"Desde que comencé a escribir,
siempre tuve solamente una ventana abierta mientras escribo. Esa única ventana
siempre ha sido una hoja de papel en una libreta. Sigo escribiendo a mano, de
modo que sigo escribiendo con una sola ventana abierta. Ese pedazo de papel es
mi ventana, mi única pantalla hacia el mundo. (¿Cuántas ventanas están abiertas
en la pantalla de tu computadora mientras lees esto? ¿Más de una? Siempre y
cuando el capital te mantenga lo suficientemente distraído como para no darte
cuenta que estás distraído, los nefastos siguen ganando y tú vives la vida de
ellos, no la tuya.) Tener solamente esta ventana abierta permite a un artista
no sólo a enfocarse y concentrarse sino también contemplar lo que están creando
y, lo que es más importante, permite al artista ver, atender la escena
explorada, prestar atención de una manera física y visceral. (Existe una
diferencia importante entre ver algo y ver dentro de ello, entre ver un
personaje y ver dentro de un personaje. Recordemos que ver sí quiere decir
olvidar el nombre de la cosa vista.) Los artistas necesitan cultivar la
soledad, acallar el ruido que los extrae de la posibilidad de ver. Los artistas
necesitan dedicarle tiempo de sus vidas a la incertidumbre. Esto requiere de valentía por parte del artista.
Pensar y crear arte exige incertidumbre.
Todo mundo se apresura en citar
al viejo Sam cuando dijo: “Ever tried. Ever failed. No matter. Try again. Fail again. Fail
better.” Piensa en las horas de cada día, los días de cada semana, las semanas
de cada mes, los meses de cada año, los años de tu vida a los que debes dedicar
esta práctica de fracasos para que tu fracaso te lleve a alguna parte. Y no hay
garantía de que todos estos fracasos te llevarán a alguna parte. De modo que
necesitas amar el goce del proceso de ver y atravesar con tu pensamiento el
mundo. Porque si amas profundamente este proceso siempre hay una recompensa, el
goce de ver, en cada fracaso, pero si sólo lo haces para ser reconocido, si tu
goce depende del reconocimiento y aceptación de los otros, pues, entonces…creo
que es mejor que hagas otra cosa.
Pero incluso el simple acto de
citar a Beckett es problemático. Miren la proliferación de citas concisas
usadas como tu “estado.” (Y todos los que me conocen en realidad sabe que yo
jamás uso la palabra “conciso” en un enunciado a menos que esté enojado por
algo. ¡Soy del oeste de Pennsylvania, por Dios!) Apuesto que hay una página de
internet con citas jugosas para que la gente no tenga que leer el libro entero
para descubrir algo en su interior que los invoque; la gente sólo necesita
depender de las citas que otras personas han encontrado para ellos, de manera
que puedan vivir sus vidas bajo el cobertor de las citas encontradas por otros.
(Otra manera de dar tu vida a otros, en vez de tomar responsabilidad de vivir
tu vida, de crear tu vida, explorando el mundo a tu alrededor. Ahora, si la
cita te llevó a leer el libro de donde se extrajo, entonces la cita, por más
sucinta que sea, no era tan concisa después de todo.)
La cita de Beckett, por
ejemplo, está seria y descuidadamente sacada de contexto. Y la mayoría de la
gente que citan este trozo “jugoso” de sabiduría de Beckett no han leído el
libro donde se encuentra. ¿Cómo es posible citar algo sin haber dedicado el
tiempo a leer el libro? ¿Cómo sabes siquiera de qué trata el pasaje? ¿Cómo sabes si en realidad la cita está ahí? ¿O en
cualquier parte? ¿Sabes qué tanta escritura tuvo que hacer Beckett para
encontrar la manera de pensar esa idea? ¿Has vivido el goce de leer la
totalidad de la narrativa que Beckett escribió y que lo llevó a ese momento en
el libro? No tienes mi permiso ni tienes el permiso de Sam de citar algo hasta
que hayas leído el libro entero. En serio, Beckett nos dijo esto a Federman y a
mí en su lecho de muerte. Incluso lo dijo en inglés, de manera que Federman no
llegase a hacer una de esas historias extravagantes sobre lo que dijo Beckett. Esto importa. (El fracaso exige una disciplina
atenta, no una metida de pata casual.)
Leer la totalidad del libro –en
vez de depender de alguien más para descubrir algo importante que citar en vez
de ti, o depender (y confiar) en Google para hojear un libro en representación
tuya—es importante para un artista en muchos niveles. Regresemos un poco.
Pensar y/o crear arte exige incertidumbre. Ser incierto exige tiempo, un
compromise con el tiempo, una devoción al pensamiento. Las respuestas o los
montones de información (que algunas personas confunden con conocimiento) no
exigen tiempo; muchas veces, las respuestas/información solo requieren de
google y de una moderada habilidad con el teclado y luego la habilidad “profunda”
de cortar y pegar. Piensa en Google como la ventanilla de Drive-Thru de un restaurante de comida rápida. (Y uso las palabras
comida y restaurante en el enunciado que precede sólo de una manera
baudrillardiana, tan vacía como el vacío puede ser.) Lo que se pierde en esa
manera de pensamiento o de estar en el mundo es la experiencia de la mente
pensando a través del lenguaje hacia la incertidumbre. Nunca es sólo lo que los
filósofos tengan que decir sino cómo los filósofos se desenvuelven en torno a
la esperanza de entender y de producir pensamiento. No definen ideas, exploran
ideas. El movimiento hacia el momento de ser importa. La incertidumbre exige
tiempo, exige paciencia. Como lectores, necesitamos experimentar la
complejidad.
Una vez, hace años, me conduje
hasta el sótano del departamento de inglés de SUNY-B [State University of New
York-Buffalo], la guarida de John, para una conferencia con Gardner. Él se
encontraba aporreando una máquina de escribir manual. Le pregunté por qué no
estaba usando una eléctrica. Me preguntó que si estaba loco. Dijo que una
máquina eléctrica apresuraría su escritura demasiado. Correría el riesgo de
hacer que la escritura fuera descuidada, de modo que probablemente podrías
escribir sin pensar mucho en el enunciado, en la palabra. Entonces dijo, “Tú no
usas una máquina eléctrica, ¿verdad, Doug?” Yo le respondí, “Hell no, John. Hell
no.” Aun recuerdo ver esa página de máquina de escribir en la máquina de John. Ahora,
imaginen si John tuviera 5 páginas de papel, 5 ventanas, en su máquina manual
(como quizá algunos de ustedes tengan 5 ventanas abiertas en sus computadoras.)
¿Cómo podría él ver las 5 ventanas? ¿Cómo podría concentrarse en las 5
ventanas? ¿Cómo podría uno evitar ser distraído por las 5 ventanas? Ahora, yo
sé que muchos dirán que, ustedes, a diferencia de tantos de aquellos artistas
muertos que tuvieron que y sólo podían concentrarse en una cosa al mismo
tiempo, pueden hacer múltiples tareas … hablaré un poco sobre esto después…
Porque yo solamente tuve esta
ventana abierta mientras trabajaba en ello y anteriormente en Twilight of God, y perdí la oportunidad
de ir a Stuttgart y cenar con Sybille, Asumi, Youki, Marianthi y Pe. Sybille me
envió un correo electrónico pero sólo tenía esta ventana abierta, de modo que recibí
su correo demasiado tarde como para reunirme con ellos. No tengo celular aquí
en Alemania, y dejo el teléfono en el estudio apagado cuando estoy trabajando,
de modo que sólo puedo ser contactado por correo electrónico o tocando a mi puerta,
y ellos irían para allá desde la biblioteca de modo que me enviaron un correo. Estoy
triste. Me hubiera gustado reunirme con ellos y seguir con mi conversación boscosa
con Asumi la noche anterior, sobre la simplicidad y el feng shui pero eso tendrá
que esperar hasta mañana quizás. Sorprendentemente, el mundo no se acabó porque
no leí ese correo. Lo que sí es que pude terminar otro capítulo de la nueva novela
y no me distraje mientras lo hacía.
Y entonces, ¿cuántas ventanas
sigues teniendo abiertas en tu computadora mientras lees esto?"
Doug Rice