varietón dungueré sescú, conminán defrusto lebrongu
someré denesto en sigual cun hinistas semoflecas
oosenaar lamuelo consiste prenonki lumuela
antinonca yun can con
dis a nunya afta linga jorja larín
y morroimbrí lemblé gonisterra
no laca nunda festivón. . .
(perdón. . .estoy escuchando a una banda que se llama Dungen, y no entiendo lo que están cantando. . .)
31.10.05
30.10.05
Siempre he odiado el proceso de descripción física de los personajes. Es un proceso de atomización, descompones las partes y las conviertes en unidades descriptivas que poco tienen que ver con la totalidad. ¿Qué sucedería si manejamos otro tipo de aproximaciones?
Por un lado, terminaríamos con figuras retóricas que --en el mejor de los casos-- nos devuelven a recursos alegóricos. Por el proceso atomizante, echémosle la culpa al método científico de elaborar descripciones "precisas" de los rasgos faciales. Se pierde en el camino todo una serie de totalidades que, según yo, tienen más que ver con el retrato de un objeto. Porque finalmente, describir a un personaje es describir a un objeto. No obstante se trata de un objeto de sutilezas más animadas que las de otro tipo de objeto.
Ahora bien, ¿recurrimos al sentido fílmico que proponía Gertrude Stein en sus retratos, ahí donde se asume el sentido del "cuadro-por-cuadro" que va construyendo la imagen en su proceso de realización? Es difícil su lectura, o mejor dicho, prescinde de un ritmo que siempre me molesta cuando leo su prosa. Me gusta más bien la idea de romper con todo, y comenzar a hacer descripciones mucho más intuitivas. . . .
"Su presencia huele a montaña húmeda, y no poco a bosque inasible"
"Es del tipo de individuos que observa con las manos y contempla con una mirada ausente"
Robbe Grillet tenía una alegoría recurrente, en la novela "El Mirón": La mujer de medroso andar. Pero remite a una imagen, no a una sensación.
¿Cómo remover los sentidos con una descripción?
"Un hombre de andar trepidante, como jalado por el viento, de piel reseca y oídos que escuchan sólo lo muy cercano"
"La mujer con mirada de cine mudo, piel olorosa, dedos escondidos en modales aprendidos en escuela católica"
Se tienen que advertir referencias --culturales, modernistas, a veces literarias mas no muy evidentes-- de pronto, al momento de ir construyendo nuevos modelos de descripción.
Pienso todo esto mientras trato de describir la esencia que produce la imagen de Scarlett Johansson, su silueta recostada en la cama al inicio de Lost in Translation. Sin querer recurrir a la metáfora --animal narrativo que soy-- pienso en la imagen y digo: "El cuerpo de Scarlett es el cuerpo de alguien que dejó de estar asustada con ella misma desde hace mucho tiempo. . ."
29.10.05
28.10.05
OK.
Y pues dice el periódico hoy por la mañana que la ciudad a la que regreso con tanto gusto es la sexta ciudad más "vivible" de mi país. Mexicali, hermoso anagrama hecho a la carrera. Tiene más sentido lo que acabo de escribir de lo que creen.
Cierto, Mexicali es "vivible", en el sentido de que se vive una relativa tranquilidad, producto de una comunidad con una ética de trabajo muy a la protestante, una cierta visión de poca profundidad en torno a las cosas, secciones recién pavimentadas que aún no huelen a tiempo secular, un orden tranquilizante en sus vías de progreso e incluso una movilidad social que no se ve en otras partes, o que se ve de una manera mucho más traumática. En las colonias populares, sí se celebra con gusto cuando el hijo estudioso y emprendedor obtiene un puesto ejecutivo en alguna planta industrial.
Por otro lado, como buen anagrama hecho a la carrera, pervive en Mexicali un ansia por comportarse a la medida de sus tiempos. Ahí tenemos a la pandilla llamada La Sangre, que como buena película de terror, acecha a los automovilistas, venadeándolos estratégicamente como parte de su ritual de iniciación.
En Detroit pasaba lo mismo, antes y después de la debacle.
Las ciudades más vivibles del mundo tienen las mismas caracteristicas, siempre: una conservadurismo que se rehusa a permitir elementos de la modernidad urbana que le otorgan a la comunidad una visión mas crítica de su entorno, una conformidad en sus propuestas de desarrollo integral, así como otros elementos que, sí, hacen más vivible a la comunidad, pero al mismo tiempo, hace que aquellos que quieren emprender grandes vuelos se frustren porque no ven el tipo de oportunidades de crecimiento --social, económico, creativo, incluso espiritual-- que encuentran en otras partes.
Es el síndrome del mexicalense que no encuentra su base de identidad y la asume al momento de enfrentarse a otro tipo de dinámicas. Un viaje descubridor a España, a Argentina o incluso a Guadalajara, es más que suficiente para que alguien diga: "chale, aquí no hay nada qué hacer".
Sí, las ciudades más vivibles del mundo también son las ciudades más insoportables en ese sentido: no ofrecen nada más allá de la tranquilidad.
Desde que el ser humano entra en la modernidad de la vida urbana, pervive en él o en ella el deseo del caos y la destrucción y reconstrucción de su entorno. No obstante, en otros pervive el deseo de la tranquilidad y los fines de semana con la familia y los vecinos.
Claro, existen espectáculos como el pandillerismo mencionado anteriormente. Asimismo, vivimos en una interzona que no está exenta de "problemillas", tales como las ejecuciones a figuras de autoridad, narcotraficantes flotando en los canales, acribillados en vía pública, etc. etc.
Y si nos damos una vuelta por colonias como la ladrillera, el concepto de "vivible" adquiere otro matiz. A diferencia de Tijuana, donde la miseria es incluso parte de su estética, la topografía de Mexicali permite que las zonas más empobrecidas de la ciudad se pierdan, como pequeñas ciudades desiertas. Hoy comienzan nuevos brotes de contrastes visuales, pero la imposición del imaginario "progresista" (espectaculares que anuncian la llegada del nuevo mundo, pero que interrumpen la visibilidad de aquellos sectores de casas hechas de cartón. No es nada nuevo en otros lados; en Mexicali como que apenas se asume) producirá posteriormente otro grado de alienación urbana.
Curioso: Una ciudad vivible sería la de la película "Groundhog Day", sitio donde la vida de un hombre que viene de la metrópolis es sometida al absurdo de la repetición de los mismos acontecimientos. No dudaría que una gran cantidad de personas se sienten así en Mexicali.
En fin. Para finalizar todas estas digresiones, una última apreciación: Sí, yo llevo casi dos años en Santiago de Chile. Pero no dejo de repetirme y de repetir a la gente que he conocido, que vivo en ese anagrama hecho a la carrera, donde tienes que inventar el paisaje para que tu mente pueda sobrevivir, sobre todo al calor.
Y algo más. . .¿saben qué me llama la atención de Mexicali? Como dicen en la película de Pulp Fiction. . .son los detalles, sobre todo los que pasan desapercibidos. Por ejemplo, el hecho de que todas las carreteras de nuestra ciudad conducen a un cementerio.
26.10.05
Estoy escuchando una canción de PJ Harvey; independientemente de la sofisticada producción –sonido de batería comprimido, bajo pulsante, la voz prístina de Harvey edulcorada por una melodía de diva—lo que priman son los acordes de blues.
El blues riff, si podemos llamarlo de ese modo, es uno de los artefactos musicales más importantes del siglo XX. Representa todo lo que, dentro de cien años, será el imprimatur sonoro de la era de la razón: individualizado y al mismo tiempo enajenado, el ser humano apela a la expresividad gutural, a la consigna contra la opresión, de una burlona flatulencia en medio del cóctel de la disfrazada aristocracia moderna. Nos recuerda que detrás de la sofisticación, hay brutalidad, en el sentido de lo bruto y en el sentido de lo brutal.
Sí, uno de los elementos más importantes de nuestra era ha sido la libertad de expresión, no lo dudemos ni por un segundo; es necesario recordar que la autonomía del individuo en sociedad está sobre la base de todo lo que la historia ha ido construyendo, no obstante que prescinde del relato, y se modela a partir del espectáculo y el evento aislado: la segunda guerra mundial contenida en fotografías y documentales en el History Channel— Tal ha sido el sustento que pervive en todas las manifestaciones del mundo moderno, desde el capitalismo monstruoso hasta la canción de protesta más agresiva de Bersuit.
Claro, hoy día, a principios del siglo XXI, lo único que estamos haciendo es vomitar la bilis del siglo pasado. Pero si nos ubicamos en las esencias, nos devolvemos a aquellos artefactos inventados por el ser humano en su estado bruto, aquel que se desprende por momentos de su condición autónoma, y nos recuerda que todo se rige por las entrañas: el hambre, el ansia de libertad en medio de la libertad medida de su autonomía (digo, esta autonomía era nuestra desde el principio), muy a pesar de que los mecanismos de control del sujeto lo devuelvan a su opresión histórica.
El blues riff es uno de estos artefactos.
25.10.05
OK, un nuevo cutup. . .
U.S. military for Psyches of Iraqi children care. Church-going primetime TV deaths reach 2,000 in make caught Iraq. Recovery in in health, well-being TV from Wilma begins economic return plan. Cross-fire. Senate panel cut economic return to OK millions. Bush admin. drops 'Muppets' study.
24.10.05
emilio de Juan Di Bella. Uno de mis héroes. Nos reíamos con un gusto enorme cuando nos salía bien una canción. Regocijos de musiquetes que sólo los musiquetes entendemos.
Callen y despidan a los meteorólogos
No queremos conocer el estado del tiempo
La madre que los parió debió haberles enseñado
Que las nubes son mensajes secretos
Tiren del noveno piso sus novedosos aparatos tecnológicos
Que pronostican la probabilidad de las más peligrosas tormentas
No saben acaso que temer a lo desconocido
Es la única forma de mantener la cordura
Necesitamos volver a lo salvajeA creer en el dolor de un cayo
En el rústico cantar de las deshidratadas hojas
Yo se que el cazador mojaba su dedo y lo erigía al viento
Para calcular la trayectoria de su proyectil
Pero hoy los asesinos auscultan el mapa satelital
Para dar en el centro con la furia devastadora de sus bélicos huracanes
Mientras el ama de casa alista paraguas e impermeables
En el cielo se fragua un ataque de fuegoMañana será un día soleado dicen
Estropeando la ilusión de quienes esperamos con ansiedad la lluvia
Porque en ella viene implícito el alivio de la sequía espiritual
Son sus estadísticas la prueba trivial y contundente
De que hemos perdido el control y perspectiva de lo que es justo saber
A quien le importa si seis pulgadas de precipitación es la media anual en Colorado
Si por otro lado la tasa de estupideces oficiales es mayor por día en tu ciudad
Míralos en la pantalla pavonearse en el noticiero de las seis con sus trajes Armani
Indicando los sistemas de alta presión que se gestan entre remolinos
Acá no será bueno el panorama vaticinan con erudito gesto
Aunque mas allá podemos esperar un castigo similar pero con cierta variación
Por que no dicen hoy se agudizará la carencia de sentido de todas nuestras actividades
Y al mismo tiempo descenderá el nivel de humildad del ser humano promedio
Lo que provocará que la madre naturaleza actúe con un claro patrón de esquizofrenia
En su desesperado intento por sacudirse del lomo esta plaga engreída que somos
Esta aglomeración de ociosos en fin de semana
Tomen sus precauciones si planean comer al aire libre
Voy a ser duro con ellos
Declararé que representan lo peor de nuestras ambiciones como raza
Lejos están de la cometa y la llave del ilustre señor Benjamín
O de la visión agorera del iniciado tribal que leía en los barruntos la fortuna de la siembra
Recuerdo ahora el relámpago que en la niñez nos sacudía con luminoso poder
El viento crujiente azotando las viejas casas de cartón
Extremando en su base la noble resistencia de las datileras
Éramos alrededor del quinqué un esperanzado núcleo de corazones
Escuchando las historias de la abuela que el viento mismo parecía respetar
Nadie hacía caso entonces de los avisos al respetable público televidente
Estaba el cuchillo de mi vieja que cortaba la lluvia en los cuatro puntos cardinales
Y la lluvia cedía milagrosamente o bien continuaba cayendo sin atender la oración
Pero entonces era el clima el rostro y la piel y la voz trascendental de los olvidados dioses
Hoy nos recomiendan vestir ligero o desistir de lavar el auto
Yo les digo que el saqueo será global cuando azote la mayor de las tempestades
Y no requeriremos de su ayuda,
por eso callen y despidan a los meteorólogos
20.10.05
Estoy integrando a google a mi proceso creativo, como una especie de descanso entre movimientos intelectuales que tienen que ver con mi tesis. Pienso en algún momento publicar este libro, mismo que quizás me traiga problemas con ese pescadito molestoso llamado "copyright". Es un proyecto de escritura que he titulado "El Palacio de los ciegos". Puedo estar toda la vida escribiendo esto.
Pueden ver las entradas (posiblemente regresemos al modelo cervantino de escribir a base de entradas) en la siguiente dirección:
http://elpalaciodelosciegos.blogspot.com
Se acepta humildemente cualquier comentario y/o aportación.
19.10.05
Good Ol' Ludwig. . .
It is misleading then to talk of thinking as of a 'mental activity'. We may say that thinking is essentially the activity of operating with signs. This activity is performed by the hand, when we think by writing; by the mouth and larynx, when we think by speaking; and if we think by imagining signs or pictures, I can give you no agent that thinks. If then you say that in such cases the mind thinks, I would only draw attention to the fact you are using a metaphor, that here the mind is an agent in a different sense from that in which the hand can be said to be the agent in writing.
If again we talk about the locality where thinking takes place we have a right to say that this locality is the paper on which we write or the mouth which speaks. And if we talk of the head or the brain as the locality of thought, this is using the 'locality of thinking' in a different sense.
-- Ludwig Wittgenstein, Preliminary studies for the "Philosophical investigations".
17.10.05
Es como cuando vas a disneylandia, y estás todo el día ahí, y de pronto te llega la sensación de que se te escapan algunas "experiencias" del viaje, pero al mismo tiempo, ya recorriste todo el parque, aunque hubieron algunas cosas que realmente no tuviste ni tienes interés por conocer, o que de pronto en algún momento te dijeron que tenías que interesarte por ellas, pero ya no hay, tiempo, en cualquier momento dan el llamado para retirarte del lugar, y tienes los pendientes de los souvenirs que sientes que tienes que comprar, para quedarte con la "experiencia total" del viaje. . .pero al mismo tiempo, estás tan cansado que llevas media hora sentado en una banca viendo pasar a viejitos y demás seres grotescos. . .
más o menos me siento así.
No puedo ni siquiera pensar en mi regreso. Está siendo demasiado estrepitoso.
16.10.05
Sudamérica agota, o será quizás que, después de tanto tiempo viviendo siempre desde "lo otro", yo fui el que me agoté.
El día de ayer vi un documental sobre los años ochenta en Chile, el proceso de apertura de la dictadura para dejar a la oposición manifestarse, y la posterior segunda represión del gobierno por amainar las pugnas de un pueblo que no dejaba de quejarse de la desigualdad. Veía imágenes de manifestaciones, tanques antimotines, jóvenes arrastrados a golpes por la policía, etc. etc.
Luego me devuelvo al presente, donde estas mismas manifestaciones continúan, siempre con el mismo motivo, pero ahora dentro del marco de una democracia pujante, ordenada, que no sabe qué hacer con su historia. Mejor dicho, no sabe si disculparla, si darle cierre, continuar con ese largo camino que la globalización pretende hacer recorrer a todos los que se suscriben a su programa.
En la actualidad, se siguen viendo esos brotes de encabronamiento del pueblo. Pero tienen el sinsabor de la reiteración simulada: es como si la sociedad civil contara con las manifestaciones para que su orden tenga sentido. La imagen televisiva de un tanque rociando con agua a la gente viene a ser igual de necesaria que las historias trágicas sobre madres golpeadas, niñas violadas, ladrones y asaltantes, políticos metiendo la pata.
Cada vez que un chileno ve una manifestación, piensa: "Look, life goes on."
Es triste.
13.10.05
Alergias urgentes.
El mundo nunca se disculpó por la Santa Inquisición.
Danton, mientras su cabeza estaba a punto de caer en la sangrienta canastilla, no quitó su mirada de la mirada de Robespierre.
La lucha proletaria comienza donde terminan las calles pavimentadas, sobre todo al caer la tarde.
Habemos quienes pensamos a veces en la guerra secreta que los mosquitos han iniciado en contra de la humanidad: no hay nada más subversivo que establecer redes insólitas de comunicación entre sangres infectadas.
El discurso de Debord es el "getaway car" de la dialéctica llevada a su conclusión más absurda. Foucault es el mecánico que llenó de booster el motor, Deleuze y Guattari son las entrañas del automóvil.
Los niños son los mejores espectadores de arte conceptual, pero los peores espectadores de fotografías periodísticas.
Los músculos y sus reflejos entienden mejor las contingencias y el caos que un profesor de MIT.
Hay una sutil diferencia entre un "wet dream" y el salto de la imaginación.
Después del padre tiránico del siglo XX, el proyecto del mundo cae en manos del discurso esquizofrénico del padre sin dios.
El arte contemporáneo es puro escombro visual, entre la pesadilla y el olor a muerte. El único escombro cósmico está en el Gran Vidrio de Duchamp.
Nunca se olvidan los remordimientos iniciados en la escuela primaria.
Nada más emblemático que un cabello rizado prendido a la rama de un árbol.
12.10.05
10.10.05
Zarat, in memoriam
Era probablemente uno de los seres más increíbles con los que jamás me haya topado. Solíamos ver las estrellas juntos, mientras yo me fumaba un cigarro y él merodeaba en sus pensamientos. Nunca supe qué penso, pero siempre lo intuía.
Gris oscuro, con una mancha blanca, como escudo, en el pecho. La mirada de la vida vivida desde el susto, desde la noble mirada de aquél que le tiene miedo al mundo, pero de todos modos se enfrenta a él. Era eunuco, un gigante noble. Una tarde, el repartidor de tanques de gas llegó a la casa, vio a Zarat. El tipo dio un salto de susto. Luego lo escuchó maullar.
Espíritu incomparable, y sí, estoy hablando de un gato.
Cuando lo conocí, marcó su territorio. Estábamos los bluseros del norte en el departamento de Orlando; de visita a un estudio de grabación. Zarat, recién dueño de la comarca, no estaba contento con nuestra presencia. Cuando regresamos de la primera sesión, vimos todo su graffitti de caca desplazado en la alfombra, esto es, nuestras camas. Era un gato pequeño, Orlando se lo encontró una noche que llegó de sus clases, el sujeto entró por la ventana y decidió quedarse.
Le gustaba encajar las uñas en los pechos y muslos de propios y extraños. Una vez, escuché a una persona decir que Zarat era un shamán. No lo tomé a la ligera. Lo vi, una bestia enorme echada en un rincón del sillón, y sólo se me quedó viendo. Sí. Era un shamán.
Cuando llegó a manos de Bibi, Zarat había pasado por un semi infierno doméstico. Siendo gato hollywoodense, su dueño siendo un amante de los gatos, tuvo los mejores cuidados cuando cayó en manos de un par de siameses que lo torturaron, una temporada en la que estuvo al cuidado de una amiga de Orlando. Los siameses, siendo siameses, procuraron asestarle una serie de torturas que lo dejaron un poco atrofiado de sus ligamentos. Eso no fue lo que dijo el doctor hollywoodense. Él diagnosticó cáncer. Habría que hacer biopsia. Afortunadamente, el buen sentido común de un doctor mexicalense cambió el diagnóstico. Zarat terminó en manos de la madre de Orlando, en mexicali. Ahí es donde comenzó su engrandecimiento.
(No puedo decirlo de otro modo. Por respeto a su increíble espíritu, me rehuso a llamarlo gato gordo)
Cuando llegó a manos de Bibi, Zarat era un gato obeso. Enorme, gordísimo.
Había estado más de tres meses echado, con unas férulas en las patas delanteras. La madre de Orlando simplemente se dedicó a alimentarlo, colocando el plato de comida cerca de él. Zarat sólo se arrastraba al plato y consumía. El sedentarismo impuesto causó estragos en su peso.
Llegó a nuestra casa e inmediatamente se escondió debajo de un enorme ropero. Estuvo ahí como tres días seguidos. Cuando le hablábamos, emitía el maullido más dulce que pudieran ustedes imaginar. Era una bestia noble. No mataría ni a una mosca.
Pero roncaba. Lo más seguro es que tenía que ver con su peso. Y cuando se recostaba en la orilla de los sillones (muy propio él) podías ver las carnes fofas colgando a los lados. Pero no podías decirle nada al respecto. Él sabía por lo que estaba pasando.
No se compusieron mucho las cosas, sobre todo porque a mí me gustaba alimentarlo con el mismo vigor con el que yo no lo hacía para mí. Una vez por semana, y a partir de un gusto obsesivo que Zarat demostraba, vertía un huevo en su plato de Cat Chow. Ver a Zarat seguirte con el huevo mientras ibas a partirlo era como ver a un adicto a la sustancia. Como era tan divertido ver su desplante de heroinómano, decidí darle dos huevos por semana. Claro, eso terminó después de un tiempo.
Lánguido el recuerdo de su presencia a las dos de la mañana, cuando las luces del auto llegaban a la casa, y lo veías firme entre las balaustradas de la casa. A veces, como un guardián de su propio imperio (cuestión muy gatuna) en una orilla del techo de la casa.
Pocas veces encontrabas golpes o rasguños en él. Cuando los encontrabas, creánme que la sensación era personalísima. Sabías que el estado de su corazón era triste. Sopesabas con él los acontecimientos que lo llevaron a cargas con esas heridas. Luego todo pasaba, y lo veías en su sitio favorito: debajo de las luces tenues de las flores de la buganvilla en la esquina de la casa.
Una vez, cuando tuvimos la visita de un grupo de gatitos, tuve que decirle a Zarat que no era muy conveniente meterse toda la cabeza de uno de los gatitos en su boca. Él me vio con cara de "estoy jugando". Sacó la cabeza de su boca y salió corriendo, como pudo, ya que no corría muy rápido que digamos.
Cuando brincaba para trepar la pared, podía escucharse un quejido, como que le pesaba cargar con tanto peso. Así son los quejidos de la vida. Como los de Zarat.
Puedo estar horas hablando sobre él.
Descansa en paz, Zarat.
6.10.05
Buen ensayo. Transcribo los últimos dos párrafos.
Stripped of aura, of mystery, of distance, we are known today as mapped elements in a database. Surveilled, recorded, and marked, we are becoming the function of our components -- our decoded genes, the number of hits (hourly, daily, monthly) on our websites, our on-line purchasing histories. It is perhaps ironic that it is in the very forms of authorship that post-humanist critics strove to erase that we find our best chance of theorizing -- and resisting -- our own disappearance. Donna Haraway's ironic prediction -- "By the late twentieth century, our time, a mythic time, we are all chimeras, theorized and fabricated hybrids of machine and organism; in short, we are cyborgs" [14] -- has assumed the shape of everyday social reality. Is it any surprise that for every technological advancement that renders a more perfect, flawless reality -- whether it be classical Hollywood's invisible style, or new film stocks and lenses that offer a cleaner and sharper image, or the hyperrealism of high definition, or the clean, hiss-less ring of the digital code -- is it any surprise that these are always accompanied by countermeasures that preserve and introduce errors, mistakes, degradations of the pristine image? Whether it be Italian neorealism, or ~cinema verite~, or experimental films by the likes of Stan Brakhage, or the rough, "amateur" look of the Dogma 95 films, or even the blurred, miniature movies of web cinema -- all these serve as an antidote to the very forms of perfection that we seek. The author is stronger than ever today because she reminds us of an identity memorable for its utter failures. And to be reminded of our failures is to be reminded that we are human.
Perhaps it was easy to dismiss the Author when there was so little at stake. But now, as we approach the time when it will be possible to lift the veil on our very own codes, we find that it is precisely in human authorship -- with its mistakes, its errors, its slippages, its ambiguities, its reversals and contradictions, its irrationalities, its surprises -- where we can reassert ourselves against the very destruction that once, because it was myth, we so eagerly desired.
5.10.05
Primera de una serie de cut ups, elaborados a partir de los encabezados del "yahoo news"
Conservatives split Clowns retake the nickel poor. Orleans announces New towns. Supreme GIs seek for anxiety Bush. New U.S. Conservatives a western study of trade. Mayor revisited and assisted for food. Iraq suicide. Layoffs. New ease layoffs. U.S. features Bush, seeks to Mayor in a cheerful Venezuelan trade GIs junk young patients Supreme.
4.10.05
Beckettiana
Primero, la explicación. El teclado de mi laptop (extensión de mis brazos, responsable de nuevos ritmos prosísticos y no menores desplantes de niño frente a la pantalla) tiene un pequeño "glitch". La tecla de la letra "o" se desprendió de los ganchos que la sostienen. . .digamos que suspendida entre la base del teclado y el botón que acciona la impresión de la imagen de la letra en la pantalla, sistema --imagino-- configurado por algún ingeniero, quien advirtió la búsqueda del usuario por un teclado que fuera noble con los movimientos de los dedos, que mezclara la sensación agradable del golpe del teclado de una máquina de escribir, con la sensación de ligereza que proporciona la producción de texto con la mnemotecnia digital.
Y el problema es que todo el proceso manual de escritura se circunscribe, de ahora en adelante (ay! a mí que tanto me gusta darle vueltas al asunto!, pasión histérica por los enunciados largos, producto de la rapidez que otorgan los teclados de computadora) al modo como tecleo la o. Puedo advertir que, de cada cinco "os" que ven ustedes en este texto, tres de ellas son el resultado de una concienzuda observación de la tecla antes de ser tecleada. Es un poco irritante, porque ahora, estoy hiperconciente de la cantidad de "os" que se escriben en un enunciado, y cada que eso sucede, tiendo a suprimirla. No quiero hacerlo, como podrán notar (de estas últimas cuatro "os", tres de ellas me causaron problemas: el teclado se desprendió, tengo que regresar a la tecla, apretarla delicadamente con el dedo anular de la mano derecha, para que vuelva a engancharse en su sistema amortiguador de golpe), pero por otro lado, estoy conciente de los estragos que puede causar esta pequeña reconformación de la manualidad al momento de escribir. Puede ir desde una breve atrofia del hombro derecho hasta una irrupción al ritmo de prosa que practico desde hace buen rato.
Y aparte, tengo que terminar mi tesis.
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