después de las batallas, después de la angustia, después del amor, después de la vida, después de las ansias, después de las despedidas, después del desencanto, después de la desgracia, después de las canas, después del tiempo, después del desamor, después de las arrugas en las cortezas de árboles, después de la furia, después de las agallas, después de las tragedias, después de la muerte, después de los aspavientos, después del susurro de los vientos, después de las ropas desgarradas, después de la guerra, después de la contaminación, después del espectáculo, después de lo sublime, después de las pilas y pilas de basura, después de los imaginarios, después de los sueños derrotados, después del sexo, después del capitalismo, después de la represión, después de la risa, después de la náusea, después del resplandor de los días soleados, después de los aromas que devuelven la infancia, después de la lucha, después de la desigualdad, después de la pobreza, después del espíritu, después de la injusticia, después de la impunidad, después de los dilemas existenciales jamás resueltos, después de todo, después de todo este ruido, lo único que nos queda, son las historias.
18.9.13
10.9.13
No se puede
No se puede nadar en el aire,
no se puede caminar encima del agua; no se puede volar sin artefacto, no se
puede conducir un auto a ciegas, no se puede oprimir un botón sin esperar una
suerte de bomba en el orden de la realidad, no se puede besar sin imaginar una
cachetada o la reciprocidad, no se puede abrochar las agujetas del zapato ajeno
sin un grado de intimidad desconcertante, no se puede hablar sin esperar que el
receptor se quede callado, no podemos cerrar los ojos sin detenernos a ver lo
que resguarda nuestro interior, no podemos subir una colina sin esperar que el
aire allá arriba tenga un sabor desconocido, no puedes abrir una puerta que te
conduzca a una experiencia inconsecuente, no puedes escribir sin dejar dicho lo
que nunca realmente quisiste decir, no puedes imaginar más allá de lo que
posibilita el lenguaje o la memoria reprimida, no puedes cerrar capítulos sin
antes vivir en carne propia las vicisitudes del tiempo, no puedes pensar en el
espacio exterior sin pensar en Odisea 2001, no puedes ponerte calcetines sin
regresar a un periodo de tu infancia, no puedes descansar sin perderte de algo,
no puedes caminar sin mascar ese chicle mental que se queda pegado en el
trayecto recorrido, no puedes bailar sin la conciencia de un cuerpo siempre incómodo,
no se puede despegar sin sentir nostalgia por la superficie que te sostuvo, no
se puede acudir a la memoria sin una razón particular, no se puede nombrar lo
innombrable sin antes fruncir el ceño, no se puede comer una galleta sin pensar
en posibles abuelas ausentes, no se puede oler un pañuelo ajeno sin imaginar un
relato o un virus impreso en la tela, no se puede estar enfermo dos veces
simultáneas de la misma enfermedad, no se puede trabajar sin sentir opresión o
el mínimo matiz de esperanza al mismo tiempo, no se puede pisar una alfombra de
tréboles sin imaginar posibles pérdidas de fortuna, no se puede andar por el
mundo sin una chaqueta que te recuerde a tu primer amor o a tu último quebranto
emocional, no se puede hacer el amor sin dejar que se suelte el animal cuyo
nombre sólo se grita en medio del éxtasis, no se puede tocar el fuego sin
devolver tu recuerdo a una edad primigenia de la humanidad, no se puede orinar
sin sentir que estás llenando un vaso sin fondo, no se puede abrir los ojos y
esperar que alguien no intente poner su dedo en tu frente, no se puede fingir que estamos sumergidos en
el agua, no se puede arrastrar las imágenes de un sueño durante toda tu vida,
no se puede abrazar al aire ni asfixiar el agua ni calentar el fuego, no se puede
andar en bicicleta con los ojos cerrados, no se puede encender un fósforo con
el párpado izquierdo, no se puede tomar un vaso de arena sin usar las manos y
el asco, no se puede encontrar lo perdido, no se puede mantener la mirada en
alto cuando el mundo u otros hombres nos oprimen, no se puede mirar la luna sin
sentirse una peca en el pulgar displicente del universo.
3.9.13
Inventos peligrosos
para un mundo en ruinas.
1. El gratificador permanente.
Producirá una sonrisa beata, perfecta y perpetua en el rostro de todos los usuarios. Dejará de sentir la angustia de que sus experiencias tengan un ímpetu de gratificación no mayor de hora y media.
2. El corrector de huellas criminales.
No más rastros de la masacre. Aplique el corrector en el área afectada (esto es, donde yace un cuerpo sin vida) y listo: todo rastro desaparece.
3. El identificador de llamadas de nuestras voces internas.
Armonice la conversación entre los integrantes de sus principales impulsos provenientes de la psique, con este dispositivo mágico. Sólo tiene que colocarlo enseguida del tambor de su oído izquierdo y listo, podrá conversar eternamente con esos demonios que lo atormentan en las noches silenciosas.
4. El abrumador de señoras.
El más efectivo remedio para agudizar los escándalos en las comunidades, el abrumador es un chip que se instala en las columnas vertebrales de señoras mayores de 50 años, que arroja señales de alerta (o "descargas eléctrico-neuronales") que permiten a las mujeres escandalizarse por las situaciones, personas y incidentes más banales. Digno para incitar cualquier manifestación pública.
5. El disertador.
Acompañe a sus contactos en esas largas y tediosas discusiones "filosóficas", con esta aplicación traductora de argumentaciones lógicas que le permitirán ganar cualquier debate, siempre y cuando se mantenga una fiel convicción de que usted no cree en absolutamente nada.
6. El jabón quitamanchas genéticas.
¿Cansado de su herencia? ¿Angustiado por la heredad de su progenie? Este jabón se dedica a eliminar toda mancha en el orden genético que la naturaleza puso a su disposición. Linajes traumáticos, descendencias alcohólicas o una sucesión histórica de abusos físicos y mentales pueden ser eliminados desde la primera aplicación.
Pronto regresaremos con más ofertas.
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