No se puede
No se puede nadar en el aire,
no se puede caminar encima del agua; no se puede volar sin artefacto, no se
puede conducir un auto a ciegas, no se puede oprimir un botón sin esperar una
suerte de bomba en el orden de la realidad, no se puede besar sin imaginar una
cachetada o la reciprocidad, no se puede abrochar las agujetas del zapato ajeno
sin un grado de intimidad desconcertante, no se puede hablar sin esperar que el
receptor se quede callado, no podemos cerrar los ojos sin detenernos a ver lo
que resguarda nuestro interior, no podemos subir una colina sin esperar que el
aire allá arriba tenga un sabor desconocido, no puedes abrir una puerta que te
conduzca a una experiencia inconsecuente, no puedes escribir sin dejar dicho lo
que nunca realmente quisiste decir, no puedes imaginar más allá de lo que
posibilita el lenguaje o la memoria reprimida, no puedes cerrar capítulos sin
antes vivir en carne propia las vicisitudes del tiempo, no puedes pensar en el
espacio exterior sin pensar en Odisea 2001, no puedes ponerte calcetines sin
regresar a un periodo de tu infancia, no puedes descansar sin perderte de algo,
no puedes caminar sin mascar ese chicle mental que se queda pegado en el
trayecto recorrido, no puedes bailar sin la conciencia de un cuerpo siempre incómodo,
no se puede despegar sin sentir nostalgia por la superficie que te sostuvo, no
se puede acudir a la memoria sin una razón particular, no se puede nombrar lo
innombrable sin antes fruncir el ceño, no se puede comer una galleta sin pensar
en posibles abuelas ausentes, no se puede oler un pañuelo ajeno sin imaginar un
relato o un virus impreso en la tela, no se puede estar enfermo dos veces
simultáneas de la misma enfermedad, no se puede trabajar sin sentir opresión o
el mínimo matiz de esperanza al mismo tiempo, no se puede pisar una alfombra de
tréboles sin imaginar posibles pérdidas de fortuna, no se puede andar por el
mundo sin una chaqueta que te recuerde a tu primer amor o a tu último quebranto
emocional, no se puede hacer el amor sin dejar que se suelte el animal cuyo
nombre sólo se grita en medio del éxtasis, no se puede tocar el fuego sin
devolver tu recuerdo a una edad primigenia de la humanidad, no se puede orinar
sin sentir que estás llenando un vaso sin fondo, no se puede abrir los ojos y
esperar que alguien no intente poner su dedo en tu frente, no se puede fingir que estamos sumergidos en
el agua, no se puede arrastrar las imágenes de un sueño durante toda tu vida,
no se puede abrazar al aire ni asfixiar el agua ni calentar el fuego, no se puede
andar en bicicleta con los ojos cerrados, no se puede encender un fósforo con
el párpado izquierdo, no se puede tomar un vaso de arena sin usar las manos y
el asco, no se puede encontrar lo perdido, no se puede mantener la mirada en
alto cuando el mundo u otros hombres nos oprimen, no se puede mirar la luna sin
sentirse una peca en el pulgar displicente del universo.
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