Los
afiladores
Hace mucho que no veo a un afilador. Solía verlos,
desde la ventana de la sala de mi casa, a los diez años. Llegaban en sus
bicicletas con el equipo para afilar en el manubrio, una tablita y un disco de
piedra. Les pasabas los cuchillos de cocina, algún machete, tijeras, hachas, y
comenzaba el ritual. Me decía mi papá que cobraban caro, pero, ¿qué tanto pudieran
ellos cobrar? Hace mucho que no los veo. Los recuerdo cuando los cuchillos no
están afilados, o cuando una podadora de árboles se queda trabada. Los afiladores
tomaban la herramienta punzo cortante y la inclinaban un poco hacia el disco de
piedra; poco a poco, comenzaban a subir la velocidad del disco; tenían un
dispositivo, como el de las máquinas de coser, donde ellos aplastaban un pedal
y el disco giraba. En ocasiones, hacía chispas.
¿Cuánto tiempo han existido los afiladores en
el mundo, y dónde están ahora? Puedo imaginar sus orígenes. Bebían los viernes
y durante la semana platicaban con los aldeanos, y dos que tres veces ayudaron
a ocultar herramientas ensangrentadas. Los afiladores usaban una especie de
armónica para anunciar su llegada. Recuerdo cuando un amigo, sentado en la
azotea de su casa, con una guitarra acústica, comenzó a tocar un contrapunto
para el sonido de la armónica, que venía de lejos. Sin percatarse, el afilador
formaba parte de un efímero dúo de blues. Recuerdo esa anécdota y recuerdo a
los afiladores cuando corto una zanahoria, o cuando el trozo de carne se pone
rejego y descubro que el cuchillo de la cocina ya no tiene filo. Nunca vi la
mirada de un afilador. Nunca supe si eran personas agradables. Soné hace unos
días, que los afiladores se reunieron a las afueras de un pueblo. Todos, traían
cuchillos en mano. Se dijeron con la mirada “Es hora de degollar gente.” Luego
me desperté. No importa qué tan afilado esté un cuchillo, cuando cortas una
cebolla del centro hacia fuera, siempre terminas llorando.
1 comment:
el afilador, el vendecamotes, el verdulero, el lechero, la doñita de los nopales en bolsitas, el comprafierro, y etcéteras, son personajes que todos los días los veo. Ergo: depende en cuál colonia o barrio se viva. Sin ánimo de joder, conste.
Por cierto que el último afilador que yo vi -antier- llevaba un instrumento llamado en sudamérica, rondador. no sé si tenga que ver con las rondas que hace o con el sonido que emite.
Nota bene: te faltó decir que un afilador siempre o casi siempre anda en bici, porque yo vi algunos que volteaban llantas arriba el aparato y con la rueda girando afilaban.
Si lo soñé, estaba dentro de tu mismo sueño d los afiladores.
tom.
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