidad posible y durante la mayor cantidad de tiempo posible. Al terminar, deberán retirarse, no sin antes pedirle al más joven de la multitud que se acerque a las puertas del palacio y deje una nota que diga: “…y somos muchos más.”

EVENTO 4
La caída del cuerpo productivo
Reunir la mayor cantidad de gente en una plaza pública. Pedirle a los asistentes que traigan consigo sus principales instrumentos de trabajo; pueden ser picos o palas, pueden ser martillos, pueden ser azadones, tijeras, plumas, libretas de taquigrafía, laptops, restiradores, pinzas, diccionarios, mapas, globos terráqueos, probetas, cintas para medir, cuerdas, mangueras, pistolas de juguete, cascos, guantes de distintos tipos, teléfonos fijos, cámaras fotográficas y de video, micrófonos, cables, lentes, viseras o gafas protectoras, entre muchos otros. Una vez reunidos, un conductor, vestido de líder obrero circa 1945, dará las indicaciones, y al conteo de tres, todos y cada uno de los asistentes deberá arrojar sus instrumentos de trabajo y tirarse al suelo. Mantenerse acostados durante dos noches consecutivas.

EVENTO 5
Las armas secretas
Reunir a cien personas –no más, no menos—frente a un palacio de gobierno. Pedirles que asistan con sillas plegables y colocarlas de manera que se formen diez hileras de diez sillas cada una. Pedirles que se sienten en las sillas, y que guarden silencio, durante ocho horas. Concentrarse e imaginar al presidente impuesto en su oficina. Imaginarlo sonriendo, imaginarlo tomando agua, imaginarlo teniendo sexo, platicando con mandatarios, ahorcando a sus asesores; finalmente, imaginarlo envejecer y luego morir. Una vez transcurridas las ocho horas, el primero en el extremo izquierdo de la hilera de atrás, deberá escribir un solo enunciado en un pergamino. Pasará el pergamino al de enseguida, y se repetirá la operación hasta llegar a la última persona, en el extremo derecho de la primera fila. Una vez terminado, escribir en el encabezado del pergamino “Esto es lo que pensamos de ti.” Pedirle a la mujer de mayor edad en la multitud que coloque el pergamino en las puertas del palacio.

EVENTO 6
Las grandes enseñanzas
Organizar elecciones en una escuela primaria. Deberá elegirse al alumno o alumna que mejor represente los valores de la niñez: valentía, audacia, imaginación, sensatez, seriedad y capacidad para inventar juegos y mentiras que le caigan bien a los demás. Pedirle a la directora que escoja, de entre los candidatos que surjan en cada salón, a uno, aparentemente, el hombre más bello de todos los candidatos. Iniciar campañas, y dirigirse a los alumnos más callados y retraídos, para cambiarles su voto por una bolsa de Sabritas, para que el ganador sea el niño más bello. Durante el conteo, los candidatos descubren que hubo más votos que alumnos en la escuela. El ganador será el niño bello. Esperar las reacciones de todos los involucrados y mantenerse callados.

EVENTO 7
El abandono del líder
Convocar a un líder, de entre una multitud de dos mil quinientas personas (o más). Ataviarlo con las mejores ropas, ponerle la banda de la Presidencia de la República del Absurdo. Pedirle a los más fuertes del grupo que carguen al líder en su trono, e iniciar una procesión desde el monumento de la avenida principal de la ciudad hasta el palacio de gobierno. Un grupo canta canciones de Violeta Parra mientras otro grupo canta canciones de Vicky Carr. Otro grupo de personas lanza gaviotas de papel en el aire, mientras un par de personas le ofrecen distintos tipos de alimento al líder: naranjas, manzanas, mazorcas, tortillas, tamales, tazas con caldo de gallina, hojas de maguey, botellas de Coca Cola, petróleo crudo, cañas con mezcal. Al llegar al palacio de gobierno, deberán dejar al líder en su trono, justo en la puerta de entrada. Seguido de esto, todos los asistentes deberán dejar abandonado al líder. Si es posible, todos deberán abandonar la ciudad. Dejar al líder abandonado durante un mes.