7 Eventos
para combatir el absurdo
(con absurdo).
Un mini manual de performance
Alejandro Espinoza
¿Qué
es el absurdo? Es el acontecimiento como banalidad, la contraposición del
sentido como búsqueda primordial, la capacidad para ver canas en un niño de
once años y la incapacidad para dotar la vida de gravitas. El absurdo es el sujeto que detiene las operaciones
cotidianas de la vida y nos dice, agitando fuertemente sus brazos: “No nos
hagamos tontos.”
Sin
embargo, independientemente de la banalidad que sostiene el ejercicio de actuar
absurdamente, detrás del gesto, la acción u omisión se encuentra un fuerte
detonante crítico. Sobre todo cuando un absurdo es la respuesta de otro
absurdo: el peligroso absurdo como se conduce el poder.
En
algunas latitudes de pensamiento, se sostiene que las acciones de arte deben
mantener un sesgo apolítico. Ya que uno de sus objetivos es celebrar la poética
de lo cotidiano, es más propensa a buscar entrometerse en la vida sin
interrumpirla –o mejor dicho, sin faltarle al respeto. Sin embargo, no sólo
estoy a favor de la desobediencia en estos tiempos, sino que soy de la opinión
de que todo acto es político, toda proclama, todo gesto, toda enunciación,
devela las pasiones éticas, políticas y estéticas que nos constituyen. De la
misma manera como el vecino conjunta todos sus intereses y pasiones al momento
de poner música de Chalino Sánchez a todo volumen a las cuatro de la mañana, el
otro vecino decidirá contrarrestar aquello que considera berridos de cabra con
un poco de Bach. Nunca se verán frente a frente, pero sus acciones ya lo
dijeron todo.
Es
por ello que, en el contexto en el que actualmente vivimos, en este país, me
pregunto, ¿cómo atacar una banalidad mediática –que no reconoce que ya llegó al
punto final de su evolución, y constituida para fabricar un consenso ilusorio
de imposiciones y realidades inamovibles—con una banalidad multitudinaria?
¿Cómo se puede jugar el juego sin jugar el juego? ¿Cómo desmenuzar la
intríngulis de ficciones y deconstrucciones de un proceso democrático con
acciones que nos permitan destituirlo, proclamarlo como falso? ¿Cómo podemos
usar el absurdo –a mi juicio, el elemento seductor de las acciones de arte—para
revelar ese otro absurdo? Considero necesaria esa respuesta, ya que en un
momento dado, podríamos llegar a la conclusión de que ellos son los verdaderos artistas del absurdo. ¿Quiénes son ellos? Niños feos, con cicatrices
profundas, dominadas por el cinismo de un orden mundial que ya ni siquiera se
da cuenta que nos está llevando al atolladero, pero que les permitió orquestar
una de las acciones más asquerosas de la historia reciente en México:
imponerse, apelando a las pasiones más bajas de la psique mexicana: la gratificación
instantánea.
Los
siguientes eventos, happenings o acciones de arte (decida usted cómo llamarlos)
se distinguen por su prisa y por su imperfección. Pero vivimos en tiempos
urgentes, imprecisos, imperfectos, y considero que cualquier manifestación que
descuadre un poco la cuadratura con la que afrontamos la realidad (misma que se
asume como inevitable, y al mismo tiempo, fascinante), puede propiciar, si no
un cambio, por lo menos un respiro de liberación. Se trata de acciones ociosas,
desocupadas del ámbito de la protesta franca, que devienen malestar e
incomodidad, que apelan a la universalidad pero reconocen el localismo de los
acontecimientos. Desde este momento, todos son libres de ejecutarlos o no
ejecutarlos, de interpretarlos o reinterpretarlos, de usarlos como semilla para
otras acciones, otros absurdos más que compitan con el absurdo de la ignominia.
Un saludo a todos
desde uno de tantos
rincones incómodos
en el mundo
A. E.
EVENTO 1
La urna móvil
Constrúyase
una urna que pueda ajustarse a un cuerpo humano. Puede ser usted. Una vez
vestido de urna, deberá recorrer las calles, sin rumbo fijo, de una zona
residencial. Deberá entonces tocar a las puertas de las residencias, y pedir
cordialmente a la persona que abrió la puerta que ejerza su voto para la
Presidencia de la República del Absurdo. Se le pedirá responder a tres preguntas:
¿Por quién desea votar? ¿Por qué desea votar por esta persona? ¿Por qué desea
votar? Jamás se mencionarán los nombres ni los partidos de los candidatos.
EVENTO 2
El lamento del ciudadano
sucio
Una
o doce personas, vestidas con una camiseta que diga ciudadano, toman una de las
plazas públicas de la ciudad. Cada uno traerá consigo una tina de latón, más o
menos de la misma proporción de sus cuerpos. Uno de ellos traerá un reproductor
de CDs. Cuando lleguen a la plaza, llenarán los tinacos de agua y se sumergirán
en estos. Luego, encenderán el reproductor de CDs, donde escucharemos un loop
interminable e ininiterrumpido, formado por las primeras cuatro barras de la
canción de El Chavo del Ocho. Una vez
empapados, deberán dirigirse a las áreas verdes de la plaza y revolcarse en la
tierra. Deberán cubrirse muy bien de mugre, barro, basura, hierbas y demás. Una
vez sucios, procederán a bañarse, con jabón Zote, mientras tararean
absurdamente el loop del Chavo del Ocho.
EVENTO 3
Música peligrosa No. 9:
homenaje
Reunir
a la mayor cantidad de gente posible frente a un palacio de gobierno (federal,
estatal, municipal). Deberán ser, por lo menos, más de mil. Una vez reunidos,
un conductor, vestido de frac, con bigote falso, monóculo y actitud seria,
deberá dirigirse a la multitud. Una vez convocada y atenta a las direcciones
del conductor, esta multitud deberá recrear, al unísono, la pieza de Dick
Higgins, “Música peligrosa, No. 17,” la cual indica, únicamente, ¡GRITAR!
Hacerlo con la mayor intensidad posible y durante la mayor cantidad de tiempo
posible. Al terminar, deberán retirarse, no sin antes pedirle al más joven de
la multitud que se acerque a las puertas del palacio y deje una nota que diga: “…y
somos muchos más.”
EVENTO 4
La caída del cuerpo
productivo
Reunir
la mayor cantidad de gente en una plaza pública. Pedirle a los asistentes que
traigan consigo sus principales instrumentos de trabajo; pueden ser picos o palas,
pueden ser martillos, pueden ser azadones, tijeras, plumas, libretas de
taquigrafía, laptops, restiradores, pinzas,
diccionarios, mapas, globos terráqueos, probetas, cintas para medir, cuerdas,
mangueras, pistolas de juguete, cascos, guantes de distintos tipos, teléfonos
fijos, cámaras fotográficas y de video, micrófonos, cables, lentes, viseras o
gafas protectoras, entre muchos otros. Una vez reunidos, un conductor, vestido
de líder obrero circa 1945, dará las indicaciones, y al conteo de tres, todos y
cada uno de los asistentes deberá arrojar sus instrumentos de trabajo y tirarse
al suelo. Mantenerse acostados durante dos noches consecutivas.
EVENTO 5
Las armas secretas
Reunir
a cien personas –no más, no menos—frente a un palacio de gobierno. Pedirles que
asistan con sillas plegables y colocarlas de manera que se formen diez hileras
de diez sillas cada una. Pedirles que se sienten en las sillas, y que guarden
silencio, durante ocho horas. Concentrarse e imaginar al presidente impuesto en
su oficina. Imaginarlo sonriendo, imaginarlo tomando agua, imaginarlo teniendo
sexo, platicando con mandatarios, ahorcando a sus asesores; finalmente, imaginarlo
envejecer y luego morir. Una vez transcurridas las ocho horas, el primero en el
extremo izquierdo de la hilera de atrás, deberá escribir un solo enunciado en
un pergamino. Pasará el pergamino al de enseguida, y se repetirá la operación
hasta llegar a la última persona, en el extremo derecho de la primera fila. Una
vez terminado, escribir en el encabezado del pergamino “Esto es lo que pensamos
de ti.” Pedirle a la mujer de mayor edad en la multitud que coloque el
pergamino en las puertas del palacio.
EVENTO 6
Las grandes enseñanzas
Organizar
elecciones en una escuela primaria. Deberá elegirse al alumno o alumna que
mejor represente los valores de la niñez: valentía, audacia, imaginación,
sensatez, seriedad y capacidad para inventar juegos y mentiras que le caigan
bien a los demás. Pedirle a la directora que escoja, de entre los candidatos
que surjan en cada salón, a uno, aparentemente, el hombre más bello de todos los
candidatos. Iniciar campañas, y dirigirse a los alumnos más callados y
retraídos, para cambiarles su voto por una bolsa de Sabritas, para que el
ganador sea el niño más bello. Durante el conteo, los candidatos descubren que
hubo más votos que alumnos en la escuela. El ganador será el niño bello. Esperar
las reacciones de todos los involucrados y mantenerse callados.
EVENTO 7
El abandono del líder
Convocar
a un líder, de entre una multitud de dos mil quinientas personas (o más).
Ataviarlo con las mejores ropas, ponerle la banda de la Presidencia de la
República del Absurdo. Pedirle a los más fuertes del grupo que carguen al líder
en su trono, e iniciar una procesión desde el monumento de la avenida principal
de la ciudad hasta el palacio de gobierno. Un grupo canta canciones de Violeta
Parra mientras otro grupo canta canciones de Vicky Carr. Otro grupo de personas
lanza gaviotas de papel en el aire, mientras un par de personas le ofrecen
distintos tipos de alimento al líder: naranjas, manzanas, mazorcas, tortillas,
tamales, tazas con caldo de gallina, hojas de maguey, botellas de Coca Cola, petróleo
crudo, cañas con mezcal. Al llegar al palacio de gobierno, deberán dejar al
líder en su trono, justo en la puerta de entrada. Seguido de esto, todos los
asistentes deberán dejar abandonado al líder. Si es posible, todos deberán abandonar
la ciudad. Dejar al líder abandonado durante un mes.